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07 mayo 2021

Grandes ideas para un mundo más sostenible

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En 1896 el físico-químico sueco Svante Arrhenius alertaba de un aumento en el efecto invernadero de la Tierra debido a las emisiones de CO2 causadas por el ser humano, sobre todo por la quema de combustibles fósiles; era una visión enormemente adelantada a su tiempo. Fue a partir de 1958 cuando las mediciones atmosféricas de este gas tomadas por el geoquímico estadounidense Charles David Keeling en el observatorio de Mauna Loa confirmaban lo predicho más de medio siglo antes por Arrhenius. Y sin embargo, resulta llamativo que para una parte del gran público la preocupación por el cambio climático y la sostenibilidad medioambiental sea algo relativamente reciente: según la encuesta anual en EEUU del Yale Program on Climate Change Communication, en 2018 por primera vez más del 60% de los encuestados reconocieron que el cambio climático está causado sobre todo por los humanos, y menos del 25% seguían creyendo que es un fenómeno natural.

BBVA-OpenMind-Yanes-Grandes ideas para un mundo más sostenible-2-La mayor concienciación sobre la crisis ambiental no significa necesariamente un mayor paso a la acción. Fuente: Pxfuel
La mayor concienciación sobre la crisis ambiental no significa necesariamente un mayor paso a la acción. Fuente: Pxfuel

En esta resistencia de una proporción del público a aceptar la realidad del cambio climático antropogénico sin duda ha pesado la confusión provocada por las ideas y teorías negacionistas difundidas por ciertos sectores a lo largo de los años. Pero este desplazamiento, por fin mayoritario, hacia la concienciación sobre la crisis ambiental más grave de nuestro tiempo tampoco significa necesariamente un mayor paso a la acción; como escribían los sociólogos medioambientales Robert Brulle y Kari Norgaard, el cambio climático se ha convertido para muchas personas en un “trauma cultural” que conduce a una “inercia social”. La movilización y el compromiso de las personas chocan con la sensación de impotencia ante la abrumadora magnitud del problema, lo que puede inducir al pesimismo y a la inacción.

Por ello, es preciso insistir en cómo los cambios sociales que puedan llevar a un ansiado futuro de cero emisiones y neutralidad de carbono dependen, en primer lugar, de la acción individual y a pequeña escala. En esta serie repasaremos las realidades y los mitos sobre las acciones por la sostenibilidad ambiental y contra el cambio climático que tienen un gran impacto a nivel internacional y global, pero que están fuertemente conectadas con la vida cotidiana y las opciones responsables de cada uno de los ciudadanos desde la esfera de su propia experiencia. Todo ello desde el prisma crítico del conocimiento científico actual, que analiza rigurosamente las distintas propuestas para distinguir la acción eficaz de lo que puede ser un mero voluntarismo bien intencionado pero de escaso impacto o viabilidad; o incluso, en ocasiones, un mero greenwashing o marketing verde para mejorar la imagen corporativa.

La transición energética

Así, repasaremos los objetivos de neutralidad de carbono y su viabilidad. ¿Es posible alcanzar un balance neto de cero emisiones, combinando la reducción del CO2 expulsado a la atmósfera con la captura de carbono? La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha insistido recientemente en la necesidad de coaligar a los países con vistas al objetivo de la neutralidad de carbono en 2050 como “la misión más urgente del mundo”. La Unión Europea y más de 110 países, incluyendo a EEUU, se han comprometido a esta meta, e incluso China ha abogado por alcanzarla antes de 2060. En total y según la ONU, se han sumado los estados causantes de más del 65% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y que representan más del 70% de la economía mundial. Y sin embargo, al mismo tiempo la propia ONU alerta de que los principales indicadores climáticos están empeorando. ¿En qué cambiarán el mundo y la vida de los ciudadanos, o en qué deberían cambiar para lograr este ambicioso objetivo? ¿Es la neutralidad de carbono una utopía imposible?

BBVA-OpenMind-Yanes-Grandes ideas para un mundo más sostenible-3-El precio aún elevado de los modelos eléctricos e híbridos amenaza con dejar el vehículo privado solo al alcance de los más pudientes. Crédito: US. Dept of Defense
El precio aún elevado de los modelos eléctricos e híbridos amenaza con dejar el vehículo privado solo al alcance de los más pudientes. Crédito: US. Dept of Defense

Uno de los aspectos clave en este camino a recorrer es la transición energética. Aunque llevamos años oyendo hablar del fin del petróleo, solo recientemente incluso los grandes productores del oro negro han comenzado a reconocer que tal vez, y con la pandemia de COVID-19 como gran punto de inflexión, ya hayamos dejado atrás el pico de crecimiento de la demanda de combustibles fósiles. Pero junto al gran movimiento de las naciones y las políticas hacia las fuentes renovables de energías limpias, y las innovaciones tecnológicas que buscan promover su mayor sostenibilidad, existen numerosas implicaciones de esta transición en la vida del ciudadano común: ¿cómo calentaremos y enfriaremos nuestros hogares por medio de tecnologías más respetuosas con el medio ambiente? ¿Veremos una transición energética universal que no penalice a las economías más modestas?

Otro ejemplo de los riesgos de crear o agrandar brechas económicas lo encontramos en una necesidad básica como es el transporte. La urgencia climática ha acelerado la reinvención del automóvil, nacido del boom del petróleo. Pero a pesar de la creciente penetración de la movilidad sostenible, el precio aún relativamente elevado de los modelos eléctricos e híbridos amenaza con dejar el vehículo privado solo al alcance de los más pudientes, como lo fue en sus inicios. Otro tanto ocurre con el transporte aéreo: si las tarifas aéreas se encarecen debido a las emisiones de la aviación comercial, ¿se convertirán los vuelos en un lujo para unos pocos? Y en cualquier caso, ¿nos exigirá la conciencia ambiental reducir esta opción de viaje? 

El impacto de los hábitos de consumo

Pero son aún más numerosas las ramificaciones para el ciudadano de a pie de este cambio hacia un modelo de sociedad más sostenible. Los hábitos de consumo tienen un enorme impacto en la actividad económica e industrial, y por lo tanto también en las emisiones de GEI. Los expertos insisten en que un gesto tan sencillo como nuestra elección en los lineales del supermercado puede aportar un gran impulso a la reducción de emisiones, favoreciendo los alimentos vegetales y de bajo impacto ambiental; aunque también advierten de que no todo lo etiquetado como “orgánico” o “ecológico” es siempre más sostenible.

BBVA-OpenMind-Yanes-Grandes ideas para un mundo más sostenible-4-Nuestra elección en los supermercados puede impulsar la reducción de emisiones, favoreciendo los alimentos vegetales y de bajo impacto ambiental. Crédito: wissenschaftsjahr
Nuestra elección en los supermercados puede impulsar la reducción de emisiones, favoreciendo los alimentos vegetales y de bajo impacto ambiental. Crédito: wissenschaftsjahr

Por otra parte, el futuro fin del petróleo acabaría con la materia prima del plástico, un material omnipresente en nuestras vidas. La pandemia ha supuesto un escollo en el camino hacia la reducción en el consumo de plásticos, debido a una mayor utilización de materiales desechables y envases de un solo uso; la caída de los precios del petróleo hizo que a la industria le resultara más rentable producir nuevos plásticos que reciclar los ya existentes, lo que también ha asestado un duro golpe al crecimiento de las economías circulares. Aunque hoy aún es difícil plantear una vida sin plástico, este es uno más de los motivos por los que la separación de los residuos y el reciclaje son una potente vía hacia un planeta más sostenible, frente a la publicidad negativa que a veces reciben estas iniciativas.

Pese a todo lo anterior, también los expertos nos previenen de que no basta con consumir verde, sino que también en la moderación de nuestro consumo está la transformación a un modelo más ecológico. En especial, el desplazamiento de algunos de nuestros hábitos hacia los entornos digitales puede producir la impresión de que esto supone siempre una ganancia neta en cuanto al recorte de emisiones. Sin embargo, muchos ignoran que también las tecnologías digitales tienen una considerable huella de carbono cuyo crecimiento se pronostica meteórico para las próximas décadas. En suma, el camino hacia la viabilidad medioambiental de nuestra sociedad es enormemente complejo, y a veces incluso no siempre coincidente con lo que nos dicta la intuición; en el conocimiento basado en la ciencia y en las voces relevantes están las claves para reconocer las grandes ideas que nos acerquen a un mundo más sostenible.

Javier Yanes

@yanes68

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