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10 marzo 2020

Ciudades del futuro: tecnología de ciencia ficción y cero emisiones

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Tal y como sostiene Naciones Unidas, “el cambio climático supone un nuevo desafío para el urbanismo”. La sociedad de la Tierra del año 2050 será principalmente urbana, pues hasta un 68% del total de la población vivirá en grandes ciudades. 9.700 millones de personas habitarán nuestro planeta para entonces, según la misma organización, y lo harán en megaciudades que, en muchos casos están todavía por construirse, ya que el aumento de la población vendrá principalmente de África (hasta 4.400 millones de personas) y Asia (4.900), según estima el Banco Mundial. Como ejemplo más inmediato de la velocidad de esta redistribución de población, para 2027 se espera que la India supere a China como el país más poblado del mundo.

El crecimiento masivo de las ciudades amenaza la sostenibilidad y también la calidad de vida de las personas que vivirán en grandes áreas urbanas, ya que un crecimiento no planificado puede desembocar en inestabilidad social y mermar así la capacidad económica de las urbes. Frente a este escenario, investigadores de la Universidad de Nottingham reclaman en un estudio un nuevo modelo de sostenibilidad que permita el ahorro de energía, la reducción del consumo y la protección del medioambiente, al tiempo que se mejora la calidad de vida de los ciudadanos del futuro.

Tokio es actualmente la ciudad más poblada del mundo con 36 millones de habitantes, aunque se espera que su población se reduzca. Imagen: Unsplash

Para Saffa Riffat, Richard Powell y Devrim Aydin, las ciudades futuras deben ser un entorno diverso que sincronice actividades económicas y convivencia de las comunidades. En un artículo publicado en la revista Future Cities and Environment , los investigadores recogen algunas de las iniciativas más disruptivas para fomentar  la sostenibilidad urbana, con varios ejemplos pioneros que ya están marcando el camino hacia el que se dirigen los edificios del futuro.

Un edificio con cero residuos que puede exportar energía

Imagen: el parque CIC-ZCP, donde se encuentra el edificio ZCB, un complejo que se autoabastece y además es una infraestructura cero emisiones. Imagen: CIC-ZCP.

El edificio Zero Carbon Building (ZCB) de Hong Kong es un ejemplo de iniciativa pionera sostenible. Ubicado en el corazón del distrito financiero de la ciudad (Kowloon Bay), cuenta con una superficie de más de 14.000 metros cuadrados distribuidos en un edificio de carbono cero y un área ajardinada que lo rodea, imprescindible para conseguir el objetivo de las cero emisiones. Juntos, y entendidos como un todo, estos dos espacios conforman el CIC-ZCP, el primer parque Cero Carbono de Hong Kong que utiliza únicamente energía  renovable mediante paneles fotovoltaicos y biocombustible hecho de aceite de cocina residual. Además, el CIC-ZCP incluso exporta energía excedente para compensar el carbono heredado de  su proceso de construcción y de los materiales estructurales con los que está hecho.

Un plan todavía más ambicioso es Masdar City en Abu Dhabi (Emiratos Árabes Unidos), un proyecto para crear la primera ciudad sostenible con cero residuos del mundo. Pensada para acoger a 40.000 residentes, también está concebida como un centro de conocimiento para académicos, investigadores y empresas enfocadas al desarrollo de tecnología sostenible.

Su funcionamiento combina el  diseño pasivo y las tecnologías inteligentes para crear un entorno urbano que pueda acomodar a una población densa siendo a la vez más eficiente que las ciudades tradicionales. La demanda de agua y energía de los edificios de la ciudad, por ejemplo, es un 40% menor que la de un edificio promedio en Abu Dhabi, según informa la página web del proyecto.

El océano: ¿el gran aliado de las ciudades del futuro?

Además de optimizar el consumo y contribuir a la conservación de medioambiente, otro de los factores que obliga a repensar la ciudad del futuro es que las grandes concentraciones urbanas estarán en primera línea frente a desastres naturales derivados del cambio climático, como el aumento del nivel del mar, la sequía o los huracanes. Por ello, la directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos, Maimunah Mohd Sharif,  defiende que las ciudades “tendrán que seguir impulsando la innovación de forma pionera” tal y como prevé la Agenda de Desarrollo Sostenible de 2030 de la ONU.

Proyecto de ciudad propuesto por la compañía Oceanix, compuesta por estructuras hexagonales flotantes y preparada para soportar huracanes de categoría 5 / imagen: OCEANIX

Para protegernos de los desastres naturales, el océano se ha convertido en el foco de diversas líneas de investigación. ¿Cómo podrá el ser humano defenderse de una masa de agua que ocupa el 70% de la superficie terrestre? Para arquitectos, científicos y urbanistas, ha llegado el momento de “tirarse a la piscina”  y hacer del océano nuestro gran aliado. La idea de que las ciudades del futuro se conciban como “anfibias”, es decir, capaces de sobreponerse a las inundaciones interactuando con el agua, o bien directamente se planteen como flotantes, ya no es una cuestión de ciencia ficción.

Trasladar la civilización al océano y entenderlo como una fuente de ventajas para la supervivencia y el desarrollo urbano es una nueva vía hacia la sostenibilidad que se ha debatido ya en la primera Mesa Redonda sobre Ciudades Flotantes Sostenibles de la ONU en 2019. Aprovechar la fuerza de las olas para producir energía, permitir el desplazamiento de las ciudades hacia zonas con mejor clima de forma estacional o producir alimentos aprovechando las ventajas del entorno marino serían algunas de las vías de investigación que están sentando las bases de futuros proyectos de ciudades en el océano. 

Un ejemplo es la ciudad propuesta por la compañía Oceanix, que construye estructuras flotantes y que propone junto al arquitecto Bjarke Ingels un asentamiento flotante compuesto por estructuras hexagonales preparado para sobreponerse a tsunamis y huracanes. Esta ciudad tendría capacidad de generar su propia energía y agua dulce y los cultivos oceánicos, es decir, alimentos cultivados bajo el agua, permitirían además el autoabastecimiento de esta ciudad flotante. Tecnologías como los coches sin conductor o los aviones no tripulados también se prevén como actores fundamentales en este entorno. 

Dory Gascueña para OpenMind

@dorygascu

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