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16 abril 2021

Cómo practicar un teletrabajo online más sostenible

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La pandemia de COVID-19 ha abierto una herida tan profunda en la humanidad que prácticamente no existe un aspecto de nuestra vida que no se haya visto afectado. Tampoco nuestra casa común está exenta de los efectos de esta lacra: aunque aún es pronto para conocer cuál será el impacto de la pandemia sobre el medio ambiente y el cambio climático a largo plazo, al menos la tragedia de la COVID-19 puede haber impulsado algunas transformaciones necesarias. Por ejemplo, la extensión del teletrabajo redunda en una disminución de los desplazamientos y viajes de trabajo que puede recortar las emisiones debidas al transporte. Pero también en este caso hay letra pequeña: no todo son ganancias. La COVID-19 ha aumentado el uso de internet en un 20% en muchos países, lo que en 2021 podría aumentar la huella global de carbono en 34,3 millones de toneladas de CO2. Y es que el trabajo en remoto online impone sus propias huellas ambientales, que sin embargo podemos reducir ejerciéndolo de un modo más sostenible.

“Sobriedad digital”

El hecho de que nuestros ordenadores, teléfonos móviles y otros dispositivos no lleven adosado un tubo de escape puede crearnos la impresión de que su impacto ambiental es nulo. Pero no es así: la energía que consumimos en nuestros hogares para enchufarlos y recargarlos, la que consumen los grandes centros de datos, servidores e infraestructuras que mantienen la red operativa para nuestras conexiones online, junto con los procesos de extracción de materias primas —incluyendo la demanda creciente de las llamadas tierras raras— y la fabricación de los propios aparatos, su transporte, distribución, etcétera, todo ello suma una considerable huella ambiental.

BBVA-OpenMind-Yanes-Cómo practicar un teletrabajo online más sostenible-2-De 2013 a 2019, la contribución de las tecnologías digitales a las emisiones globales de gases de efecto invernadero ha aumentado un 50%. Fuente: Ph
De 2013 a 2019, la contribución de las tecnologías digitales a las emisiones globales de gases de efecto invernadero ha aumentado un 50%. Fuente: Ph

Evidentemente, hoy no podríamos vivir sin las tecnologías digitales, que se han convertido tanto en herramientas de intenso uso cotidiano como en motores esenciales del desarrollo económico y social. Pero según advierte el observatorio francés de transición energética The Shift Project (TSP) en un informe de 2019, “la tendencia de sobreconsumo digital no es sostenible en sus necesidades energéticas y de materias primas”. Esta organización estima que de 2013 a 2019 la contribución de las tecnologías digitales a las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI) ha aumentado del 2,5 al 3,7%, un 50% más. Un estudio de la Universidad McMaster de Canadá estimaba que para 2040 representarán el 14%, un porcentaje equivalente a la contribución actual de las emisiones directas del transporte, según el cálculo del Panel Intergubernamental de Cambio Climático de la ONU (IPCC).

Ante estos alarmantes datos, TSP propone una actitud de “sobriedad digital”, consistente en “comprar los equipos menos potentes que sea posible, en cambiarlos lo menos a menudo que sea posible, y en reducir el uso innecesario intensivo en energía”. Es decir, utilizar la tecnología y explotar sus ventajas, pero hacerlo de forma más racional y ajustada a las necesidades reales. Este enfoque tiene aplicación también de cara al teletrabajo, ya que según TSP es además una fuente de eficiencia para las empresas.

Alargar la vida de los dispositivos

Una de las premisas de esta sobriedad digital es cambiar los dispositivos solo cuando sea estrictamente necesario. La carrera de los fabricantes de tecnología digital por lanzar continuamente nuevos modelos, sobre todo de smartphones, induce a muchos usuarios a desechar sus terminales cuando aún funcionan y son competentes para sus tareas. Estas renovaciones conllevan un gran coste ambiental: según TSP, fabricar un gramo de smartphone consume 80 veces más energía que fabricar un gramo de automóvil. La Universidad McMaster apunta que el 85% de las emisiones debidas a los teléfonos móviles se produce durante la fabricación, lo que equivale a 10 años de uso. Un estudio de la Oficina Medioambiental Europea estima que alargar la vida útil de los smartphones y otros dispositivos durante un año más —un europeo medio cambia de móvil cada tres años— ahorraría tantas emisiones anuales de GEI como retirar dos millones de coches de las carreteras, el equivalente al total del parque automovilístico de Dinamarca.

BBVA-OpenMind-Yanes-Cómo practicar un teletrabajo online más sostenible-4-Una de las premisas de esta sobriedad digital es cambiar los dispositivos solo cuando sea estrictamente necesario. Crédito: Simply Home Tips
Una de las premisas de esta sobriedad digital es cambiar los dispositivos solo cuando sea estrictamente necesario. Crédito: Simply Home Tips

Tampoco se puede confiar en que el adecuado reciclaje de los dispositivos desechados reduzca estas emisiones; según TSP, se ha instalado una preocupante tendencia en la que cada nueva generación de un determinado dispositivo (ponen como ejemplo el iPhone de Apple) tiene una huella de carbono mayor que la anterior. A ello se une que el reciclaje de los nuevos modelos consume también más energía para separar los metales a medida que aumentan la miniaturización y la complejidad del ensamblado de los componentes.

Racionalizar el uso

Aunque la mayor carga ambiental de los dispositivos esté en su fabricación, su uso añade también a su coste ecológico, debido al consumo de energía de los usuarios y de los proveedores de servicios online. Según la Universidad McMaster, los smartphones suponen la mayor contribución a las emisiones de GEI entre todos los dispositivos digitales, superando a los ordenadores de sobremesa, los portátiles y las pantallas. Sin embargo, TSP advierte de que el uso del smartphone supone un menor porcentaje de la energía total consumida en su ciclo de vida (6%) que el de un ordenador portátil (11%) o un televisor (33%).  

BBVA-OpenMind-Yanes-Cómo practicar un teletrabajo online más sostenible-3-Es recomendable utilizar un solo smartphone para fines personales y profesionales con doble tarjeta SIM, en lugar de dos aparatos diferentes. Fuente: Pixabay
Es recomendable utilizar un solo smartphone para fines personales y profesionales con doble tarjeta SIM, en lugar de dos aparatos diferentes. Fuente: Pixabay

En su libro How Bad are Bananas? The Carbon Footprint of Everything, el experto en huella de carbono Mike Berners-Lee (hermano del creador de la World Wide Web) calculaba que el uso de un móvil durante solo dos minutos cada día durante un año emite 47 kilos de CO2. La estimación de McMaster es que en 2020 los servicios de internet emitieron unas 764 megatoneladas equivalentes de CO2 (MtCO2e).

Con el fin de reducir el coste ambiental total de los dispositivos, en fabricación y uso, TSP recomienda una medida sencilla: utilizar un solo smartphone para fines personales y profesionales con doble tarjeta SIM, en lugar de dos aparatos diferentes. Aumentar la proporción de móviles con doble SIM del 20 al 70% reduciría en un 37% las emisiones de GEI.

Utilizar apps y opciones de menor consumo

A la hora de elegir las opciones de servicios y apps disponibles en el mercado, también podemos actuar de forma medioambientalmente más sostenible. Por ejemplo, para el trabajo colaborativo online TSP recomienda utilizar plataformas en la nube para compartir documentos, en lugar de enviarlos por email. Como caso de ejemplo, si cinco empleados trabajan en el mismo documento de 1 MB para producir cuatro versiones sucesivas, utilizar exclusivamente plataformas online ahorra un 81% de emisiones anuales de GEI respecto a emplear solo el correo electrónico.

BBVA-OpenMind-Yanes-Cómo practicar un teletrabajo online más sostenible-5-La visualización de vídeos online es una de las actividades digitales con mayor impacto ambiental. Fuente: PH
La visualización de vídeos online es una de las actividades digitales con mayor impacto ambiental. Fuente: PH

La visualización de vídeos online es una de las actividades digitales con mayor impacto ambiental. TSP calcula que su impacto energético es 1.500 veces mayor que el consumo de electricidad del propio smartphone; el gasto de energía de ver un vídeo de 10 minutos equivale a cinco horas escribiendo y enviando emails sin parar. Como es lógico, el impacto es mayor con el streaming en alta definición: ese mismo vídeo de 10 minutos consume tanto como un horno eléctrico de 2.000 vatios a plena potencia durante la mitad de tiempo.

Por ello, un reciente estudio elaborado por las universidades de Yale y Purdue, el Imperial College London y el Instituto Tecnológico de Massachusetts, que ha estimado el impacto de las actividades online en términos de huella de carbono, de agua y de uso de tierra, recomienda en la medida de lo posible visualizar los vídeos de los servicios de streaming en definición estándar para reducir la huella ambiental en un 86%. Este estudio aconseja también apagar la cámara durante las videoconferencias, lo que puede disminuir el impacto en un 96%. Según los investigadores, una hora de videoconferencia emite de 150 gramos a 1 kilo de CO2, consume de 2 a 12 litros de agua y equivale a un uso de tierra del tamaño de un iPad mini.

Javier Yanes

@yanes68

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