Elaborado por Materia para OpenMind Recomendado por Materia
4
Inicio ¿Para cuándo un premio a la película más sostenible?
24 enero 2020

¿Para cuándo un premio a la película más sostenible?

Tiempo estimado de lectura Tiempo 4 de lectura

Se acerca de nuevo el momento. Las alfombras rojas se llenan de todas las caras que hemos visto representar intensas historias de amor, de superación, de crítica feroz a nuestro modelo social. La industria del cine vuelve a vestirse de gala y todos están expectantes por conocer quiénes serán los ganadores y, por qué negarlo, por saber cuál será el punto crítico de la gala de este año. Y es que estas entregas de premios nunca están exentas de polémica, que casi siempre es social. Sin embargo, aún no hemos escuchado una autocrítica rotunda sobre el hecho de que el cine es arte y parte del cambio climático y la crisis ambiental en la que vivimos hoy en día. ¿Tocará este año dedicarle algunas palabras al Planeta?

Según el último informe de la MPAA (Motion Pictures Asociation of America) la producción audiovisual de cine y televisión recaudó casi 100.000 millones de dólares a nivel global. De hecho, sólo en Estados Unidos, se graban unas 700 películas y 500 series al año. Pues bien, este gran motor económico está asociado con transporte aéreo, náutico y por carretera de mercancías y personas; toneladas de residuos de alimentación y botellas de plástico procedentes de los catering que se montan y desmontan cada día de grabación; los megavatios de potencia necesarios para iluminar cada una de las escenas; grupos electrógenos que a día de hoy siguen funcionando con gasoil; cientos de metros cúbicos de madera para producir decorados de usar y tirar. El derroche es importante. Todos estos impactos generan en torno a 15 millones de toneladas de CO2 al año, que van directamente a la atmósfera y que contribuyen a acelerar el cambio climático y sus efectos negativos.

BBVA-OpenMind-Sandra Magro-industria del cine y sostenibilidad
La industria del cine genera en torno a 15 millones de toneladas de CO2 al año: trasporte, residuos de alimentación y plásticos de los catering, energía y material de decorados.

Frente a este incontestable impacto ambiental negativo, algunas grandes productoras como 21th Century Fox han definido un objetivo claro de reducción de emisiones y han propuesto diversas acciones en sus producciones para conseguirlo. Desde sistemas para la reducción del consumo de agua a través del riego por goteo, hasta la construcción de decorados con madera 100% FSC. Sony, por su parte, ha hecho un esfuerzo para reducir el 90% de sus residuos cerrando acuerdos con asociaciones en las localidades donde graban, para que recojan el excedente de comida. También tienen como objetivo crear contenidos para inducir comportamientos ambientalmente responsables.

También en España existen iniciativas orientadas a reducir los impactos del cine. En concreto, Promálaga (el organismo responsable de la promoción económica de la ciudad) es parte del proyecto Green Screen, desde el cual se ha desarrollado una calculadora de huella de carbono para las producciones audiovisuales. Además, organismos públicos, consultoras y algunas de las principales productoras del país han formado recientemente una Alianza para la Producción Audiovisual Sostenible. No obstante, estas acciones para hacer del cine una industria responsable con el medio ambiente siguen siendo una excepción.

Para convertir la industria del entretenimiento en una actividad más sostenible es necesario trasladar mecanismos de evaluación ambiental sistemáticos, bien conocidos y estandarizados en otros sectores. De esta manera nos aseguramos de que no se lleven a cabo sólo acciones puntuales sino que exista un rigor en la medición del impacto, en la planificación de acciones estratégicas de reducción y, en último término, unas acciones de compensación del impacto residual verdaderamente relevantes.

En la mayoría de los casos producir de manera sostenible tiene que ver con llevar puestas las gafas de la ecología mientras que se escribe el guion. Simplemente pensar en que la protagonista alivia sus tensiones diarias con una larga ducha al llegar a casa de noche o que, por contra, sale en su hora de comer a despejarse dando una carrera por un parque, son situaciones bien diferentes en términos de impacto ambiental. Solo escribiendo de manera más sostenible ya estamos reduciendo una buena parte de los efectos negativos de la película.

BBVA-OpenMind-Sandra Magro-industria del cine y sostenibilidad-gafas de la ecologia
Producir de manera sostenible, tiene que ver con llevar puestas las gafas de la ecología mientras que se escribe el guion.

En una segunda fase, la optimización del propio proceso de producción con estrategias de transporte más eficientes o la gestión de proveedores capaces de proporcionar alternativas sostenibles al consumo de energía o alimentos reduce aún más el impacto de la producción sobre el medio ambiente. Y se trata sobre todo de eso: reducir, reducir, reducir. Diseñando mejor la producción para intentar que el impacto residual a compensar sea el menor posible.

En esta última fase de la compensación de huellas ambientales, las producciones audiovisuales aún tienen mucho en que avanzar. En primer lugar porque las mediciones en la mayoría de los casos se reducen a CO2 y a la producción de residuos. En segundo lugar, porque la industria aún no ha internalizado el coste de la degradación de los ecosistemas, derivada directamente de la construcción de escenarios, o la que se genera de manera indirecta con el efecto “llamada”. Ya son más de uno los ejemplos de parajes prístinos que sirvieron de escenario para grandes películas, y que han tenido que cerrar al público tras sufrir la presión continuada de visitantes que van a hacerse la foto.

BBVA-OpenMind-Sandra Magro-industria del cine y sostenibilidad-efecto llamada
La industria del cine no ha interiorizado el coste de la degradación de los ecosistemas, ya sea por la construcción de escenarios o por el efecto “llamada”.

Internalizar este impacto directo sobre los ecosistemas y el capital natural requiere de metodologías integradas que permitan medir tanto los impactos de la actividad como la propia línea base de recursos naturales que proporciona un espacio. Después, el impacto neto cero, se consigue con medidas de corrección y proyectos de restauración estratégicamente ideados y que van más allá de una simple plantación de árboles o de recurrir al mercado secundario de emisiones.

Aún queda camino por andar, pero la buena noticia es que los consumidores son cada vez más críticos con las cuestiones ambientales y por tanto funcionan como importante foco de presión. No obstante también sería una declaración de intenciones por parte de la propia industria premiar directamente la transformación del cine ¿Para cuándo un premio a la película más sostenible?

Sandra Magro

Comentarios sobre esta publicación

El nombre no debe estar vacío
Escribe un comentario aquí…* (Máximo de 500 palabras)
El comentario no puede estar vacío
*Tu comentario será revisado antes de ser publicado
La comprobación captcha debe estar aprobada