Uno de los mayores problemas a los que se hace referencia cuando se habla de la emergencia climática es el de la supervivencia de la especie humana. Catástrofes, hambrunas y enfermedades forman parte del futuro que nos acecha y amenazan claramente nuestras posibilidades de subsistir.
Como se puede ver en el siguiente gráfico, el número de desastres naturales tienen una tendencia al alza y más aún los desastres relacionados con el cambio climático.

Fuente: EMDAT (2019)
Se puede analizar en profundidad leyendo el resumen del Centro de Investigación sobre Epidemiología de los Desastres (CRED por sus siglas en inglés). En este informe podemos ver que el número de muertes por desastres relacionados con el clima (lluvias torrenciales, movimientos de tierra, inundaciones, incendios, etc.) son significativos frente al acumulado de los 10 años anteriores.

Por otro lado, las emisiones de CO2 no han dejado de crecer en los últimos años a pesar de que en el Acuerdo de París se firmó un compromiso para limitar el aumento de las temperaturas que incluía medidas como la fijación del precio del carbono.
Y con esta perspectiva, una de las cuestiones más preocupantes es la alimentación. ¿Qué comeremos en el futuro? ¿Qué se podrá cultivar en las tierras dañadas? ¿Habrá comida para todos? Si bien es una preocupación importante, se podría decir que ya se está trabajando en ello. Por un lado, desarrollando nuevos alimentos y por otro, intentando reducir nuestra huella ecológica al máximo.
¿Qué nos propone la ciencia para superar este bache?
Entomofagia
Es decir, comer insectos, algo que ya hacen más de 2.000 millones de personas, y que poco a poco se va normalizando con su introducción en las cadenas de supermercados.
Reciclaje
Si logramos convertir nuestros residuos en alimentos y agua, atajamos dos problemas a la vez, el medioambiental y el de avituallamiento.
Nanobiónica vegetal
Las plantas no son sólo alimento y pueden mejorar en gran medida la calidad de vida de todos. Esta revolucionaria disciplina intenta, por un lado, sacar el máximo partido de las especies vegetales mejorando su adaptabilidad y resistencia ante el cambio climático, y por otro, maximizando sus propiedades nutricionales.
Tecnosoles
Ya que el ser humano es capaz de degradar el suelo en un instante, está bien que el avance de la edafolofía haya permitido desarrollar tecnosoles (suelo que contenga más de un 20% de materiales manipulados por nosotros) a la carta. Con ellos se intenta retener más el agua, recuperar áreas degradadas por la erosión, y, si todo falla, tal vez hacer habitables otros planetas.
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