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24 febrero 2021

Bosques vírgenes y árboles jurásicos: joyas en peligro de extinción

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Desde el oxígeno a la madera, los alimentos o las medicinas, los árboles, y especialmente, los bosques o ecosistemas formados por una colonia de árboles, son una fuente de riqueza natural y biodiversidad esencial para el equilibrio ecológico de nuestro planeta. Sin embargo, la Tierra pierde 10 millones de hectáreas de bosques cada año, una superficie del tamaño aproximado de Islandia, según calcula la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que también apunta a una cifra muy ilustrativa para entender cómo de esenciales son los bosques en nuestro sistema económico: generan 86 millones de empleos en industrias que van desde el papel a la construcción de edificios.

Cinco países albergan más de la mitad de la masa forestal mundial 

En 2020, la FAO llevó a cabo la última de las evaluaciones de los recursos forestales mundiales, un informe que examina la situación de los bosques en 236 países de todo el mundo entre 1990 y 2020. Desde la década de los 90, el mundo ha perdido 178 millones de hectáreas de bosque, aunque la buena noticia es que el ritmo al que se producen esas pérdidas ha disminuido notablemente. El 31% de la superficie de la Tierra está cubierta por bosques: un total de 4.060 millones de hectáreas, de los cuales, 3.750 son bosques regenerados naturalmente. Las zonas tropicales albergan el 45% de todos los bosques del mundo y, en concreto, solo cinco países tienen en su territorio más de la mitad de la masa forestal de nuestro planeta (un 54%): Rusia, Brasil, Canadá, Estados Unidos y China.

Un mapa para “esconder” los últimos bosques vírgenes del mundo

Los bosques vírgenes o bosques primarios están compuestos por especies nativas en las que no existen huellas evidentes de la actividad humana y sus procesos ecológicos no se han visto alterados de manera significativa. El mundo aún conserva 1.110 millones de hectáreas de bosques primarios, distribuidos mayoritariamente entre Brasil, Canadá y Rusia, aunque quedan bosques vírgenes en todas las zonas del planeta, también en Europa, donde un grupo de investigadores de la Universidad de Humboldt llegó a hacer un mapa derivado de un estudio que arrojaba conclusiones sorprendentes: quedan más bosques antiguos de los que cabía pensar en el viejo continente. Aunque son terrenos en los que el hombre sí ha pisado, “no hay indicaciones claramente visibles de actividades humanas”, explica Francesco Maria Sabatini, al frente el citado estudio que, paradójicamente, mantuvo en secreto la ubicación exacta de muchos de estos bosques para protegerlos del turismo masivo, ya que son ecosistemas muy delicados.

BBVA-OpenMind-Superficio forestal mundial por zonas climaticas- 2020

El Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente estima que la flora arbórea del mundo comprende alrededor de 100.000 especies / Naciones Unidas.

Ciencia para revivir árboles en peligro de extinción

En paralelo, el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) trabaja para identificar y proteger las especies arbóreas que no han corrido tanta suerte y sí están en peligro de extinción. Para ello, ha publicado un listado de todas las especies de árboles amenazadas tras realizar la primera encuesta sobre el estado de conservación de las especies de árboles en todo el mundo. Por su parte, la Organización Global Trees Campaign y la Lista Roja de la Unión Internacional para la conservación (IUCN, por sus siglas en inglés), que recopilan información sobre todo tipo de especies en peligro de extinción, calculan que al menos 77 especies de árboles se han extinguido por completo en los últimos 100 años, una cifra que en realidad habría aumentado en los últimos 20 años desde la última evaluación.

Para evitar que esta cifra de especies arbóreas extintas aumente desmesuradamente, la ciencia trabaja para salvar árboles de la extinción desde muchos frentes, incluso en los  escenarios más complejos en los que los científicos ni siquiera pueden rescatar semillas para replantar. Para las semillas que rechazan los métodos tradicionales de conservación (secado o congelación), un grupo de investigadores de la India publicó en 2019 un artículo en la revista Nature Conservation en el que explican cómo lograron con éxito recuperar un árbol conocido como Madhuca Insignis, una especie declarada extinta hace más de un siglo de la que se redescubrieron algunos ejemplares en 2004 en la India. Solo quedaban 27 individuos cuando empezaron a trabajar en conservar unas semillas que la ciencia denomina “recalcitrantes”, ya que rechazan obstinadamente todos los métodos de conservación conocidos (secado, congelación, almacenamiento en un banco de semillas etc.) Sin embargo, los investigadores han logrado plantar y germinar en un vivero artificial semillas que han generado embriones más “fértiles” que las plantas adultas que ya existían en la naturaleza. En un año, 100 árboles “resucitados” se trasplantaron al bosque de Agumbe, uno de sus hábitats originales, que entonces solo contaba con dos árboles adultos. 

Dentro de la reserva del bosque de Agumbe, en India, se encuentra la organización de conservación e investigación de la Selva Tropical de Agumbe. / Fuente: Wikimedia.

La conservación de especies arbóreas cobra una relevancia especial cuando pone el foco en los bosques que han sobrevivido a siglos y milenios de actividad humana en la Tierra, pues se trata, al fin y al cabo, de algunas de las formas de vida más antiguas que existen. Algunos árboles pueden llegar a vivir miles de años, algo que les resulta más fácil si lo hacen dentro de un bosque y no de manera individual. El pino Araucaria, por ejemplo, podría denominarse “dinosaurio vegetal” pues convivió con ellos y, de hecho, se cree que todavía hoy conserva su forma de pincel para protegerse de los depredadores herbívoros jurásicos. En Estados Unidos, concretamente en Utah, se conserva una colonia de álamos temblones (Populus tremuloides) que, según el Servicio Forestal de EE. UU., podrían alcanzar la asombrosa edad de 80.000 años. 

 

Dory Gascueña para OpenMind

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