Puede sonar contradictorio, dado el escandaloso declive de la biodiversidad mundial en las últimas décadas, pero los ataques depredadores a seres humanos por parte de grandes carnívoros como osos, lobos, coyotes, pumas, tigres y leones están aumentando en todo el mundo. ¿Cuál es la razón? ¿Puede el ser humano aprender a convivir de forma segura con los grandes carnívoros?
Un estudio publicado en Plos Biology en 2023, que analizó 5.440 ataques de grandes carnívoros en todo el mundo entre 1950 y 2019, descubrió que el número de ataques denunciados aumentaba con el tiempo, y que había una dimensión socioeconómica en el fenómeno. Las personas en regiones de altos ingresos tenían más probabilidades de ser atacadas durante actividades al aire libre como senderismo o acampada, como en este trágico caso reciente de Canadá, mientras que en los países de bajos ingresos, donde se produjeron la mayoría de los ataques, las víctimas generalmente realizaban actividades laborales de subsistencia, como labores de agricultura, la recolección de productos forestales, o caminaban al trabajo o a la escuela.
El hábitat de los depredadores se reduce en los países en desarrollo
En los países en desarrollo, sobre todo en India y África, la creciente población humana está invadiendo los hábitats de los grandes carnívoros. En la India, por ejemplo, la deforestación alcanza actualmente niveles récord, con la pérdida de 6.684 km2 de bosque entre 2015 y 2020. Pero las poblaciones de tigres están creciendo; ahora hay más de 3.600 tigres en India, un aumento del 24% desde 2018. Con más tigres pero un hábitat cada vez más reducido, quizá no sorprenda que 108 personas murieran en ataques de estos grandes felinos en el país entre 2019 y mediados de 2021.
Pero aparte de los tigres indios, otros grandes carnívoros como leones, leopardos y lobos están disminuyendo en el mundo en desarrollo. En África, por ejemplo, el número de leones ha descendido un 43% en los últimos 20 años debido a la pérdida de hábitat causada por el desarrollo, el pastoreo excesivo y la conversión de tierras a la agricultura. Cuando surgen disputas territoriales entre leones macho, y uno de ellos tiene que abandonar la zona, a menudo no hay adónde ir, y el león acaba adentrándose en territorio dominado por los humanos. Se calcula que los leones matan a 250 personas al año.
Aumentan los grandes carnívoros en los países desarrollados
La situación es muy distinta en Europa y Norteamérica, donde hasta hace unas décadas se disparaba, atrapaba, envenenaba y erradicaba con entusiasmo a los grandes carnívoros de vastas zonas. Hoy en día, gracias a los cambios en las leyes y actitudes sobre la vida salvaje, estos animales están volviendo: los pumas y los osos negros están recolonizando sus áreas de distribución históricas; el número de osos pardos está aumentando en varios estados de EE.UU.; las poblaciones de coyotes están explotando en toda Norteamérica, y la reintroducción de lobos en el Parque Nacional de Yellowstone ha provocado su expansión más allá de los límites del parque.
En Europa, los esfuerzos de rewilding han ampliado el área de distribución del lobo en un 25% en la última década. En los Alpes italianos, los osos pardos se reintrodujeron hace dos décadas y su número va en aumento. La población de osos pardos de Rumanía se ha disparado a unos 8.000 ejemplares tras las restricciones de caza impuestas por la UE en 2016, y la población de osos de Japón se ha duplicado con creces desde 2012 hasta alcanzar unos 55.000 ejemplares.
Aumentamos el riesgo sin saberlo
A medida que crece la población humana en los países desarrollados, y aumenta el número de personas que participan en actividades recreativas en zonas habitadas por depredadores, parece inevitable que se produzca un aumento de los ataques, sobre todo si las personas adoptan ciertos comportamientos imprudentes. Un estudio de 2016 dirigido por investigadores españoles descubrió que casi la mitad de los ataques de grandes carnívoros en Europa y Norteamérica fueron desencadenados por comportamientos humanos de riesgo, como dejar a los niños desatendidos (las víctimas de pumas y coyotes son principalmente niños), pasear a un perro sin correa (lo que puede aumentar el riesgo de un ataque de oso) o rastrear animales peligrosos después de dispararles. Moverse silenciosa o rápidamente por el hábitat de los osos es otro comportamiento de riesgo, ya que los osos pueden reaccionar agresivamente si se ven sorprendidos; esto pudo ocurrir en abril de 2023, cuando un corredor fue mortalmente mutilado por un oso en los Alpes italianos.
El condicionamiento alimentario también es un problema, sobre todo para los osos. Aunque la gente responsable sabe que no debe alimentar a los animales salvajes, estos pueden acostumbrarse a la comida humana como resultado directo de un almacenamiento y eliminación inadecuados de la basura, y los animales condicionados por la comida pueden volverse agresivos con los humanos.
¿Cómo puede la gente convivir más armoniosamente con los grandes carnívoros? En las regiones desarrolladas, las campañas de información específicas pueden fomentar un comportamiento adecuado para reducir el riesgo de encuentros peligrosos. Y una gestión eficaz de la basura es crucial en las zonas naturales y residenciales frecuentadas por estos animales. En los países en desarrollo, el reto es más complejo. Hay que ampliar las zonas protegidas, restaurar el hábitat de los depredadores y aumentar las presas naturales para disminuir la tentación de atacar al ganado y a las personas. Sin embargo, con las actuales tasas de crecimiento demográfico en las regiones en desarrollo, proporcionar más espacio a los grandes carnívoros sin exacerbar la invasión de su hábitat ni afectar a las comunidades locales es un reto difícil.
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