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23 junio 2015

Pequeños grandes inventos: el clip

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Durante la Segunda Guerra Mundial, el régimen de ocupación nazi en Noruega prohibió las insignias con la bandera nacional o con el emblema “H7” del rey Haakon VII, el monarca electo en el exilio. Como respuesta, la resistencia noruega adoptó otro símbolo en sus solapas: un inocente clip de metal, de los que se emplean para mantener unidas las hojas de papel. El más humilde de los objetos tenía entonces un significado rebelde de fuerza y unidad contra los invasores, añadido al orgullo patriótico por tratarse de una patente noruega. Hoy en la localidad de Sandvika un clip gigante de siete metros de altura conmemora este símbolo nacional y a su inventor, Johan Vaaler.

Clip gigante en la Escuela de Negocios de Noruega BI, cerca de Oslo. Crédito: Lars Roede

Esta podría ser la historia, y de hecho así se ha popularizado. Pero no es así exactamente como ocurrió. Es cierto que los noruegos exhibían clips como protesta contra la ocupación nazi, pero el símbolo ya había sido utilizado antes por la resistencia francesa. Y la escultura de Sandvika refleja el objeto que hoy está presente en oficinas y hogares de todo el mundo, pero de un modelo diferente al diseño patentado por Vaaler. Él inventó otro clip, no EL clip.

Johan Vaaler y su poco práctico diseño del clip (1901)

Quizá pocos conozcan que el tipo de clip más extendido hoy, tiene su propio nombre: se conoce como ‘Gem’ al modelo alargado, con los lados paralelos y dos vueltas incompletas de alambre. Y curiosamente, se ignora quién lo inventó. “Todavía es oscuro”, señala a OpenMind el ingeniero e historiador de  tecnología Henry Petroski, profesor de ingeniería civil de la Universidad de Duke (EE. UU.). Petroski ha indagado en las razones y el origen del diseño de muchos objetos de uso cotidiano, divulgando sus conclusiones en libros como Invention by design (Harvard University Press, 1996) y The evolution of useful things (Knopf Doubleday Publishing Group, 2010).

“Suele citarse como primera patente del clip para papeles una concedida a Samuel B. Fay en 1867, pero su diseño no estaba pensado principalmente para papeles”, apunta Petroski. El invento de Fay pretendía reemplazar a los alfileres empleados para fijar pedazos de papel a la ropa, sobre todo a las telas delicadas como “seda, encaje y toda clase de tejidos finos, sin dañarlos ni dejar la más leve traza en ellos al retirarlos”, detallaba el estadounidense en su patente. El clip de Fay era similar a los que hoy podemos encontrar en las camisas que se comercializan plegadas.

En el caso del clip ‘Gem’, su inventor permanece en el anonimato, tal vez para siempre. “Las pistas más antiguas están en anuncios de finales del siglo XIX”, apunta Petroski. La primera representación gráfica confirmada aparece en un anuncio publicado por la compañía estadounidense de suministros de oficina Cushman & Denison, de Nueva York, en el número de septiembre de 1893 de la revista The American Lawyer, según pudo descubrir la web Early Office Museum. “No mutile sus papeles con alfileres o pasadores”, anunciaba Cushman & Denison en su publicidad. La compañía, que vendía sus clips a 25 céntimos la caja, registró la marca Gem en 1904, pero la prueba de que ya por entonces era un objeto popular la proporciona la patente concedida en 1899 al estadounidense William Middlebrook sobre una “máquina para fabricar clips de alambre para papeles”. De acuerdo a las ilustraciones de la patente, esos clips son claramente de tipo Gem.

Patente estadounidense de 1899 de una máquina para fabricar clips. Crédito: USPTO

Con el final del siglo XIX llegó una avalancha de patentes de distintos diseños de clips, de los cuales solo unos pocos han perdurado, pero todos ellos hoy son minoritarios frente al Gem. “Hay patentes de variaciones del Gem, pero el propio Gem permanece sin patentar”, aclara Petroski. Entre esas múltiples variaciones figura la de Johan Vaaler (1866-1910). El inventor noruego, que dirigía una oficina de patentes en Oslo (entonces Cristiania), no pretendía introducir mejoras; simplemente, ignoraba que su invento ya existía. A su clip le faltaba la última vuelta del Gem, por lo que resultaba menos práctico y funcional. Vaaler patentó su diseño en junio de 1901 en Alemania y EE. UU. Probablemente Vaaler supo del Gem después, y sus patentes expiraron sin llegar a aprovecharse.

De la invención de Vaaler al mito del clip como invento noruego medió la intervención de Halvard Foss, un ingeniero de la Oficina de Propiedad Industrial del país escandinavo que en la década de 1920 encontró la olvidada patente de su compatriota en el registro alemán, tal vez sin reparar en que su diseño difería del Gem. Foss dio a conocer el hecho en su país y después de la Segunda Guerra Mundial el invento de Vaaler se ligó al recuerdo de la simbología de la resistencia contra los nazis.

Así nació un emblema patriótico que es también uno de los pequeños grandes inventos de la humanidad; uno que, según Petroski, “viene totalmente montado y no requiere pilas para su funcionamiento. Nadie espera que una caja de clips traiga instrucciones, y no tendemos a pensar mucho en cómo se fabrican y se utilizan”.

Javier Yanes para Ventana al Conocimiento

@yanes68

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