2020 ha marcado un antes y un después como consecuencia de la pandemia de la enfermedad COVID-19, un virus que ha obligado al mundo a poner el foco en la ciencia y en la gestión de crisis globales, poniendo de manifiesto la necesidad de un enfoque multidisciplinar y esfuerzo colectivo para superarlas. Una receta que, sin duda, sirve también para la lucha contra el cambio climático. En esa hoja de ruta, recopilamos algunas de las grandes citas con la sostenibilidad para el año 2021, un año que da comienzo a una década crucial para el futuro del planeta.
Antes de arrancar con los nuevos proyectos, empecemos por analizar el camino que nos ha traído hasta el punto de partida de 2021: este año culmina el plan de Naciones Unidas considerado antecesor de la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la AGENDA 21, que se firmó en 1992, en la Conferencia de Río de Janeiro sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD). La lucha institucional y científica por la conciencia medioambiental y el rediseño del sistema de consumo y convivencia con el entorno natural cumple así 29 años, en un momento histórico en el que pasar a la acción se ha impuesto como un requisito indispensable para garantizar la habitabilidad del planeta en las condiciones necesarias para la supervivencia de las especies que lo habitamos.
Una década para salvar los océanos
Y esa acción comienza en un terreno que, aunque ocupa casi el 70% de la superficie de la Tierra, permanece ampliamente inexplorado y, además, es una fuente de recursos naturales crucial: el océano. En 2021 arranca la Década de la ONU para la sostenibilidad de los océanos (2021-2030), una oportunidad para el desarrollo de las Ciencias Oceánicas con el objetivo de fomentar la sostenibilidad y revertir el ciclo de declive de la salud de los océanos, confirmado por la Primera Evaluación Mundial de los Océanos de la ONU publicada en 2016. El reino marino estabiliza el clima y sustenta la vida en la Tierra, aunque actualmente se ha constatado que los cambios y las pérdidas en su estructura han degradado este ecosistema, que además se verá expuesto a mayores niveles de estrés a medida que la población mundial aumente hasta los 9 mil millones de personas que se esperan para 2050.
Entre los desafíos fundamentales que abordará esta década de esfuerzo colectivo cabe destacar la contaminación marina, restaurar los ecosistemas y su biodiversidad, desarrollar una economía oceánica equitativa o garantizar la producción sostenible de alimentos en el mar, así como ampliar el sistema mundial de observación del medio oceánico mediante la creación de una representación digital del océano que proporcione nuevos datos y conocimiento para el desarrollo de nuevas tecnologías que permitan, en definitiva, cambiar la relación de la humanidad con el océano. Entre mayo y junio tendrá lugar la Kick Off Conference en Berlín (Alemania) para abordar el plan de acción definitivo de los próximos 10 años, un plazo fundamental para la esperanza de los océanos y el objetivo de conservar un planeta verde.
10 años para recuperar los ecosistemas y la biodiversidad
No es casualidad que 2021 sea un año clave para los objetivos a medio plazo de la ONU. En 2030 terminará también la Década de Naciones Unidas dedicada a la Restauración de Ecosistemas, en una fecha límite que coincide con la de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y la línea de tiempo que los científicos han considerado como la última oportunidad para prevenir un cambio climático desastroso.
Los ecosistemas son los sistemas biológicos que forman una comunidad de seres vivos y el medio natural en que habitan. Estos distintos escenarios biológicos son la clave para el equilibrio climático de la Tierra, y su salud es requisito imprescindible para la salud del planeta y sus habitantes. El Decenio de las Naciones Unidas para la Restauración de Ecosistemas tiene como objetivo “prevenir, detener y revertir la degradación de los ecosistemas en todos los continentes y océanos”, algo que contribuirá a erradicar la pobreza, combatir el cambio climático y prevenir una extinción masiva. Los expertos advierten de que, ante un reto de esta magnitud, solo se podrá lograr el éxito mediante la acción colectiva: “Solo con ecosistemas saludables podemos mejorar los medios de vida de las personas, contrarrestar el cambio climático y detener el colapso de la biodiversidad”.
Entre los beneficios directos de reconstruir los ecosistemas estarían, entre otros, la consecución de suelos más fértiles y mayores rendimientos de madera y pescado, así como la generación de 9 billones de dólares en servicios ecosistémicos, según estima Naciones Unidas. La restauración en sí misma puede llevarse a cabo de muchas maneras: repoblando activamente bosques o eliminando presiones para que la naturaleza se recupere por sí sola, un proceso que, en cualquier caso, permitiría eliminar de 13 a 26 gigatoneladas de gases de efecto invernadero de la atmósfera.
En mayo, en la Conferencia de Biodiversidad o COP 15 que se celebrará en Kunming, (China) se discutirán los pormenores de una intervención que, sin duda, económicamente no tiene peros: los beneficios de invertir en la restauración de ecosistemas superan 10 veces el coste de la inversión, mientras que la inacción sería es al menos “tres veces más costosa que la restauración del ecosistema”. A pesar de los esfuerzos de protección de la biodiversidad que ya están teniendo lugar, la biodiversidad se está deteriorando en todo el mundo y se prevé que esta disminución empeore. Gobiernos de todo el mundo intentarán definir un marco amplio que permita transformar la relación de la sociedad con la biodiversidad y garantizar que, para 2050, se cumpla la visión compartida de vivir en armonía con la naturaleza.
En la misma dirección apuntan también algunas fechas destacadas como la Semana Verde la Unión Europea (del 31 de mayo al 4 de junio) o el Sustainability Research & Innovation Congress 2021 de Brisbane (Australia), entre el 12 y el 15 de junio de 2021. Además, en julio se publicará el informe sobre el avance de la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en una fecha aún por confirmar.
La que sí está confirmada, y aplazada a causa de la pandemia de COVID-19, es la COP 26, La conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático, una cita que debería haber tenido lugar en noviembre de 2020 para suceder a la famosa COP 25 (Madrid), y cinco años después de la histórica conferencia en la que se firmó el Acuerdo de París. Finalmente tendrá lugar en Glasgow (Escocia) el próximo 1 de noviembre de 2021. Aunque a priori no es una buena noticia para el medioambiente que una fecha tan crucial haya sido aplazada, la Secretaria Ejecutiva de ONU Cambio Climático, Patricia Espinosa, ha dicho al respecto que, aunque “La COVID-19 es la amenaza más urgente a la que se enfrenta la humanidad hoy en día, no podemos olvidar que el cambio climático es la mayor amenaza a la que se enfrenta la humanidad a largo plazo. Pronto, la economía se reiniciará y esta es una oportunidad para que los países se recuperen mejor, para incluir a los más vulnerables en esos planes, y una oportunidad para dar forma a la economía del siglo XXI de manera que sea limpia, verde, saludable, justa, segura y más resistente”. El aplazamiento, entonces, quizás podemos entenderlo como una tregua que mejorará nuestra preparación y nuestro entrenamiento colectivo frente a la consecución de un reto común y fundamental para nuestra supervivencia: el de salvar a nuestro planeta de la degradación que nosotros mismos hemos propiciado.
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