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19 marzo 2024

El zoólogo que busca que el mar siga dando sustento

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Juliano Palacios Abrantes lleva casi una década investigando cómo el cambio climático afecta a los sistemas de producción de alimentos marinos. Ve urgente frenar “prácticas destructivas” como la pesca de arrastre o la minería en aguas profundas, y aboga por las Soluciones Basadas en la Naturaleza y la creación de áreas de protección de los ecosistemas submarinos

Ahora mismo el océano es una olla a presión –la metáfora es válida por lo que implica tanto de calentamiento como de impactos soportados– que alimenta y sostiene económicamente al menos a 3.300 millones de personas, un alto porcentaje de ellas localizadas en países en desarrollo. Juliano Palacios Abrantes (Rio de Janeiro, Brasil, 1988) lleva casi una década investigando cómo el cambio climático afecta a los sistemas de producción de alimentos marinos. “El futuro del océano y de las comunidades humanas que dependen de él están en una encrucijada a medida que nos involucramos en una economía oceánica cada vez más intensa”, alerta.

Juliano Palacios (Río de Janeiro, Brasil, 1988) lleva una década investigando cómo el cambio climático afecta a los sistemas de producción de alimentos marinos. Crédito: Juliano Palacios Abrantes.

El océano ha absorbido el 90% del calor adicional producido por los humanos y el 30% del CO2 emitido desde la Revolución Industrial. Esto ha resultado en un aumento de las temperaturas del agua y en una disminución del oxígeno disuelto y potencial de hidrógeno (pH), lo que está provocando cambios en la productividad y otras variables ambientales”, explica Palacios Abrantes, biólogo por la Universidad Autónoma Metropolitana–Xochimilco (Ciudad de México, México), con una maestría en Ciencias Ambientales y Manejo con especialidad en Zonas Costeras de la  Universidad de California Santa Barbara (Estado Unidos).

“El océano ha absorbido el 90% del calor adicional producido por los humanos y el 30% del CO2 emitido desde la Revolución Industrial. Esto ha resultado en un aumento de las temperaturas del agua y en una disminución del oxígeno disuelto y potencial de hidrógeno (pH)”

Ya cursando su maestría, Palacios Abrantes se dio cuenta de que había muchos estudios sobre los impactos del calentamiento global en los sistemas de producción de alimentos terrestres pero muy pocos enfocados a ambientes marinos. “Fue un punto de inflexión para mí”, reconoce. Una suerte de revelación que lo llevó hasta Canadá, para hacer un doctorado en Zoología por la Universidad de British Columbia (Vancouver). Actualmente ocupa un puesto como becario postdoctoral en la Changing Ocean Research Unit del Instituto para los Océanos y la Pesca de la universidad canadiense.

Palacios Abrantes estudia los efectos del cambio climático en la distribución de las especies marinas, principalmente de las transfronterizas. “Han desarrollado diversas estrategias para adaptarse, como los cambios fisiológicos o en estilos de vida”. Cuando las adaptaciones no son posible, migran. “Las poblaciones se desplazan, a menudo lejos de las cálidas aguas ecuatoriales o superficiales, hacia aguas más frías de latitudes mayores o profundas, en busca de su ambiente óptimo”, expone. Todo esto tiene consecuencias para las pesquerías asociadas.

Contaminación, sobrepesca, destrucción del hábitat son resultado de prácticas destructivas que conducen a la pérdida de biodiversidad, como la pesca de arrastre y la minería en aguas profundas, señala Palacios. Crédito: Natalie Fobes/Getty Images.
Contaminación, sobrepesca, destrucción del hábitat son resultado de prácticas destructivas que conducen a la pérdida de biodiversidad, como la pesca de arrastre y la minería en aguas profundas, señala Palacios. Crédito: Natalie Fobes/Getty Images.

“Se estima que el 60% del océano está experimentando un aumento en el impacto acumulativo de las actividades humanas”, detalla el investigador. Contaminación, sobrepesca, destrucción del hábitat. Ve urgente detener “prácticas destructivas que conducen a la pérdida de biodiversidad“, como la pesca de arrastre y la minería en aguas profundas. Pide mitigar los gases de efecto invernadero y la pesca intensiva, como condiciones urgentes y necesarias para la reconstrucción de biomasa marina.

En 2019, durante su maestría en Santa Bárbara, fue docente e investigador visitante en la Universidad de Vigo (España) y colaboró con su grupo Future Oceans Lab en dos proyectos: examinar cómo las políticas de distribución de cuotas pesqueras en aguas europeas no están preparadas para abordar los efectos del cambio climático y sustentar científicamente los beneficios tanto para la biodiversidad como para la pesca de implementar áreas de protección marina (AMP) dentro del marco del nuevo tratado sobre Áreas Más Allá de la Jurisdicción Nacional (ABNJ), el denominado Tratado BBNJ . De hecho, este Tratado brinda la oportunidad de diseñar nuevas AMP en una superficie que hasta ahora tiene menos del 2% protegido, y donde anteriormente no existía ningún instrumento legal global para designarlas.

“Los avances en big data y en el procesamiento y modelado matemático han impulsado la ciencia oceánica a nivel mundial, ayudando a conocer y entender ecosistemas marinos complejos”

“Los avances en big data y en el procesamiento y modelado matemático han impulsado la ciencia oceánica a nivel mundial”, reconoce el investigador. El rastreo de embarcaciones a partir de datos satelitales (Global Fishing Watch), los datos de presencia o ausencia de especies de repositorios globales (GBIF/OBIS), los datos sobre la historia de vida de especies marinas de publicaciones científicas (FishBase y SeaLifeBase). Igual que modelos matemáticos como Ecopath ayudan a entender ecosistemas marinos complejos. 

BBVA-OpenMInd-S Garcia-Juliano Palacios doctor en zoologia que busca que el mar siga dando sustento_3 Palacios Abrantes es defensor de las Soluciones Basadas en la Naturaleza, es decir, "utilizar los beneficios de la naturaleza y los servicios del ecosistema como medios para adaptarse, mitigar y ser más resilientes al cambio climático”. Crédito: Alexis Rosenfeld/Getty Images.
Palacios Abrantes es defensor de las Soluciones Basadas en la Naturaleza, es decir, “utilizar los beneficios de la naturaleza y los servicios del ecosistema como medios para adaptarse, mitigar y ser más resilientes al cambio climático”. Crédito: Alexis Rosenfeld/Getty Images.

“Pero la tecnología también puede ser peligrosa”, añade, refiriéndose a los posibles efectos secundarios de las soluciones de geoingeniería contra el cambio climático: proteger la Tierra del sol con paraguas gigantescos o nubes artificiales, hundir millones de toneladas de algas marinas en el fondo del océano, mejorar artificialmente la productividad en aguas superficiales. “Podrían tener consecuencias no deseadas, especialmente porque estas intervenciones a menudo tratan el síntoma en lugar de curar la enfermedad”, argumenta.

“Las soluciones de geoingeniería contra el cambio climático, como proteger la Tierra del sol con paraguas gigantescos, podrían tener consecuencias no deseadas, especialmente porque a menudo tratan el síntoma en lugar de curar la enfermedad”

Palacios Abrantes es un ferviente defensor de las Soluciones Basadas en la Naturaleza, es decir, “utilizar los beneficios de la naturaleza y los servicios del ecosistema como medios para adaptarse, mitigar y ser más resilientes al cambio climático”. Si los manglares y los arrecifes de coral en áreas costeras están sanos, pueden ayudar a las ciudades a resistir el aumento del nivel del mar y marejadas ciclónicas más frecuentes e intensas. Los stocks de peces más saludables producen más pescado por unidad de esfuerzo. Si los océanos están bien pueden absorber más CO2 a través de procesos naturales como la bomba biológica y la captura de carbono. “¡No necesitamos todos estos programas de geoingeniería extravagantes y costosos cuando podemos confiar en la naturaleza!”, exclama.

La generación de sus padres protestó contra guerras y dictaduras pero no ha tenido tanta conciencia ambiental como la actual, según observa el biólogo y doctor en zoología. Dice que es porque hay más información, más accesible, pero también porque la degradación se puede observar a simple vista. “Vemos a los jóvenes en las calles, protestando en todo el mundo, hablando en foros internacionales”, señala. Y organizándose en torno a programas como la Alianza Sostenible del Océano, el Grupo Asesor Juvenil sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas o la Conferencia Regional de Jóvenes para América Latina y el Caribe. “Están más involucrados con el planeta y la biodiversidad”, concluye.

Elena S. García

Crédito imagen principal: Gerard SouryGetty Images.

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