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29 octubre 2021

Cuatro innovaciones para combatir el cáncer con bacterias y virus

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A pesar de los avances en la lucha contra el cáncer, esta enfermedad continúa provocando una de cada seis muertes en todo el mundo, sumando casi 10 millones de fallecimientos en 2020. Los tratamientos actuales como la radiación y la quimioterapia han alargado mucho la vida de los pacientes y han logrado que algunos tumores sean superables. Pero aún hay tipos de cáncer que resisten a las terapias. Por ello, el progreso en la reducción de la mortalidad es lento, y en cambio la población global es cada vez más numerosa y más envejecida, lo que en 2040 resultará en un aumento del 47% en el número de casos diagnosticados respecto a 2020. La esperanza de que el número de muertes no siga la misma tendencia depende de la posibilidad de que presenciemos algún progreso revolucionario en los tratamientos. Estas son algunas de las estrategias novedosas de las que podríamos ver notables avances en los próximos años, y que utilizan herramientas como virus, bacterias o células de nuestro propio sistema inmune, todo ello con la ayuda de las tecnologías genéticas.

Virus que hacen enfermar al cáncer

Hace más de medio siglo, algunos médicos comenzaron a registrar algo insólito en sus pacientes. Tras haber contraído una infección, por ejemplo, con el virus de la gripe o con la bacteria de la erisipela, algunos enfermos de cáncer experimentaron unas inexplicables mejorías. Los casos se fueron acumulando y, en ocasiones, los tumores desaparecían completamente y los pacientes permanecieron sanos durante años e incluso décadas. Varios equipos médicos intentaron tratar el cáncer usando virus naturales o bacterias, pero, en general, fue un fracaso y la técnica quedó en vía muerta.

El avance de la ciencia ha revelado que las infecciones guardan una relevante, aunque complicada, relación con el cáncer. Algunos virus son capaces de provocarlo —oncogénicos—, otros atacan las células tumorales —oncolíticos—, y aún otros son capaces de interferir indirectamente con el proceso tumoral a través de la interacción con el sistema inmunitario.

En las últimas décadas, numerosas investigaciones han tratado de sacar provecho de los virus oncolíticos modificados genéticamente como posibles tratamientos. En España, un equipo de investigadores ensaya esta estrategia utilizando un adenovirus, cuya versión natural causa conjuntivitis y síntomas de resfriado. El virus, VCN-01, ha sido modificado para convertirlo en un virus oncolítico. El virus ha mostrado eficacia en modelos celulares de cánceres pediátricos y se ha utilizado con éxito para tratar un cáncer de retina en un niño.

BBVA-OpenMind-Cuatro innovaciones para combatir el cancer con bacterias y virus-Cancer bacterias 1 - Los virus oncolíticos pueden atacar las células cancerosas y destruirlas . Imagen: Imugene
Los virus oncolíticos pueden atacar las células cancerosas y destruirlas . Imagen: Imugene

“Este virus no tiene precedente, es mucho más potente que el resto que se haya probado”, señala Ramón Alemany, investigador del Laboratorio de Investigación Traslacional del Instituto Catálan de Oncología IDIBELL y cofundador de la empresa biotecnológica VCN Biosciences, creada para desarrollar el proyecto. El virus está diseñado para atacar el estroma del tumor, el andamio sobre el que se sustentan las células cancerosas. Cuando este se desploma, las células del tumor “caen y se mueren”, señala Alemany.

El VCN-01 se encuentra actualmente en fase de ensayos clínicos contra cánceres de páncreas y de cabeza y cuello, con indicios prometedores. Aunque aún no se ha hecho realidad como tratamiento, son muchas las esperanzas depositadas en esta vía. En China ya hay un tratamiento de este tipo aprobado desde 2005 y en occidente varios están en las últimas etapas de desarrollo antes de llegar al mercado.

El gran problema de estas terapias es que no funcionan igual en todos los pacientes y no se puede predecir en cuáles lo harán. Esta incertidumbre de “tratar a 10 pacientes para curar a dos”, como lo resume Alemany, hace que la relación coste-beneficio pueda no ser interesante para las farmacéuticas occidentales. Alemany señala que lo único que se puede hacer es seguir probando. “Con un poco de suerte, en nuestro caso el coste-beneficio puede valer la pena”, señala.

Bacterias: del yogur a los tumores

Algunos investigadores exploran la posibilidad de usar bacterias inofensivas para atacar el cáncer de forma selectiva, una vía que había caído en el olvido tras repetidos fracasos. Los primeros ensayos para frenar el cáncer con infecciones bacterianas datan de mediados del siglo XIX. Por aquel entonces, un cóctel de bacterias muertas logró curaciones extraordinarias, como la de un muchacho de EEUU que pasó de estar al borde de la muerte por un tumor abdominal a sobrevivir 26 años más libre de cáncer. Pero aquellos tratamientos eran impredecibles, funcionaban solo en algunos enfermos sin un patrón claro y sus resultados no eran reproducibles, por lo que la estrategia se abandonó con la era de la radioterapia y la quimioterapia. Otros intentos han experimentado una suerte similar, y solo ahora el campo vuelve a despertar cierto interés, explica John Mark Tangney, investigador del Centro de Cáncer de Cork, en Irlanda.

“Ahora nuestro objetivo es usar las bacterias como si fueran fábricas para producir cualquier fármaco dentro del tumor”, explica el investigador. Hace unos años se intentaba combatir los tumores con bacterias nocivas como la salmonela, algo que hasta ahora no ha dado los resultados esperados. Tangney apunta que la tendencia es usar “bacterias buenas”, como las que se usan para producir yogur y otros lácteos en la industria alimentaria o las bifidobacterias que ya habitan nuestros intestinos. “Casi cualquier tipo de bacteria puede vivir dentro de un tumor”, señala.

BBVA-OpenMind-Cuatro innovaciones para combatir el cancer con bacterias y virus-Cancer bacteria 2-Algunas terapias experimentales utilizan "bacterias buenas", como la que se utiliza para fermentar el yogur, para infiltrarse y reproducirse en el interior de un tumor. Crédito: Unsplash
Algunas terapias experimentales utilizan “bacterias buenas”, como la que se utiliza para fermentar el yogur, para infiltrarse y reproducirse en el interior de un tumor. Crédito: Unsplash

Las bacterias oncolíticas podrían atacar los tumores más difíciles de erradicar. Al entrar en el organismo, estos microbios buscan las zonas sin oxígeno para proliferar. Curiosamente estas zonas son frecuentes en el interior de los tumores, más allá de los vasos sanguíneos que mantienen el cáncer vivo. La quimioterapia y la radiación rara vez llegan tan profundamente al interior del tumor, por lo que en ocasiones esas zonas internas son difíciles de matar y hacen que el cáncer resurja tras el tratamiento.

La estrategia de Tangney consiste en utilizar bacterias modificadas genéticamente para producir un determinado compuesto en el tumor. Después se administra al paciente un profármaco, un medicamento desactivado que no daña las células sanas. Al contacto con las enzimas producidas por las bacterias, el fármaco se activa y mata selectivamente el tumor. El equipo de Tangney ha logrado resultados prometedores en ratones con bacterias productoras del factor de necrosis tumoral alfa, una molécula que el propio organismo genera como mediador de mensajes químicos entre las células. “Uno de mis objetivos es promover el concepto de bacterias buenas, porque definitivamente muchas son beneficiosas para nosotros”, resalta el investigador.

Armas para el sistema inmune

En diciembre de 2012 el caso de Emily Whitehead conmocionó al mundo. Aquella niña de seis años sufría una leucemia linfoblástica aguda, el cáncer más frecuente en los niños y que es letal si no se trata. Actualmente Emily está viva y aún sin rastro de cáncer, nueve años después de haberse sometido a un tratamiento experimental. Ella es la prueba viva de que se puede enseñar al sistema inmune a combatir los tumores. Por lo general, las células del cáncer son como esos aviones espías que no son detectados por los radares. Lo consiguen produciendo proteínas que desactivan el ataque de nuestras defensas y permiten que el tumor crezca sin amenazas.

Whitehead fue incluida en un ensayo clínico centrado en enfermos adultos con leucemia crónica y que habían sufrido varias recaídas tras los tratamientos convencionales. El procedimiento consiste en extraer millones de linfocitos T del paciente, células del sistema inmune encargadas de activar las defensas contra las infecciones. Los investigadores usan tecnologías genéticas —inicialmente se empleaban vehículos virales, pero hoy se tiende a utilizar la herramienta de corta-pega genético CRISPR— para introducir en estas células una molécula capaz de reconocer el tumor y atacarlo; esta molécula se denomina receptor quimérico de antígeno, lo que da a estas células el nombre de CAR-T. Después se reintroducen en el paciente y se espera a que actúen. Se trata, por tanto, de una inmunoterapia, ya que se basa en armar al sistema inmune para combatir el cáncer, ya sea con células T del propio paciente o procedentes de un donante.

BBVA-OpenMind-Cuatro innovaciones para combatir el cancer con bacterias y virus-Cancer bacteria 3-La estadounidense Emily Whitehead lleva más de ocho años sin leucemia gracias a un tratamiento experimental que enseña a su sistema inmune a combatir el cáncer. Imagen: Emily Whitehead Foundation
La estadounidense Emily Whitehead lleva más de ocho años sin leucemia gracias a un tratamiento experimental que enseña a su sistema inmune a combatir el cáncer. Imagen: Emily Whitehead Foundation

El tratamiento con células CAR-T es solo una de las posibles alternativas en la inmunoterapia contra el cáncer, aunque es la que ha experimentado mayor crecimiento en los últimos años. Existen ya varias de ellas aprobadas contra leucemias y linfomas, si bien aún deberán demostrar su utilidad contra los tumores sólidos. También deberán estudiarse los posibles efectos adversos a largo plazo, ya que existen riesgos de toxicidad neuronal y de activación descontrolada del sistema inmune. Sin embargo, los investigadores se muestran optimistas. “Esta estrategia pienso que tendrá menos toxicidad y también hará que en el caso de que el tumor vuelva, el propio cuerpo del paciente sea capaz de reconocerlo y rechazarlo. Aquí está el futuro”, comenta Marta Alonso, investigadora del Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA) en la Clínica Universidad de Navarra, que estudia el uso de virus para tratar en adultos y niños otro de los tumores con peor pronóstico: el glioblastoma cerebral.

Corregir los errores en las células cancerosas

Otra de las vías más innovadoras para atacar al cáncer es la epigenética. Este término se refiere a cambios químicos que se producen en los genes y que no alteran la secuencia de ADN, pero que funcionan como interruptores, encendiéndolos o apagándolos. Muchos de estos cambios son claves para el correcto funcionamiento del cuerpo, pero otros son defectuosos y pueden provocar distintas enfermedades, incluido el cáncer. La epigenética está fuertemente implicada en la acción de los factores carcinogénicos ambientales. Pero del mismo modo que los errores epigenéticos pueden conducir a un cáncer, corregirlos puede ayudar a curarlo.

BBVA-OpenMind-Cuatro innovaciones para combatir el cancer con bacterias y virus-Cancer bacteria 4 - Los tratamientos genéticos tratan de utilizar herramientas de bioingeniería para evitar la reproducción de tumores. Imagen: Pixabay
Los tratamientos genéticos tratan de utilizar herramientas de bioingeniería para evitar la reproducción de tumores. Imagen: Pixabay

Según señala Manel Esteller, uno de los mayores expertos en epigenética del cáncer en España que trabaja en el Instituto de Investigaciones Biomédicas de Bellvitge, ya existen en el mercado varios medicamentos epigenéticos contra el cáncer que se están empleando para el tratamiento de leucemias y mielomas. Algunos de esos fármacos se dirigen a tipos de cáncer para los que hasta ahora sólo había tratamientos paliativos, resalta. En el futuro próximo, la genética de cada paciente también se usará para predecir su respuesta a los fármacos y administrarle el más adecuado.

Ventana al conocimiento

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