Elaborado por Materia para OpenMind Recomendado por Materia
4
Inicio Cuando los verdaderos pingüinos se extinguieron
02 abril 2024

Cuando los verdaderos pingüinos se extinguieron

Tiempo estimado de lectura Tiempo 4 de lectura

Si le dijéramos a alguien que los pingüinos se han extinguido, pensaría que estamos hablando de las previsibles amenazas futuras del cambio climático, o simplemente que se trata de una ficción. Pero es literalmente cierto: los que hoy llamamos pingüinos reciben este nombre por su semejanza —aunque su parentesco es solo lejano— con el animal que originalmente recibió este nombre, que a diferencia de los que hoy conocemos como tales no vivía en la Antártida, sino en el Ártico, y que se extinguió a mediados del siglo XIX: el alca gigante, o Pinguinus impennis; una especie única en la era de los humanos, y el único pingüino de nuestro tiempo que lleva este apelativo en su nombre científico.

BBVA-OpenMind-Yanes-Cuando los verdaderos pinguinos se extinguieron_1 De una especie cuya antigua abundancia los expertos calculan en millones, su distribución fue retirándose hacia el norte, desapareciendo del continente europeo a mediados del siglo XVI. Crédito: Images & Stories / Alamy Stock Photo.
De una especie cuya antigua abundancia los expertos calculan en millones, su distribución fue retirándose hacia el norte, desapareciendo del continente europeo a mediados del siglo XVI. Crédito: Images & Stories / Alamy Stock Photo.

La exploración del Ártico precedió a la de la Antártida por razones obvias: mientras que no hay pueblos nativos de la Antártida, sino solo un enorme continente de desierto blanco, en cambio las regiones polares septentrionales han estado habitadas por el ser humano desde hace 5.000 a 6.000 años. Pero la relación de los humanos con el alca gigante se remonta, de hecho, a tiempos muy anteriores: esta gran ave de 80 centímetros de alto y coloración blanca y negra, incapaz de volar pero magnífica nadadora, aparece entre los restos o representaciones hallados en asentamientos neandertales de hasta hace 100.000 años

El camino a la extinción: del plato a las almohadas

En época prehistórica el alca gigante se extendía por las costas del Atlántico norte hacia el sur, en América hasta Florida y las Bermudas, y en Europa hasta el Mediterráneo y Madeira, e incluso hay restos en alguna de estas regiones ya en nuestra era. En tiempos históricos su presencia en Europa fue en declive. La gran mayoría de los huesos se han hallado en sedimentos de restos de alimentos, lo que revela cuál fue nuestra principal relación con estas aves: comérnoslas. Pero curiosamente, en tiempos más modernos el principal motivo de su caza fue el plumón para fabricar almohadas. Y así, de una especie cuya antigua abundancia los expertos calculan en millones, su distribución fue retirándose hacia el norte, desapareciendo del continente europeo, salvo avistamientos esporádicos, a mediados del siglo XVI.

BBVA-OpenMind-Yanes-Cuando los verdaderos pinguinos se extinguieron_2 Cuando los exploradores europeos descubrieron en el hemisferio sur otras aves de aspecto similar al pingüino y que tampoco volaban, las bautizaron con el mismo nombre. Crédito: Antiquarian Images / Alamy Stock Photo.
Cuando los exploradores europeos descubrieron en el hemisferio sur otras aves de aspecto similar al pingüino y que tampoco volaban, las bautizaron con el mismo nombre. Crédito: Antiquarian Images / Alamy Stock Photo.

En el Ártico esta ave también era un alimento muy aprovechado por los nativos, pero allí la población humana era mucho menor. Sin embargo, se siguió cazando en la edad dorada de la navegación, cuando el alca gigante, bien conocida por exploradores y marineros, delataba la cercanía de las costas de Terranova y la península del Labrador. Pese a ello, nunca llegó a ser estudiada por científicos. Y aunque hay numerosas ilustraciones, solo se conoce un dibujo copiado del natural; el ejemplar que sirvió de modelo era la mascota del médico y naturalista danés Ole Worm, que publicó la figura en su obra de 1655 Museum Wormianum.

En 1758 el naturalista y botánico sueco Carlos Linneo incluyó el alca gigante entre las 4.400 especies animales descritas con un nombre científico binomial en su obra Systema Naturae, con la denominación de Alca impennis que hacía referencia a su asumido parentesco con el alca común (Alca torda), un ave de distribución similar que sí vuela. En 1791 se reclasificó en su propio género, Pinguinus impennis. El nombre de “pingüino”, que se empleaba desde el siglo XVI para designar a esta ave, tiene un origen debatido: se hace referencia al latín “pinguis” que en español es la raíz de la palabra “pingüe”, cuyo significado es “gordo” o “rechoncho”. Pero también se dice que en galés “pen gwyn” significa “cabeza blanca”.

Un caso de evolución convergente

En cualquier caso, la reclasificación reconocía que el pingüino merecía un género aparte de sus parientes más cercanos, alcas, frailecillos, araos y otros, todos ellos voladores; las gaviotas, charranes y otras aves acuáticas son también parientes, algo más lejanos. Hoy se sabe que el alca gigante tuvo un primo cercano de mayor tamaño y no volador, Pinguinus alfrednewtoni, en el Plioceno, hace unos 5 millones de años. Pero cuando los exploradores europeos descubrieron en el hemisferio sur otras aves de aspecto similar al pingüino y que tampoco volaban, las bautizaron con el mismo nombre. Sin embargo, los esfeníscidos, la familia que agrupa a los actuales pingüinos, están evolutivamente alejados del pingüino original.

La semejanza entre el verdadero pingüino del norte y los falsos pingüinos del sur es un caso de evolución convergente, especies distantes que desarrollan adaptaciones similares. Crédito: The Natural History Museum / Alamy Stock Photo.

La semejanza entre el verdadero pingüino del norte y los falsos pingüinos del sur es un caso de evolución convergente, especies distantes que desarrollan adaptaciones similares: en ambos casos prescindieron del vuelo y se especializaron en la natación, transformando sus alas en palas. Pero dado que partían de orígenes distintos, sus herramientas también muestran ligeras diferencias. Un estudio de 2020 de las universidades de Cambridge y Kioto mostró que utilizan distintos ligamentos para dar rigidez a sus alas: el alca gigante usaba uno heredado de sus ancestros voladores, mientras que los pingüinos no poseían este y adaptaron otros diferentes. Según el coautor de este estudio Junya Watanabe, “los puntos de partida ancestrales tienen un fuerte impacto en las diferencias menores que vemos en especies convergentemente similares como pingüinos y alcas”.

El 3 de junio de 1844 se mataron los dos últimos ejemplares confirmados de alca gigante en el islote de Eldey, en la costa de Islandia. Existe un informe de avistamiento posterior en 1852, y eso fue todo. Tanto en Europa como en América se sabía que la especie estaba en vías de extinción; las primeras medidas para su protección se remontan a 1553, pero no sirvieron de nada. En 2019 un estudio certificó algo que a nadie sorprende: “incluso si el alca gigante no hubiera estado amenazada por los cambios ambientales, la caza humana por sí sola habría sido suficiente para provocar su extinción”. Hoy el recuerdo del pingüino permanece, junto con el icónico dodo, como un símbolo de las especies que los humanos hemos exterminado. 

Javier Yanes

Crédito imagen principal:  Florilegius / Alamy Stock Photo.

Comentarios sobre esta publicación

El nombre no debe estar vacío
Escribe un comentario aquí…* (Máximo de 500 palabras)
El comentario no puede estar vacío
*Tu comentario será revisado antes de ser publicado
La comprobación captcha debe estar aprobada