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26 mayo 2021

La ciencia es la respuesta para un futuro sostenible

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A partir de la década de los años ochenta del siglo pasado dio comienzo un proceso de reflexión global para abordar la cuestión de la sostenibilidad y el desarrollo sostenible del planeta como uno de los grandes retos a los que se enfrenta la humanidad.

El debate está motivado por diversas razones: 

1 . Las evidentes contradicciones entre el crecimiento económico y la protección del medio ambiente y las perspectivas para sostener a medio y largo plazos las tasas de crecimiento de los países con economías más desarrolladas y las rápido crecimiento de Asia, sobre todo.

2. Las progresivas reservas  a las restricciones y limitaciones en “el estado de la tecnología y la organización social, o la capacidad del medio ambiente para satisfacer las necesidades actuales y futuras”. La falla de mercado más indudable es, muy probablemente la contaminación global, en todas sus formas, porque generalmente los agentes de mercado no pagan (no internalizan) los costos de los efectos.

La OMS señala la alta contaminación del aire de varias ciudades asiáticas como Karachi, Nueva Delhi, Katmandú y Pekín. Imagen: 8moments (Pixabay)
La OMS señala la alta contaminación del aire de varias ciudades asiáticas como Karachi, Nueva Delhi, Katmandú y Pekín. Imagen: 8moments (Pixabay)

No hay duda de que el modelo económico actual -gracias a la tasa sostenida de crecimiento de la productividad- ha generado un aumento considerable del bienestar en casi todo el mundo desde hace unos dos siglos.  Este modelo, no obstante, no ha evitado profundizar la desigualdad –bastante profunda- en el ingreso familiar entre los países del mundo. El ingreso actual (promedio) más alto (Catar) es 182 veces el de la República Centroafricana (FMI, 2017).  

Asimismo, aunque ciertamente hay sociedades que han mostrado avances más o menos uniformes en los indicadores de bienestar, también hay evidencias de que en la mayor parte de las economías del mundo las diferencias relativas en el ingreso familiar se han acentuado al interior de las mismas. El ejemplo más angustiante en este sentido es el de la mayor economía del mundo: la de los Estados Unidos.  En esta sociedad y en muchísimas otras los servicios como la salud o la educación no llegan a todas las familias –o son provistos con graves carencias- y esta condición tiende a perpetuar la pobreza.

Los éxitos sociales y económicos más recientes y notables están en Asia, donde modelos basados en la promoción de la inversión y exportaciones de bienes manufacturados han permitido convertir a millones de personas que vivían en condiciones de penuria en pujantes clases medias urbanas. América Latina también había observado avances en numerosos indicadores económicos y sociales en la transición del siglo, pero la crisis financiera global de 2007 y 2008 y, sobre todo, la magnitud de la emergencia sanitaria y sus impactos en áreas laborales, sociales, de salud, de educación y otras, han hecho retroceder numerosos logros anteriores.

La sanidad, la educación pública y las condiciones laborales y salariales, han sido, son y serán ámbitos muy sensibles, entre otros, en la pugna por el bienestar social.
La sanidad, la educación pública y las condiciones laborales y salariales, han sido, son y serán ámbitos muy sensibles, entre otros, en la pugna por el bienestar social.

Las economías nacionales son el producto de sociedades que dependen del entorno. No obstante, buena parte del crecimiento económico descrito en el párrafo anterior ha generado costos ambientales muy severos, que incluye prácticas agrícolas o pecuarias muy contaminantes y la gestión y consumo de especies silvestres no seguras, lo que ha aumentado vertiginosamente la aparición de nuevas enfermedades infecciosas. Efectivamente, hemos invadido muchos hábitats en prácticamente todo el globo. Alguna especie huésped portó al virus durante muchos años, pero al producirse el contacto con la (primera) persona, el virus encontró una nueva especie donde reproducirse. Abrimos la puerta que no debíamos abrir. Los seres humanos estamos agotando los recursos naturales del planeta y los niveles de calidad de vida empezarán a declinar en algunos años, a menos que se tomen medidas inmediatas. De hecho, éstas debieron haber sido aplicadas desde hace algunos años. El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas in inglés) advierte que, de continuar aumentando el consumo a este ritmonecesitaremos más de dos veces los recursos del planeta para abastecernos en el año 2050.  La deforestación, la tala, la invasión de hábitats, la emisión de CO2 y otras prácticas ‘económicas’ han provocado este fenómeno.  Hay evidencias de que el ritmo de las pandemias se ha acelerado en los últimos cincuenta años. Esto solo ha empezado.

Los indicadores de deterioro medioambiental en prácticamente todas las economías del mundo son evidentes. La temperatura promedio global está aumentando de manera inexorable, lo que ya está provocando cambios en el clima, que se está constituyendo en la principal  amenaza para el porvenir de la humanidad. La cuestión está en cómo afrontar esa amenaza. Detener el cambio climático debe ser el elemento central de la política económica global.

 La Global C02 Initiative calcula que sería posible reducir el equivalente al 10% de las emisiones atmosféricas actuales de dióxido de carbono de cada año para 2030, gracias a las CCUS. / Fuente:
La Global C02 Initiative calcula que sería posible reducir el equivalente al 10% de las emisiones atmosféricas actuales de dióxido de carbono de cada año para 2030, gracias a las CCUS.

Hasta ahora la ciencia económica convencional ha sugerido que la mejor forma de limitar las emisiones de gases de efecto invernadero es gravar las emisiones de carbono (esto es, crear un mercado de compensaciones) en el que quienes contaminen deban adquirir derechos de emisiones. Ahora bien, basarse exclusivamente en un impuesto (por ejemplo, sobre las emisiones de carbono) olvida la importancia del desarrollo tecnológico:  las energías renovables han experimentado un progreso espectacular: desde 2009, el costo de la energía solar ha disminuido significativamente, igual que la eólica, por lo que hoy son sustitutos de las fuentes no renovables. La Ciencia es, entonces –nuevamente- la mejor respuesta que tiene la Humanidad para enfrentar este enorme reto. La ciencia nos proporciona las mejores herramientas para acercarnos a la naturaleza y tratar de entenderla. La palabra ‘Ciencia’  proviene de la palabra en latín ‘Scientia’, que significa conocimiento. Conocer es comprender. Comprender es entender y transformar. La Ciencia nos ofreció una advertencia hace algunas décadas. El cambio climático es, por definición, un problema global que se ha de enfrentar con conocimientos, educación, inteligencia artificial y una amplia y profunda solidaridad internacional. Comprendamos lo siguiente: la colaboración global es la mejor manera de enfrentar este reto. El dilema está presente: invertir en más y mejor ciencia o contemplar un posible colapso de la civilización.

J. Francisco Pulido

Consejo de Ciencia y Tecnología del Gobierno del Estado de Morelos

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