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28 octubre 2019

Emergencia climática: ¿Por qué ahora?

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La mayor institución de estudio del cambio climático, el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC), ha estimado que solo tenemos 11 años para evitar que la situación sea irreversible, un dato que demuestra el tiempo se está agotando y que es necesario tomar medidas de forma urgente para mitigar los efectos que el cambio climático tenga en nuestro planeta ya no solo a largo plazo, sino también en un plazo inmediato. 

Desde hace un tiempo, voces destacadas dentro de movimientos ecologistas así como instituciones y medios de comunicación han comenzado a utilizar expresiones como ‘crisis climática’ y ‘emergencia climática’ ante la situación extrema que vivimos. La intención de este cambio a la hora de referirse a la situación es concienciar acerca de la importancia de tomar medidas que eviten que el cambio brusco del clima afecte de forma catastrófica a los ecosistemas de la Tierra y a los seres vivos que los habitan.

Un cambio semántico para cambiar el mundo

Las palabras importan. La forma que tenemos de denominar un fenómeno altera la percepción que el público general tiene del mismo. Es una técnica que en comunicación especialmente en comunicación política se utiliza a menudo y que es conocida como framing.

BBVA-OpenMind-Pablo Garcia-Rubio-Emergencia climatica-por que ahora-La sociedad se ha movilizado recientemente para pedir más acción contra la emergencia climática.
La sociedad se ha movilizado recientemente para pedir más acción contra la emergencia climática.

El framing o encuadre consiste en controlar la retórica de un asunto en concreto para definir la forma en la que es percibido por la sociedad. Son famosos algunos casos como el impuesto de sucesiones en Estados Unidos, que grava la propiedad que era heredada por una persona después de la muerte de su propietario. En este caso, portavoces del partido republicano que se oponían a esta tasa comenzaron a usar el término “impuesto a la muerte” (Death Tax) en lugar de “impuesto sucesorio” (Estate Tax) utilizado hasta entonces. La opinión desfavorable a partir de entonces comenzó a crecer y se estudió cómo al utilizar la acepción “impuesto a la muerte”, las posiciones contrarias al impuesto aumentaban hasta un 10%. 

En España, los detractores de la originalmente llamada Ley de Seguridad Ciudadana, consiguieron que se utilizase popularmente el término ‘Ley mordaza’, dotándola de una connotación negativa. 

Es por ello que se busca ahora una forma distinta de referirse al cambio climático. Mediante la denominación de la situación como ‘crisis’ o ‘emergencia’ se pretende poner énfasis en el carácter extremo del fenómeno y en el poco margen de reacción.

Y es que la expresión con la que nos referimos al cambio climático también ha cambiado con el tiempo. Durante los años 50 y 60, cuando se empezó a apreciar el aumento de la temperatura global, se extendió el uso del término ‘calentamiento global’, que fue el más utilizado hasta que en los años 80 y 90, al observarse que el resto de fenómenos atmosféricos —y no solo la temperatura— estaban cambiando, se comenzó a utilizar más frecuentemente la expresión ‘cambio climático’, que incluía otras variables como las precipitaciones, la presión atmosférica, el viento, la aridez o los fenómenos extremos. 

Los términos ‘calentamiento global’ (en rojo) y ‘cambio climático’ (en azul) se han intercambiado su popularidad en las búsquedas de Google. Fuente: Google Trends

Algunas fuentes apuntan a que el cambio se vio influenciado por la administración Bush, concretamente por el vicepresidente Dick Cheney, que contaba con informes que aseguraban que los términos ‘calentamiento global’ y ‘cambio climático’ se percibían de manera distinta por el votante. Mientras que el primero tenía una “connotación catastrófica”, el segundo parecía hacer referencia a un fenómeno “más controlable y menos emocional”.

Sea como fuere, lo que se reclama ahora es la utilización de un término que defina la situación de forma más precisa, más actualizada y más activista y que ponga el acento en la urgencia con la que es necesario actuar.

Motivos de sobra para la alarma

Aparte de la cuenta atrás de 11 años estimada por el IPCC, otros motivos preocupan a quienes reclaman una acción contundente para frenar la crisis medioambiental. La temperatura de la superficie no ha dejado de aumentar desde la revolución industrial y podría alcanzar un aumento de 1,5ºC en 2030. 

Desde una perspectiva urbana, este aumento parece escaso, pero tendrá consecuencias devastadoras para muchos ecosistemas terrestres. Esta diferencia afectaría a numerosas regiones con climas sensibles al cambio. Por ejemplo, el Ártico podría experimentar la desaparición de una gran parte de su masa de hielo. En el periodo entre 2007 y 2018, la cantidad de hielo ártico ya sufrió una reducción del 20% respecto a la década anterior. La prolongación de este deshielo acelerado provocaría un aumento del nivel del mar que obligaría a la movilización de millones de personas en todo el mundo. Además, los fenómenos climáticos extremos como las marejadas, las inundaciones o los ciclones aumentarían su frecuencia y su capacidad de destrucción. 

Los satélites de la NASA han observado cómo la masa de hielo ártico ha alcanzado niveles mínimos en 2019

También afectaría especialmente a las zonas áridas, aumentando su expansión y favoreciendo la aparición de fenómenos como la sequía, los incendios forestales y la desertización. 

Y, por supuesto, también afectaría a la biodiversidad terrestre y oceánica. Un aumento de 1,5ºC supondría la pérdida de entre el 70% y el 90% de los arrecifes de coral y el volumen de pesca anual se reduciría en 1,5 millones de toneladas. De alcanzar los 2ºC, la población de insectos se reduciría un 18%, la de vertebrados un 8% y la de aves un 5%. 

Este cambio no solo produciría desastres medioambientales, sino también sociales y económicos. En pocos años nos enfrentaríamos al desplazamiento de millones de personas, una crisis alimentaria por la destrucción de cultivos y ganado, el aumento de la transmisión de enfermedades y la multiplicación de la pobreza.

Un hilo de esperanza

Sin embargo, la humanidad está a tiempo de frenar que todos estos pronósticos se hagan realidad. Los esfuerzos se centran ahora en la descarbonización de la atmósfera mediante la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. 

El Acuerdo de París, heredero del Protocolo de Kioto y firmado por 96 países y por la Unión Europea en 2015, se comprometió con este fin y estableció que el calentamiento global no debería sobrepasar el aumento de 1,5ºC respecto a niveles preindustriales. Aunque la administración Trump anunció que Estados Unidos se retiraba de dicho acuerdo, el resto de los países continúan comprometidos con este objetivo. 

La emergencia climática es una carrera que estamos perdiendo, pero es una carrera que podemos ganar

Antonio Guterres, Secretario General de la ONU

Los esfuerzos se están empezando a notar. Por ejemplo, la Unión Europea ha conseguido reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 21,7% en 27 años, y va camino de reducirlas hasta en un 40% en 2030. 

Estos datos confirman que los acuerdos internacionales para la protección ambiental funcionan y tienen consecuencias positivas. Otro ejemplo de ello es el Protocolo de Montreal, que se implantó con el objetivo de proteger la capa de ozono después de que en los años 80 se descubriese un inmenso agujero en esta capa que aumentaba el impacto de la radiación ultravioleta en la Tierra. Su aplicación ha servido para reducir las emisiones de elementos nocivos para la capa de ozono y controlar la expansión del agujero, que se espera que se empiece a recuperar a partir del año 2020.

Sin embargo, todavía es necesario desarrollar más medidas e implicar a más partes para mantener los compromisos del Acuerdo de París. Los esfuerzos deberían centrarse en el cambio de modelo energético, pasando del modelo basado en la combustión de recursos fósiles a otro basado en energías limpias que no emitan gases contaminantes, un proceso llamado transición energética

BBVA-OpenMind-Pablo Garcia-Rubio-Emergencia climatica-por que ahora-4-La solución implica un cambio de nuestros modelos energéticos, de consumo y de transporte.
La solución implica un cambio de nuestros modelos energéticos, de consumo y de transporte.

En este sentido, se han producido muchos avances y se están invirtiendo numerosos recursos para desarrollar soluciones tecnológicas que permitan la adaptación a nuevos hábitos formas de vida que no impliquen la contaminación del medioambiente. 

Pero para que sea eficiente debe pasar por implicar a todos los países y sociedades, especialmente a aquellas todavía en desarrollo o con un índice de desarrollo bajo. Estas geografías, aparte de contar con menos recursos para luchar contra el clima, también serían las que más sufrirían sus consecuencias, por lo que es importante no dejarlas de lado. 

Por lo tanto, la denominación de ‘emergencia climática’ o ‘crisis climática’ pretende tener un impacto en la forma en la que el cambio climático es percibido por la sociedad, convencer de que un cambio de paradigma y de nuestros hábitos diarios es necesario, deslegitimar a quienes siguen pensando que el cambio climático es una conspiración y, sobre todo, instar a quienes tienen que tomar medidas a gran escala a hacerlo con urgencia. 

Pablo García-Rubio para OpenMind

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