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20 junio 2019

El 5G puede alterar las predicciones meteorológicas

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El despliegue del 5G ya está en marcha. En el sector tecnológico, muchos anuncian que esta nueva red móvil será capaz de revolucionar distintos aspectos de nuestras vidas, desde las operaciones en el quirófano a los eventos deportivos o nuestro entorno doméstico. Pero la entrada de un nuevo vecino en la comunidad que habita el espectro radioeléctrico no siempre está exenta de inconvenientes. Toca reunirse entre todos y actualizar las normas de convivencia.

En este caso, las alarmas han saltado entre los meteorólogos. Según alertan, algunas de las frecuencias a las que operan las nuevas redes 5G están próximas a una ya ocupada (la de 23,8 gigahercios) para tomar valiosas mediciones de los satélites usados en las predicción del tiempo. Según advierten, esta circunstancia puede provocar interferencias que invaliden esos datos y, por consecuencia, las predicciones. La última subasta para la banda 5G abierta en EE UU —un país que lucha por llevar la delantera en el desarrollo de la nueva red— no ha ayudado a despejar todas las preocupaciones. Como señaló la revista Nature a finales de abril, algunas de las frecuencias en fase de asignación están muy cerca de la ya mencionada que usan los satélites meteorológicos.

La Organización Meteorológica Mundial (OMM) acaba de aprobar una resolución que destaca la necesidad de encontrar acuerdos globales para proteger las frecuencias radioeléctricas utilizadas por los meteorólogos. En particular, expresa su “seria preocupación” por las amenazas a esas bandas debidas al desarrollo de otros servicios de radiocomunicación que comparten el espectro. “Poner en peligro esas frecuencias es poner en peligro las predicciones, los servicios de alerta y, en consecuencia, la vida de las personas”, afirma una nota de la agencia.

Las frecuencias a las que operan las nuevas redes 5G están próximas a la ocupada para tomar mediciones de los satélites usados en las predicción del tiempo. Crédito: Greg Goebel

Cómo evitar interferencias entre sistemas distintos será también objeto de debate en el próximo congreso mundial sobre radiofrecuencias de la Unión Internacional de las Telecomunicaciones (UIT), que se celebrará el próximo mes de octubre en Sharm el Seij (Egipto). Allí se hablará de la llegada del 5G. “Las consecuencias para las predicciones del tiempo van a depender de los métodos establecidos allí”, explican a OpenMind fuentes de la OMM. “Si se llegaran a elegir criterios adversos, el impacto del 5G será gradual y empeorará según se vaya desplegando”, agregan.

La necesidad de encontrar acuerdos

José Antonio Fernández, director de Producción e Infraestructuras en la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) de España, explica que en la frecuencia de 23,8 gigahercios es donde los sensores satelitales pueden detectar el contenido de vapor de agua en un punto concreto de la atmósfera. “Esos datos son fundamentales para los modelos de predicción numérica que nos permiten hacer previsiones del tiempo”, explica. El experto agrega que esas mediciones no se pueden tomar en otros puntos del espectro. “La frecuencia a la que vibran las moléculas de vapor de agua es esa. Nosotros no podemos cambiarla”, apunta.

El problema, sigue Fernández, se debe a que a veces la señal emitida en una frecuencia concreta puede salirse e invadir bandas cercanas. Esta circunstancia se evitaría si la emisión se amortigua lo suficiente antes de que llegue a interferir, lo que supone establecer determinados parámetros técnicos para evitar que se dé el caso, agrega. La cuestión, entonces, no es impedir la adjudicación de alguna de las frecuencias destinadas al 5G, sino que todos los actores implicados en el despliegue de la nueva red tengan en cuenta las observaciones científicas de los meteorólogos y establezcan las medidas oportunas para proteger sus operaciones, según la OMM.

Pero en este aspecto no hay unanimidad. Según avanzó la revista Nature, la Comisión Europea considera necesario, para evitar problemas, un determinado mínimo de amortiguación de la señal (que se calculan en decibelios); y la OMM es todavía más estricta. Por el otro lado, la autoridad responsable de la regulación del espectro radioeléctrico en EE UU estableció en la última subasta un criterio más flexible.

La frecuencia de 23,8 gigahercios es donde los sensores satelitales pueden detectar el contenido de vapor de agua en un punto concreto de la atmósfera. Crédito: NASA/JPL

Lo que pase en un país afecta también a otros, porque la recogida de los datos necesarios para elaborar las predicciones a través de los satélites se realiza a escala global, recuerda Fernández. Este aspecto, afirma, aumenta la preocupación en el sector. “Si estamos midiendo mal lo que está pasando ahora en EE UU, las previsiones a cinco o seis días vista serán peores”.

El espectro, un recurso “escaso y valioso”

Federico Ruiz, responsable del Observatorio 5G de España, explica que “el espectro radioeléctrico es un recurso escaso y valioso”, lo que hace que “todos sus usuarios se aferran a él”. Por eso, afirma, “cuando llega cualquier nuevo vecino, como en el caso del 5G, siempre cabe la posibilidad de que durante algún tiempo se generen interferencias, hasta que se establezcan las reglas de coexistencia”. El debate sobre el encaje entre la nueva tecnología y los instrumentos de predicción meteorológica no le parecen una anomalía. “Este es el día a día de la gestión del espectro”, mantiene.

En su opinión, hay que “desdramatizar”, porque está convencido de que, si se diera el caso, “se encontrará una solución” tanto para este tema como “posiblemente otros muchos, que desconocemos y que puedan aparecer”. Su posición, precisa, no es “ni mucho menos minusvalorar cualquier problema de gestión del espectro”. Pero excluye escenarios críticos. “No nos vamos a quedar sin predicciones meteorológicas, desde luego”, sostiene.

Por su lado, Fernández recuerda que los avances en telecomunicaciones “también son muy útiles para la meteorología”. Como ejemplo, pone el hecho de que el 5G puede impulsar el desarrollo del Internet de las Cosas, lo que permitiría a los meteorólogos “recibir miles de datos” de elementos como coches y móviles, utilizables a la hora de hacer previsiones. En su opinión, ahora lo importante es reconocer en el congreso de octubre condiciones comunes para el encaje de la nueva red móvil, y hacer que estas condiciones se cumplan. De esa manera, sostiene, “se puede llegar a convivir”.

Francesco Rodella

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