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26 octubre 2021

El Síndrome del Espejo

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Durante los últimos meses y de diversas formas, distintos medios de comunicación han alertado, con más o menos concreción y alarma, sobre algunos de los desarreglos provocados en muchas mujeres jóvenes por el uso compulsivo de las redes sociales, Instagram entre otras, en todo lo que se refiere a la imagen de su cuerpo en relación con las que se les ofrece de forma positiva y deseable en esos espacios virtuales. Tal y como se han presentado pudiera parecer que el fenómeno es más puntual que extendido y arraigado. Sin embargo, en nuestra opinión, nos encontramos ante un preocupante, amplio y complejo problema de salud pública, que requiere de un debate informado y sobre el que es precisa una intervención social que pueda integrar incluso una legislación reguladora, —como la que ha iniciado Noruega con una nueva Ley (1 de julio de 2021) que obliga a etiquetar las prácticas de retoque fotográfico de las influencers—, que intente responder a este otro nuevo desafío que se nos plantea en nuestras sociedades contemporáneas.

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Desde el 1 de julio de 2021, las influencers en Noruega deben indicar si hay retoque fotográfico en sus publicaciones de Instagram

Según la doctora Katherine Phillips de Cornell University, de acuerdo con los hallazgos de la literatura científica al respecto y con nuestra propia investigación realizada hasta la fecha, el Síndrome del Espejo (también conocido como Síndrome de Dismorfia Corporal) es un trastorno mental que se relaciona con la imagen corporal más extendido de lo que pudiera parecer. Se trata de un serio problema de salud, que aún no ha obtenido la atención institucional, social y mediática que merece, pero sobre el que los datos indican un incremento notable entre mujeres jóvenes: del total de personas diagnosticadas el 60% son mujeres a partir de los 12 o 13 años y dos tercios de las mujeres que experimentan este síndrome sufren desórdenes antes de los 18 años (datos de la International OCD Foundation).

El diagnóstico y la delimitación del Síndrome del Espejo no es fácil y afecta a personas de cualquier estrato socioeconómico, etnicidad u origen geográfico. Usualmente suele relacionarse con desórdenes alimentarios. Sin embargo, la raíz de este problema, que a veces conduce a desórdenes alimenticios o incluso el suicidio, se encuentra, según nuestras investigaciones, en un lugar aún más profundo, ubicado en la propia percepción y en la narrativa cultural consecuente que estas personas construyen en torno a cualquier zona de su cuerpo. Una vez que el sujeto configura un principio narrativo por el que asimila y proyecta que su cuerpo se encuentra en estado de crisis (desajuste, disonancia o desequilibrio frente a otros modelos de cuerpo sancionados como positivos) se dispara todo un conjunto de problemas psicosociales, como baja autoestima, depresión, cuadros de ansiedad, aislamiento social, abuso de alcohol y sustancias ilícitas para poder sobrellevar la presión y la carga emocional difícilmente soportable, lo que conduce, en algunos casos, a comportamientos suicidas. Según los últimos datos ofrecidos por un estudio publicado en el Journal of Psychopathology en 2019, el 21.5% de quienes padecen el Síndrome del Espejo han tenido intentos suicidas y el 74.5% han pensado en intentarlo.

BBVA-OpenMind-Valdivia-Sindrome del espejo-gift-habeshaw-la raíz de este problema, que a veces conduce a desórdenes alimenticios o incluso el suicidio, se encuentra, según nuestras investigaciones, en un lugar aún más profundo, ubicado en la propia percepción y en la narrativa cultural consecuente que estas personas construyen en torno a cualquier zona de su cuerpo
La raíz de este problema se encuentra ubicado en la propia percepción y en la narrativa cultural consecuente que estas personas construyen en torno a cualquier zona de su cuerpo

El negocio de las influencers de belleza está estratégicamente relacionado con la promoción de unos ciertos cánones, prácticas y comportamientos de belleza no sólo impuestos desde quienes los producen, sino también reafirmados y reconfigurados por aquellas personas que los asumen y consumen. Así sucede, por ejemplo, con el uso excesivo de filtros de edición de los cuerpos que se publican en las redes sociales, principalmente Instagram, los cuales, a su vez, generan nuevos tipos de cánones de cuerpos y de belleza cada vez más alejados de la diversidad anatómica y estética real de las personas.

Este fenómeno se desarrolla en un bucle que se retroalimenta y que es muy difícil de interrumpir, ya que al interés comercial se le añade una narrativa cultural, construida desde la identificación corporal narrativa con un permanente estado de crisis, donde la disonancia con el modelo activa respuestas psicoemocionales primarias de angustia, pánico, odio y frustración. Todo ello contribuye, aún más si cabe, a la dificultad de un diagnóstico ya de por sí complejo. Las personas que sufren del Síndrome del Espejo no suelen ser conscientes de que sufren tal trastorno, ni en qué área de su amplio espectro se encuentran. Tampoco su entorno social es capaz de reconocer pronto y precozmente las señales de alerta que, muy a menudo, suelen confundirse con aspectos normalizados de los rituales de belleza, el uso de redes sociales o, incluso, se identifican con las tendencias de la moda.

En consecuencia, ante el carácter extraordinariamente complejo de este problema de salud pública, es necesario adoptar un enfoque que incluya de manera sinérgica todas las perspectivas que intervienen en el desarrollo de este trastorno, cuyas causas aún no están claras pero en las que sin duda intervienen distintos factores biológicos, sociales, genéticos y experienciales.

BBVA-OpenMind-Sindrome del espejo-soluciones-fares-hamouche- eduque a los usuarios en el manejo de las redes sociales y de los filtros de belleza en ellas para que tomen conciencia no sólo sobre el grave perjuicio que estas prácticas tienen para su propio desarrollo psicosocial y su propia salud, sino para que también entiendan la co-responsabilidad que todos los ciudadanos tenemos en la amplificación, reproducción y activación de la narrativa cultural de los cuerpos en crisis como algo normalizado y positivo.
Parte de la solución implica la educación en el manejo de las redes sociales y los filtros de belleza para entender el perjuicio de estas para el desarrollo psicosocial y entender la co-responsabilidad en la amplificación, reproducción y activación de la narrativa cultural de los cuerpos en crisis como algo normalizado y positivo

Entre otras actuaciones, para afrontarlo podrían tomarse como punto de referencia algunos de los principios y objetivos de la Ley noruega, como por ejemplo la obligatoriedad de marcar la publicidad retocada o manipulada y alertar sobre el uso de filtros. No obstante, aunque la Ley noruega se nos ofrece como un valioso precedente, desde nuestra práctica investigadora hemos constatado que la acción restrictiva o punitiva no es suficiente para afrontar de manera satisfactoria este fenómeno. En este sentido, consideramos que cualquier gobierno que se tome en serio este problema de salud pública, que va en aumento, debería emprender como mínimo una acción coordinada en la que se eduque a los usuarios en el manejo de las redes sociales y de los filtros de belleza en ellas para que tomen conciencia no sólo sobre el grave perjuicio que estas prácticas tienen para su propio desarrollo psicosocial y su propia salud, sino para que también entiendan la co-responsabilidad que todos los ciudadanos tenemos en la amplificación, reproducción y activación de la narrativa cultural de los cuerpos en crisis como algo normalizado y positivo.

Pablo Valdivia

Catedrático de Cultura y Literatura de la Universidad de Groningen, Director de la Escuela Nacional de Investigación de Estudios Literarios de los Países Bajos e Investigador de la Universidad de Harvard

Rosmery-Ann Boegeholz

Investigadora de la Universidad de Groningen y de la Escuela Nacional de Investigación de Estudios Literarios de los Países Bajos.
Investigadora Doctorado en Comunicación, Universidad Austral de Chile. 
Becaria ANID: Subdirección de Capital Humano, Doctorado Nacional 2021-21210084, Chile.
 

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