Sinopsis: Mientras reparan un satélite dos astronautas sufren un grave accidente y quedan flotando en el espacio. Son la doctora Ryan Stone (Sandra Bullock), una brillante ingeniera que realiza su primera misión espacial, y el veterano astronauta Matt Kowalsky (George Clooney). La misión exterior parecía rutinaria, pero ahora completamente solos, intentarán por todos los medios buscar una solución para volver a la Tierra (FILMAFFINITY).
Un consejo: si no han visto Gravity, no dejen de verla. Pocas películas habrá tan innovadoras y humanas como está obra del mejicano afincado en Hollywood Alfonso Cuarón. Y también muy pocas pueden enseñarnos lecciones tan útiles de management para aquellos que como nosotros vivimos tiempos de crisis, contingencias adversas y situaciones de riesgo. Justo como las circunstancias espaciales críticas en las que se mueven la doctora Stone y el comandante Kowalsky. Y dentro del abanico de temas de gestión que nos ofrece la película, podemos fijar nuestra atención en aquello que me parece más útil y cercano para todos nosotros: cómo conseguir y mantener una comunicación interpersonal eficaz con nuestros colaboradores y equipos. En este sentido Gravity es, como veremos, todo un tratado práctico de antropología de la comunicación y la escucha. Descubriendo así la gran tesis del director a lo largo de la película: que un ser humano solo, es un ser incompleto. Por eso en su etimología latina – “communio”- comunicación significa puesta en común. Verdades que podemos trasladar a nuestra vida profesional, por más que se ignore a menudo.
Una herramienta eficaz: Gravity y la “Ventana de Johari”
Para entender mejor cómo se va estableciendo una relación personal, esto es verdadera, y profesionalmente eficaz entre los dos protagonistas, nos vendrá bien recordar el marco de referencia que dos psicólogos, Joe Luft y Harry Ingham, elaboraron para ayudarnos a mejorar y comprender las interacciones humanas. Lo que dio lugar al esquema conocido como “Ventana de Johari”, formado por la intersección de dos columnas (lo que Yo sé y lo que Yo no sé) y dos filas (lo que los Demás saben y lo que los Demás no saben). Lo cual nos da cuatro cuadrantes: Zona Abierta, Zona Oculta, Zona Ciega y Zona Desconocida, como vemos en la Figura 1.

Veamos la situación de partida: ambos compañeros de proyecto – doctora Stone y comandante Kowalsky- viven al inicio de la película y antes del accidente con un “Zona Abierta” prácticamente nula. Sus mundos son tan distintos como distantes: para ella es su primera misión espacial y su interés es de investigación científica con los paneles solares. Agravado por un carácter introvertido y taciturno, poco amiga de transmitir información personal. Por otra parte, nuestro astronauta es altamente experimentado, de hecho será su última misión espacial, no muestra interés ni conoce la parte científica de la expedición y trabaja acompañado en su traje espacial de una música country de fondo. Además, las circunstancias físicas en el espacio sideral con sus escafandras y trajes parecen obstáculos insalvables para una comunicación fluida. Por eso se da el laconismo en su comunicación respectiva. No hay propiamente conversación: silencios y monosílabos en la rutina de las tareas. Así sucede a menudo en la comunicación vertical y horizontal en nuestras organizaciones: una” Zona Abierta” minúscula comporta unas “Áreas Ocultas y Ciegas” simétricamente tan amplias como suspicaces. Es el problema de los reinos de taifas tan común a nuestras empresas. Por eso, volviendo a la película, entre ambos protagonistas hay en este comienzo mera información (unidireccional) pero no comunicación (bidireccional).
Y sin embargo, el comandante Kowalsky va a ir rompiendo el hielo y tendiendo puentes al “tú” de la científica, sabiendo que el ser humano es un homo loquens. Y que conversar es preguntar, que es lo que hace Clooney siguiendo el consejo de Antonio Machado: “Para conversar, preguntad primero. Y después…escuchad” Y es el modo en que le pregunta y va escuchando a Sandra Bullock en sus traumas internos, sus dolores más hondos, sus barreras más invisibles, como logra el comandante que el yo verdadero de su compañera vaya saliendo a la superficie sideral en plena crisis y hundimiento de la misión. La paradoja que plantea la película es evidente: cómo gracias a la escucha activa que realiza el comandante pueden comunicarse fluidamente y trabajar en equipo dos personas a pesar del silencio infinito del espacio y de las barreras físicas que suponen las escafandras y el canal radiofónico. De modo que las zonas ciegas y ocultas son demolidas en pro de una ampliación de la “Zona Abierta” que cumple ya los cuatro requisitos de una relación amigable y efectiva entre dos personas, según establecía Carl Rogers, autor del artículo más reeditado de la historia de la Harvard Business Review [1] : “Barriers and Gateways to Communication” (July–August 1952):
- La autenticidad, que permite progresivamente a Sandra Bullock expresar sus modos de sentir sin mascaras ni reservas propias de los cuadrantes ocultos mencionados. Así, nuestra protagonista aprende algo que tenía censurado en la Tierra: a quejarse, a revelar su dolorido pasado.
- La cordialidad de George Clooney que con paciencia va logrando la aceptación de la otra parte, sin pretender que se comporte como uno quiera. La doctora sigue manteniendo su autonomía, personalidad y manera de hacer y ser.
- La empatía, a través de la comprensión por parte de George Clooney del profundo dolor que embarga a Sandra Bullock por un hecho bien traumático en su pasado.
- La disposición de apertura, hacía la otra parte que convierte una actitud monológica en otra dialógica donde cabe la conversación, una vez desactivada la función bloqueadora de nuestros juicios internos.
Por eso, para mejorar la escucha podemos proponernos seguir, como hace nuestro protagonista espacial, estas sencillas pautas que refleja la figura 2:

De manera que comprendamos así la necesidad esencial de la confirmación que tiene el ser humano, y por lo tanto también nuestros colegas y colaboradores en el puesto de trabajo. Necesidad ésta que la describe Martin Buber de manera elocuente cuando afirma:
“El fundamento de la vida del hombre con el otro es doble y único al mismo tiempo: el deseo de cada persona de ser confirmado como lo que ella es, e incluso como lo que puede llegar a ser, por parte de los demás; y la innata capacidad humana de confirmar a sus congéneres de la misma manera” [2].
Nada menos que todo eso nos enseña este prodigio de película que es Gravity. Y es que en efecto, un ser humano solo es un ser incompleto, también en momentos de crisis. No somos, como bien sabía el comandante Kowalsky y aprendió de él la doctora Stone, Robinson Crusoe. No es pequeño descubrimiento.
Ignacio García de Leániz Caprile
Profesor de Recursos Humanos/ Consultor. Universidad de Alcalá de Henares
Referencias:
[1] Hay traducción española: C. Rogers y J. Roethlisberger, “ Barreras y puertas para la comunicación empresarial”, Harvard Deusto Business Review, , Nº 50, 1992, págs. 50-58
[2] Martin Buber, “Distance and Relation”, in: “Psychiatry”, vol. 20, May, 1957, pp.101-103.
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