Elaborado por Materia para OpenMind Recomendado por Materia
5
Inicio ¿Estás de humor para unos pasatiempos?
08 marzo 2023

¿Estás de humor para unos pasatiempos?

Tiempo estimado de lectura Tiempo 5 de lectura

¿De qué hablamos cuando hablamos del humor? O, para ser más precisos, cuando hablamos de estar, o no, de humor. Otra cuestión, más trascendente, es si afecta nuestro estado de humor a cómo afrontamos las tareas que realizamos y, si es así, de qué modo lo hace. Un estudio recién publicado ofrece algunas respuestas a estas preguntas y concluye, además, que nuestro ánimo condiciona la forma en que procesamos el lenguaje. 

El diccionario de la RAE, en la séptima y última acepción del término “humor” alude a un estado afectivo que se mantiene por algún tiempo. Y, efectivamente, los psicólogos definen el humor como un estado afectivo —distinto de la emoción— de baja intensidad, difuso y relativamente duradero. Un estado afectivo que oscila entre el buen y el mal ánimo y que, en última instancia, sí  afecta o, al menos, condiciona, la manera en la que acometemos las tareas mientras perdura.

BBVA-OpenMind-Barral-estas de humor para unos pasatiempos_1 El estudio señala que al procesar un discurso, el receptor hace un ejercicio de continua comparación entre sus conocimientos adquiridos y el contenido del texto. Crédito: Getty Images
El estudio señala que al procesar un discurso, el receptor hace un ejercicio de continua comparación entre sus conocimientos adquiridos y el contenido del texto. Crédito: Getty Images

Más en concreto, parece que el estado de humor tiene incidencia en cómo procesamos una información, leída u oída. Y, más específicamente, en cómo procesamos el mensaje del discurso. Es decir, que el humor tiene incidencia en nuestro análisis del contenido, más que en el continente; en el fondo, más que en la forma.

Pasatiempo 1: Contenido vs continente. Fondo vs forma

BBVA-OpenMind-Pasatiempo_1

El 31 de marzo de 1983 a las 8:12 horas de la mañana la tierra tembló en Popayán, Colombia, durante apenas 18 segundos. Fue un terremoto bastante modesto, pues sólo alcanzó una magnitud de 5,5 en la escala Richter. Sin embargo, asoló la ciudad causando graves destrozos y dejándola en ruinas. Algo que, años después, trató de reflejar el pintor y escultor colombiano Fernando Botero en su lienzo Terremoto en Popayán, pintado en 1999.

Aunque, bien mirado, hay un detalle en el cuadro que invita a pensar que tal vez el seísmo no causó un impacto tan indeleble en el artista… o quizá simplemente sea cuestión del tiempo transcurrido.

 Una animada conexión, un ejercicio de constante equilibrio 

¿Por qué sucede esto? Si bien el humor y el lenguaje residen en regiones diferentes del cerebro, existe cierta interacción entre ambas. Algo que se ha comprobado experimentalmente al monitorizar la actividad cerebral in vivo. Esta interacción se traduce en diferentes consecuencias. Así, estudios previos han puesto de manifiesto que, por ejemplo, cuando estamos de buen humor, esperamos y anticipamos un final positivo u optimista al leer una historia; y, al contrario, si nuestro humor es negativo. También señalan que con buen humor estamos más abiertos o predispuestos a finales alternativos o inesperados que desafíen nuestro entendimiento y visión de la realidad.

Ahora, los investigadores han concluido algo bastante más trascendente, desde un punto de vista práctico o, incluso, laboral, como es que nuestro estado de humor también condiciona cuán puntillosos somos a la hora de evaluar el contenido de un discurso informativo—neutro y carente de emociones—. Como la respuesta a una pregunta de un examen, un informe laboral o un escrito a revisar,  por ejemplo.

Pasatiempo 2: El inconsistente lenguaje de las matemáticas

El problema del tablero de ajedrez mermado es un clásico problema matemático en el cual tenemos un tablero de ajedrez al que le faltan dos esquinas opuestas, de tal modo que sólo le quedan 60 cuadros; y disponemos de 31 fichas de dominó cuyas medidas cubren exactamente dos cuadros del tablero. ¿Es posible colocar las 31 piezas de dominó de manera que, entre todas, cubran los 60 cuadros del tablero? ¿O, por el contrario, se trata de un problema inconsistente?

BBVA-OpenMind-Pasatiempo_2

Tal y como explican en el estudio sus autores, durante el procesamiento de un discurso el receptor de la información hace un ejercicio de continua comparación entre sus conocimientos adquiridos —y almacenados en la memoria a largo plazo— y el contenido del texto. 

Si bien los contenidos divertidos no modifican el estado de ánimo inicial del espectador, las películas tristes sí inducen al mal humor. Crédito: Getty Images
Si bien los contenidos divertidos no modifican el estado de ánimo inicial del espectador, las películas tristes sí inducen al mal humor. Crédito: Getty Images

Un equilibrio que, según han podido constatar, se desplaza hacia uno u otro lado atendiendo a nuestro estado de humor en ese momento. Al parecer, cuando estamos de buen humor tendemos a fiarnos más de lo que sabemos. O dicho de otro modo, tendemos a pasar por encima detalles del discurso que contradicen esos conocimientos. Los procesamos como deslices o erratas sin mayor importancia. En definitiva, somos más benévolos a la hora de juzgarlo. Por el contrario, cuando estamos de mal humor, evaluamos de una forma más severa o profunda el texto y, cuando detectamos una posible inconsistencia, algo que no encaja con nuestros conocimientos adquiridos, reevaluamos —nos detenemos más— en la sentencia en busca de un posible significado distinto o si, por el contrario, se trata de una inconsistencia fruto del desconocimiento. Mal asunto cuando el que está de malas es tu examinador o el encargado de supervisar tu trabajo.

Un ejemplo de estudio

Un ejemplo práctico de este procesamiento o evaluación del discurso en función de nuestro estado de ánimo es la distinta forma en que los voluntarios del estudio se enfrentaron a la sentencia “al apagar las luces, se veía mejor” en una historia sobre observación astronómica. Una frase que, en primera instancia, puede resultar contradictoria pero que, sin embargo, encaja con nuestros conocimientos adquiridos, dado que sabemos que las mejores condiciones para la observación del cielo nocturno se dan en ausencia de luces. Pues bien, los investigadores detectaron una mayor actividad cerebral vinculada a la evaluación de la frase en los voluntarios de mal humor que en los restantes.  

Un deprimente corolario

Un curioso razonamiento que deja el estudio tiene que ver con el método al que recurrieron los investigadores para modificar o condicionar el humor de los voluntarios: con fragmentos de una película triste/deprimente como La decisión de Sophie, o de una serie divertida y alegre como Friends. Constataron que, si bien los contenidos divertidos no modifican el estado de ánimo inicial del espectador, las películas tristes si inducen al mal humor, lo que invita a pensar que somos más propensos a tener un humor de perros.  

Pasatiempo 3: ¿El mago de Oz te pone de buen humor?

En la clásica película El Mago de Oz (1939), el personaje del Espantapájaros rinde homenaje al Teorema de Pitágoras exclamando “la suma de la raíz cuadrada de los dos lados de un triángulo isósceles es igual a la raíz cuadrada del otro lado”, en lo que se cree que constituye un guiño o broma matemática oculta, ya que en realidad el Teorema de Pitágoras lo que afirma es que “la suma de los cuadrados de los dos lados de un triángulo isósceles es igual al cuadrado del otro”.

BBVA-OpenMind-Pasatiempo_3

Por cierto, ¿has detectado alguna inconsistencia que te haya espantado en el párrafo precedente?

Soluciones

 


Miguel Barral

Comentarios sobre esta publicación

El nombre no debe estar vacío
Escribe un comentario aquí…* (Máximo de 500 palabras)
El comentario no puede estar vacío
*Tu comentario será revisado antes de ser publicado
La comprobación captcha debe estar aprobada