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02 febrero 2023

Un sí a la energía nuclear

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Cuando la Unión Europea despertó, la Rusia de Putin seguía allí. ¿Puede permitirse prescindir de una energía antes denostada y ahora incluida en la categoría oficial de energías limpias? ¿Son viables sus ambiciosos objetivos de emisiones, expansión renovable y soberanía sin ella? Enrique Miguel González Romero, uno de los mayores expertos españoles en la materia y Director de la División de Fisión Nuclear del CIEMAT (Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas de España), responde a este dilema. 

BBVA-OpenMind-Zurdo-necesidad de instalaciones nucleares se extendera_1- Según Enrique Miguel González Romero, director de la División de Fisión Nuclear del CIEMAT, los reactores de cuarta generación aportarán ventajas en la seguridad de la instalación. Crédito: Entrevistado
Según Enrique Miguel González Romero, director de la División de Fisión Nuclear del CIEMAT, los reactores de cuarta generación aportarán ventajas en la seguridad de la instalación. Crédito: Entrevistado

¿Está justificada la mala prensa de la energía nuclear?

Es una tecnología compleja, muy poco intuitiva, implica riesgos que deben ser controlados con tecnología sofisticada, fuerte supervisión y una cultura de seguridad extrema. Esto contribuye a que la opinión pública sea muy variable en función del país, sus necesidades y recursos energéticos, su posicionamiento industrial y la política del gobierno. En general, en los países donde contribuye notablemente a su mix energético, la opinión pública está más informada y el apoyo es mayor. La energía nuclear es y ha sido durante más de 40 años la mayor fuente con bajas emisiones de CO2 y gases de efecto invernadero. Incluso teniendo en cuenta todos los procesos de construcción, generación, desmantelamiento y gestión de residuos, sus emisiones por kWh son tan bajas como las más bajas de las renovables. 

¿La inclusión en la Taxonomía europea de energías limpias, las crisis económicas y la dependencia energética pueden prolongar su uso?

Puede contribuir a que ciudadanos y agencias financiadoras perciban estas características y consideren éticamente aceptable su empleo en la transición energética. En una situación de incertidumbre de suministros energéticos mundiales, con alta volatilidad de precios en los combustibles fósiles, las características de la energía nuclear la convierten en una herramienta potente y disponible para gestionar el presente y el futuro a corto y medio plazo, sin renunciar a los objetivos de la transición energética a medio y largo. 

La energía nuclear es y ha sido durante más de 40 años la mayor fuente con bajas emisiones de CO2 y gases de efecto invernadero. Crédito: NICOLAS TUCAT/AFP via Getty Images
La energía nuclear es y ha sido durante más de 40 años la mayor fuente con bajas emisiones de CO2 y gases de efecto invernadero. Crédito: NICOLAS TUCAT/AFP via Getty Images

¿Cómo contribuye a esa transición y al “trilema” europeo de conciliar desarrollo sostenible con desarrollo económico y suministro seguro de energía?

Mantener la operación de las centrales durante toda la transición energética, hasta que dispongamos de capacidades comprobadas para sustituirlas con fuentes sin emisiones, es una manera segura, eficiente y competitiva de reducir emisiones y la dependencia estratégica del gas o el petróleo, que, como la guerra de Ucrania demuestra, además de contribuir al cambio climático pueden impactar severamente en la economía y ponen en riesgo el suministro energético necesario para mantener el nivel de vida y la productividad. La necesidad de instalaciones nucleares probablemente se extenderá en el tiempo por la tendencia a electrificar industrias y procesos, y por la sustitución de combustibles fósiles por combustibles sintéticos o hidrógeno, que incrementarán significativamente el consumo eléctrico. Las agencias internacionales tienden a incluirla entre las componentes necesarias para la lucha contra el cambio climático en las próximas décadas. 

¿Los pros y contras de ese papel en la transición?

Los reactores nucleares en operación están disponibles inmediatamente y usan tecnologías probadas, que resultan en bajos costes de generación con bajas emisiones. Proporcionan garantía de suministro e independencia energética, lo que contribuirá a estabilizar el mercado, y cada vez se adaptarán mejor a la operación combinada con las renovables. Los contras vienen más asociados a la nueva construcción necesaria para cubrir la demanda prevista. El reto, si se siguen usando las técnicas actuales, es controlar los costes de construcción y sus plazos en Europa. 

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Los reactores de cuarta generación utilizarán nuevos combustibles fabricados a partir de los combustibles usados, disminuyendo la cantidad de residuos radioactivos almacenados. Crédito: LOU BENOIST/AFP via Getty Images

¿Qué evolución implica esa nueva generación de reactores? 

Una vez se supere la fase de las primeras unidades, deberían reducir notablemente tanto el tiempo como los costes de construcción y financieros, al fabricarse en buena medida en una factoría central y minimizar el número y la complejidad de las operaciones in-situ. Su menor potencia y los diseños basados en sistemas de seguridad pasivos los hace más seguros, con menos requisitos para la seguridad en los alrededores. Varios de ellos, como el SMR-160 de Mitsubishi Electric, utilizan la misma tecnología básica de los reactores actuales y probablemente serán comercializables en menos de 10 años. Existe un importante esfuerzo mundial de I+D en otros diseños SMR y reactores de cuarta generación, con cambios más radicales como los reactores de sales fundidas o los rápidos refrigerados por metales fundidos o gas. Necesitarán algo más de tiempo, pero aportarán ventajas en la seguridad de la instalación y la reducción de riesgos fuera de la central. Además, utilizarán nuevos combustibles fabricados a partir de los combustibles usados, es decir, de los residuos actuales, pasados y futuros, lo que mermará drásticamente la cantidad de residuos radioactivos almacenados de forma definitiva y permitirá una energía nuclear más sostenible a largo plazo. También avanza el diseño de Reactores de Alta Temperatura (HTR), optimizados para proporcionar calor a distintas industrias o producir combustibles sintéticos. Todos estos diseños comparten las bajas emisiones, largos periodos de recarga —en algunos, de décadas— y autonomía, seguridad de suministro y una mayor independencia al reducir la necesidad de nuevo uranio. Son flexibles para operar junto a las renovables variables y la producción de hidrógeno verde.

¿Los veremos en Europa?

Por las inversiones tanto de los fabricantes de reactores como de algunos gobiernos europeos y de otras regiones, es muy probable que en los próximos 10 años veamos en Francia, Reino Unido, Finlandia o Eslovaquia construir reactores de generación III, avanzados y parecidos a los actuales, y SMR. Y algún HTR, posiblemente en Polonia. También es muy probable que antes de 15 años veamos prototipos o demostradores de reactores SMR o de generación IV adaptados para reutilizar los combustibles usados, cerrar el ciclo y minimizar la necesidad de gestionar residuos y de recursos para nuevos combustibles. Alguno de estos demostradores será construido en Europa, otros en Asia o América.  

BBVA-OpenMind-Zurdo-necesidad de instalaciones nucleares se extendera_4 El suministro de uranio está mucho más garantizado que el de ciertos materiales necesarios para algunas energías renovables y los sistemas de almacenamiento. Crédito: Pallava Bagla/Corbis via Getty Images
El suministro de uranio está mucho más garantizado que el de ciertos materiales necesarios para algunas energías renovables y los sistemas de almacenamiento. Crédito: Pallava Bagla/Corbis via Getty Images

Si esta nueva generación se implanta, ¿la disponibilidad de uranio será un cuello de botella?

Las reservas conocidas a un precio aceptable son suficientes para 90 años. Si aumentase mucho la demanda, se podrían explotar minas y aumentar significativamente esas reservas, aunque con mayor coste de extracción. La potencia en operación crece cada año, pero el aumento en el grado de quemado y la eficiencia de los reactores compensa y resulta en un consumo global de uranio estable. Existen otras fuentes secundarias, como los almacenes en China, resto de Asia, la UE o EE UU, suficientes para unos cuatro años de suministro. Tendrá que aumentar progresivamente la capacidad de tratamiento del uranio y de fabricación de combustible, no debería ser un problema porque el periodo de construcción de los reactores es suficiente para prever y ajustar la capacidad comercial de esta industria. De hecho, el suministro de uranio está mucho más garantizado que el de ciertos materiales necesarios para algunas energías renovables y los sistemas de almacenamiento. Además, los nuevos diseños de reactores son capaces de reutilizar los residuos actuales y sus propios combustibles usados para fabricar nuevos, lo que multiplicaría hasta por un factor 30 las reservas eficaces. Serían prácticamente inagotables.

Juan Pablo Zurdo

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