¿Quiere tener su propio genoma completo? No hay problema. Hoy una simple búsqueda en Google nos ofrece una gran variedad de test genéticos que podemos encargar directamente. Ahora bien, la gran mayoría de ellos no leen realmente el genoma, sino que únicamente analizan determinadas variantes genéticas relacionadas con enfermedades, ancestralidad o rasgos de personalidad. Si lo que queremos es tener una lectura de nuestro ADN, deberemos buscar servicios de secuenciación. Los que ofrecen el “exoma completo” nos darán solo la secuencia de las regiones de los genes que codifican proteínas —menos del 2% del genoma total—, mientras que otros nos facilitarán el genoma casi en su totalidad, tal como hizo el Proyecto Genoma Humano (HGP, en inglés) a comienzos de este siglo.

El HGP, lanzado en 1990, publicó el borrador del primer genoma humano en 2001. Dos años después se completó la secuencia, cuya obtención costó casi 3.000 millones de dólares con tecnologías de los años 70 del siglo pasado. En realidad lo anunciado entonces no era el genoma completo, sino un 92% que dejaba fuera ciertos segmentos de secuencias muy repetitivas, las cuales no podían leerse con la tecnología de entonces. Pero la titánica iniciativa del HGP impulsó a muchos científicos emprendedores a desarrollar nuevas técnicas de secuenciación de ADN que hoy han llegado a una tercera e incluso una cuarta generación de tecnologías, y que han permitido rellenar los huecos: en marzo de 2022 se publicó el 8% restante exceptuando la secuencia completa del cromosoma masculino Y, que apareció en otro estudio en diciembre de 2022. En 2023 se espera esta secuencia completa, pero de una misma persona. Entretanto se ha publicado también el pangenoma, una secuencia que combina las de 47 personas que representan la diversidad étnica humana.
Las plataformas de segunda generación
Gracias a estos avances tecnológicos, y aunque sin el nivel de completitud de estos últimos estudios, se han secuenciado ya los genomas de más de 30 millones de personas, y se ha hecho con lo que supone probablemente la rebaja de precio y de plazo de entrega más espectacular de la historia de la humanidad: a la conclusión del HGP se dijo que el coste de un genoma bajaría en unos años de aquellos 3.000 millones de dólares a solo 1.000 dólares, y el tiempo de secuenciación se recortaría de 13 años a unas horas. El 14 de enero de 2014 la compañía estadounidense Illumina, líder del mercado de tecnología de secuenciación, anunció que había alcanzado el hito de 1.000 dólares con su plataforma HiSeq X Ten, capaz de secuenciar un genoma en menos de tres días.

Pero ni Illumina es el único apostador, ni la de 1.000 dólares es la mejor puja a la baja en este mercado en explosivo crecimiento. En cuanto a lo primero, Illumina ofrece varias plataformas de segunda generación (también llamada Next Generation Sequencing, NGS), el avance tecnológico que introdujo la secuenciación masiva en paralelo, que redujo drásticamente el coste y el tiempo y que ha generado el 90% de los genomas obtenidos. En esta generación tecnológica hoy mayoritaria, aunque con variaciones técnicas, compiten otras compañías como Thermo Fisher Scientific, QIAGEN o la china MGI (filial del grupo BGI, antiguo Beijing Genomics Institute).
Los nuevos secuenciadores de ADN
A esta segunda generación le viene plantando cara una tercera, basada en tecnologías que permiten leer cadenas individuales de ADN sin necesidad de hacer previamente múltiples copias por PCR, como ocurre con las plataformas NGS. En esta tercera generación destacan las compañías Pacific Biosciences (PacBio) y Oxford Nanopore Technologies. Esta última desarrolla la secuenciación de moléculas individuales in situ, directamente en las células de muestras de tejidos, lo que a veces se conoce como la cuarta generación de secuenciación. Oxford Nanopore ha hecho realidad además el sueño de las películas de ciencia ficción: el MinION es un secuenciador portátil que cabe en la palma de la mano. La compañía trabaja en otro aún más pequeño, el SmidgION, que funcionará con un smartphone.

En cuanto a lo segundo, el coste, ya ha bajado por debajo de los 1.000 dólares. Con su serie más reciente de secuenciadores, NovaSeq X, Illumina afirma que puede secuenciar más de 20.000 genomas al año y que “acelerará nuestro camino hacia el genoma de 100 dólares”. Compañías como Illumina ofrecen el servicio de secuenciación del genoma completo a profesionales clínicos que lo soliciten para sus pacientes. Pero algunas empresas utilizan las plataformas de Illumina o de otros proveedores para ofrecer secuenciación del genoma completo directamente al consumidor. Entre estas se cuentan Dante Labs, Nebula Genomics, Veritas, Full Genomes, Gene by Gene, MapmyGenome, Sequencing y otras, con precios que bajan desde algo más de 1.000 dólares o euros hasta menos de 500, si bien en un sector tan volátil la oferta cambia constantemente.
Pero naturalmente, tener nuestro genoma secuenciado no es el último paso, sino más bien solo el primero. ¿Qué hacer con toda esa información genética? Las compañías ofrecen servicios de interpretación y asesoría, pero en realidad la tecnología de secuenciación ha corrido mucho más deprisa que la interpretación de la vasta cantidad de datos contenidos en un genoma. En el contexto clínico ya se está aplicando la secuenciación para el diagnóstico clínico en solo unas horas. Pero si nuestro genoma aún no forma parte rutinaria de nuestro historial clínico, y si todavía no se han hecho realidad las grandes promesas que nos auguraba el HGP, es porque aún falta superar el reto definitivo e infinitamente más complejo: entender el genoma a fondo.
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