El ADN, la molécula de la herencia, es la esencia de todos los organismos vivos que hoy conocemos. Pero tratándose de una sustancia tan vital, resulta curioso que su descubrimiento original se lo debamos a una labor tan ingrata como analizar el pus de las vendas de los enfermos. Fue así como en 1871 el médico suizo Friedrich Miescher (13 de agosto de 1844 – 26 de agosto 1895) describió por primera vez el que luego se identificaría como el soporte de los genes, sentando las bases de las posteriores investigaciones que alumbrarían la nueva ciencia de la genética.
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