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16 enero 2019

Vida (digital) después de la muerte

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El uso de la tecnología para preservar la vida después de la muerte —o eliminar completamente el mismo concepto de muerte— ha sido un tema recurrente en la ciencia ficción. Clones, androides o incluso una especie de resort virtual donde pueden cargarse las conciencias de las personas fallecidas, como propone la serie Black Mirror, son algunas de las soluciones imaginadas en esas narrativas. Si bien en la realidad todavía estamos lejos de dicha utopía, algunos desarrolladores y centros de investigación ya utilizan la inteligencia artificial (IA) para recopilar datos biográficos y del rastro digital de un individuo y, así, crear “softwares de conciencia”.

Esto fue lo que hizo el científico de datos Muhammad Ahmad, de la Universidad de Washington, cuando falleció su padre. Preocupado con la idea de que sus futuros hijos no podrían conocer a su abuelo, Ahmad desarrolló un chatbot que simula a su padre. El robot aprende de las transcripciones de conversaciones entre Ahmad y su padre y trata de construir predicciones sobre cómo él habría respondido a varias preguntas.

De momento, el bot se limita a la comunicación de texto en forma de preguntas y respuestas, pero el científico ya tiene planes para el futuro. “El objetivo final es que empieces con un texto y, dentro de algunos años, se amplíe a la síntesis de voz, y tal vez, finalmente, uno pueda tener un sistema de realidad virtual con el que se pueda interactuar”, explica.

Un fantasma digital

Algo parecido hizo la desarrolladora de software Eugenia Kuyda después de perder a un amigo en un accidente de coche. Kuyda recopiló mensajes que Roman Mazurenko había enviado a ella y a otros amigos y familiares, reuniendo más de 8.000 líneas de texto que capturaron los intereses, pensamientos y la personalidad de Mazurenko. Esta fue la materia prima necesaria para entrenar a una red neuronal con el fin de que hablase como el amigo fallecido, respondiendo a los mensajes como si él mismo estuviera escribiendo cada palabra.

El llamado bot Roman se publicó en 2016 en la plataforma de chatbot de Kuyda, Luka. Los usuarios de esta plataforma podían agregar @Roman a su lista de contactos y, así, conversar con la simulación y aprender sobre la vida, la carrera y la personalidad de Mazurenko. El ritmo del habla y los tipos de respuestas imitaban cuidadosamente al amigo de Kuyda. Era un monumento experimental, un facsímil digital. Algunos lo llamaron un “fantasma”. En una publicación de Facebook, Kuyda describió la experiencia como hablar con “la sombra de una persona”.

La desarrolladora admite que la tecnología no era perfecta y que @Roman a veces contestaba a preguntas de manera inconexa. “Pero en un futuro próximo podremos hacer mucho más”, defiende.

De hecho, Kuyda lanzó en 2017 Replika, una aplicación que permite a los usuarios hablar con un sistema de IA. Este sistema aprende la opinión del usuario sobre diferentes temas y se alimenta a través de una red neuronal para absorber su tono y su enfoque de situaciones variadas y, así, crear una apariencia de su personalidad. Como ocurre con el bot Roman, aquí el resultado también es una sombra del usuario.

Intentos como los de Ahmad y Kuyda pueden verse mejorados con los recientes avances en tecnología de voz. Google, por ejemplo, lanzó el año pasado Duplex, un “sistema de IA para realizar tareas del mundo real a través del teléfono”. El sistema utiliza la tecnología de reconocimiento automático de voz de Google con una red neuronal para realizar llamadas de negocios personificando a los usuarios. Duplex es tan sofisticado que cuenta con una serie de palabras y expresiones como “humm” o “ah”, que imitan las pausas y entonaciones del habla natural. De hecho, cuando la compañía presentó la tecnología, hubo quejas de que Duplex engañaba a las personas, haciéndolas creer que hablaban con otro ser humano.

Hablar con supervivientes del Holocausto

Gracias a avances como este, algunos desarrolladores ya sueñan con un futuro en el que la IA aprenderá a apropiarse de los ritmos vocales y tics de la personalidad de individuos específicos.

Grabación del proyecto New Dimensions in Testimony. Crédito: USC Creative Technologies

En cierto modo, la tecnología de voz ya está siendo utilizada para “resucitar” digitalmente a algunas personas. Una colaboración entre el Instituto de Tecnologías Creativas de la Universidad del Sur de California y la Fundación Shoah ha resultado en el proyecto New Dimensions in Testimony (Nuevas Dimensiones del Testimonio), que creó alrededor de una docena de biografías interactivas de supervivientes del Holocausto, basadas en extensas entrevistas filmadas en un plató con cámaras de 360 ​​grados. El testimonio de cada uno de estos individuos se utiliza para crear una proyección digital que, gracias a la tecnología de lenguaje natural, puede responder a las preguntas del público.

Por ejemplo, si alguien le pregunta a un superviviente cómo logró escapar de los nazis, el sistema detecta su pregunta y proyecta una sección relevante de la entrevista. Al editar estos fragmentos juntos, la intención es dar la impresión de una conversación perfecta con un testigo de la historia. “Años después de que el último superviviente nos haya dejado, este proyecto será una oportunidad valiosa para interactuar con ellos y hacerles preguntas directamente”, explica un portavoz de la Fundación Shoah.

Joana Oliveira

@joanaoliv

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