Desde que en 1811 se definió el placebo como un medicamento destinado a complacer más que a curar, los científicos aún no han llegado a un consenso sobre el beneficio real que pueden aportar estos tratamientos simulados.
Desde que en 1811 se definió el placebo como un medicamento destinado a complacer más que a curar, los científicos aún no han llegado a un consenso sobre el beneficio real que pueden aportar estos tratamientos simulados.
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