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01 junio 2015

El Humanismo y el fin de la astrología

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Claudio Ptolomeo, el gran erudito grecorromano del siglo II de nuestra era, no solo nos legó su “Geographia” y el “Almagesto”, que tan inmenso impacto tendrían en la astronomía y en la geografía durante más de mil años en el imaginario y el saber de Occidente y del mundo islámico. En ellos realizó una extraordinaria síntesis del conocimiento acumulado durante los siglos previos, de manera que fundamentaron la cosmografía del hombre educado. Pero su actividad intelectual no se quedó ahí: también sabemos de la existencia de otras obras por las referencias posteriores o por reelaboraciones de las mismas, en campos que van desde la instrumentación astronómica a la música, pasando por la óptica. Sin embargo, como hombre de su tiempo, no se desligó completamente de actividades fuera del ámbito de la racionalidad. Y, de hecho, una de las obras de más influencia durante la Edad Media fue su “Tetrabiblos” o “Apotelesmatika”, conocido en latín como “Quadripartitum”, que esencialmente trata sobre astrología [1].

Astronomía y astrología: el origen de la diferencia

ElTetrabiblios fue esencialmente desconocido en Occidente durante la alta Edad Media. Su “popularidad” posterior hay que atribuirla a la cultura islámica [2], ya que en Oriente Medio se mantuvo como el manual por excelencia de este tipo de actividades. Desafortunadamente, se difundió en Occidente a partir de las traducciones realizadas en Toledo y en otros lugares, entre las que destaca la realizada en Barcelona, convirtiéndose en un gran éxito y en una de las justificaciones de este tipo de arte. Así, astrología y astronomía se situaban a la par y la segunda, glosada en el “Almagesto” y con una enorme capacidad predictiva, parecía dar validez y justificar a aquélla. A pesar de ello, el mismo Ptolomeo las separó, afirmando en “Tetrabiblios” que la astronomía era una ciencia matemática mientras que la segunda no podía aspirar al mismo tipo de resultados [3]. En cualquier caso, ambas actividades intercambiarán sus nombre de manera indiscriminada hasta el siglo XV y de hecho la astrología sería enseñada como disciplina científica en las universidades europeas hasta mediado el siglo XVII, ya en la era del telescopio y a pesar de que el supuesto aparato intelectual que la mantenía había sido desmontado por la verdadera ciencia, tanto desde el punto de vista teórico como observacional.

Aunque fueron numerosos los ataques a contra este tipo de superstición, es probable que el más efectivo fuera el ejecutado por el humanista Giovanni Pico della Mirandola, una figura clave en el Renacimiento.

Nacido en 1463 y fallecido a los 31 años, la producción intelectual de Pico della Mirandola, a pesar de su temprana muerte, marcó, y sigue haciéndolo, una visión ecléctica del mundo, centrada en el hombre y en su dignidad. En 1486 publico “Conclusiones philosophicae, cabalisticae et theologicae”, más conocido como “Las 900 tesis, un texto sincrético entre distintas interpretaciones religiosas. Ese mismo año apareció el “Oratio de hominis dignitate” (“Discurso sobre la dignidad del hombre”), que ha llegado a denominarse el manifiesto del Renacimiento, que se articula en tres ejes que siguen siendo muy actuales: el derecho a la discrepancia, el respecto a las diversidades religiosas y culturales, y el tributo debido a la individualidad. Así, en él se resalta la importancia de la búsqueda del conocimiento dentro de un marco de neoplatonismo que no deja de lado a otras escuelas del pensamiento. Por varias de sus tesis sería condenado como hereje, aunque terminaría siendo perdonado por el papa Alejandro IV.

Pico della Mirandola acumuló una extraordinaria biblioteca, que se afirma que fue legada con la condición de que no terminase en una institución religiosa. A pesar de todo, fue vendida cuatro años después de su muerte, en 1498, al cardenal Domenico Grimani. El manifiesto indica que contenía al menos 1190 títulos muy eclécticos y que configuraban una de las bibliotecas privadas más grandes, y que incluía texto en latín, griego, hebreo, arameo y árabe [4].

Su ataque contra la astrología, “Disputationes adversus astrologiam divinatricem”, parte del libre albedrío del ser humano. Entre otras herramientas, usa al mismo Ptolomeo para desmontar la falacia que representa la astrología. Pero los ataques desde el humanismo y la racionalidad no fueron suficientes y la astrología siguió siendo enseñada en los centros de estudios superiores. Un ejemplo lo proporciona la Universidad de Pisa, una de las más influyentes de la época. Cuando Cósimo I de Medici refundó la universidad en 1543 (el año de la publicación de “De revolutionibus” por parte de Copérnico) los estatutos de la misma fueron reescritos. En ellos se detalla que el tercer año de matemáticas se debía enseñar a Ptolomeo, pero no se cita qué libro de este erudito. Así, el monje Filippo Fantoni, quien enseñó en dicha institución entre 1560 y 1567, y nuevamente entre 1582 y 1589, eligió para su curso el “Tetrabiblios”, el tratado de astrología. Un claro ejemplo de la libertad de cátedra mal entendida. Afortunadamente los vientos ya soplaban desde otros lares y no tardaría en convertirse en un vendaval que barrió toda la superchería, al menos a nivel del mundo académico. De hecho Fantoni fue reemplazado por Galileo, uno de los iniciadores de la revolución científica del XVII.

Ciencia contra superstición en las estrellas

Cierto es que numerosos reputados científicos hicieron uso de la astrología. En numerosos casos dejando patente su escepticismo o sencillamente siguieron esta práctica como medio para ganarse su sustento o por imperativo de su puesto cortesano. Uno de los más conocidos fue Johannes Kepler, quien vivió a caballo entre los siglos XVI y XVII. Kepler, que revolucionaría junto a Galileo Galilei la mecánica celeste y por tanto la interpretación cosmológica de la realidad, llamó a las astrología la “hijastra” de la astronomía, aunque el término “bastarda” le hubiera cuadrado mejor. Más allá, nos dejó una perla que no deja resquicio a ninguna duda sobre su propia visión de esta situación:

Un espíritu acostumbrado a la deducción matemática, cuando se ve frente a los falaces fundamentos [de la astrología] se resiste mucho, mucho tiempo, como un mulo obstinado, a poner el pie en ese sucio charco, hasta que lo obligan a hacerlo los golpes y maldiciones.” [5]

Lamentablemente, la superstición sigue teniendo un arraigo significativo entre diferentes capas de la población, incluso entre aquellas que se consideran cultivadas, y una presencia considerable en distintos medios de comunicación. Prueba palpable de que el Humanismo renacentista y su heredero natural, la Ilustración, no han conseguido triunfar completamente. Y, ciertamente, la cultura es un fenómeno extremadamente frágil, como claramente pone de manifiesto la terrible pérdida de diversidad realizada recientemente con la destrucción de Patrimonio de la Humanidad en Siria e Irak. En la actualidad, con la hiperespecialización, pareciera que nos estamos alejando aun más de aquella ideal de ser humano integral y racional. Cuando la técnica se convierte en ídolo de oro, parece que es mas necesario que nunca una ciencia humanista que permita dar respuesta a las necesidades del ciudadano. Queda pues, un largo camino que recorrer en la educación integral.

David Barrado Navascués

CAB, INTA-CSIC, Centro Europeo de Astronomía Espacial (ESAC, Madrid)

Referencias

  1. [1] “Cuatro libros”, “Efectos” y “Cuatro partes”, respectivamente.
  2. [2] Heilem, S., “Ptolemy’s Doctrine of the Terms and Its Reception”, en “Ptolomeo in Perspective”, Alexander Jones Eds., Archimedes, vol. 23, Sprinter 2010.
  3. [3] Para ser más preciso, la cita en inglés es: “The first of these, which has its own science, desirable in itself even though it does not attain the result given by the second [astrología], has been expounded to you as best we could in its own treatise [el Almagesto].” Citado en Rutkin, H.D., “The Use and Abuse of Ptolemy’s Tetrabiblos in Renaissance and Early Modern Europe: Two Case Studies (Giovanni Pico della Mirandola and Filippo Fantoni)”, en “Ptolomeo in Perspective”, Alexander Jones Eds., Archimedes, vol. 23, Sprinter 2010.
  4. [4] Ashley-Montagu , M.F., “The Library of Pico Della Mirandola by Pearl Kibre”, Isis, Vol. 26, No. 1, 1936, The University of Chicago Press
  5. [5] Kepler, J., “De Stella nova in pede Serpentarii”, G.W., Vol. I, p. 147seq., citado en Koestler, A., “The Sleepwalkers. A history of man’s changing vision of the Universe”, the Macmillan company, 1959

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