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09 julio 2015

Trabajo y familia: un nuevo escenario para los millennials

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Los millennials están de moda. Han captado la atención de los medios de comunicación y de las empresas. Numerosos estudios y publicaciones intentan descifrar quiénes son, cómo consumen y cómo trabajan. Qué esperan de la vida y qué necesitan para conseguirlo.

Stewart Friedman, Doctor por la Universidad de Míchigan, fundador del Wharton Work/Life Integration Project y considerado una de las 50 mentes más brillantes del mundo del management, también se ha fijado en los millennials.

Para Friedman, es crucial conocer las aspiraciones familiares de esta generación, ya que será lo que determine el futuro de las siguientes. ¿Serán capaces los millennials de criar a la próxima generación en medio de sus aspiraciones laborales y sociales?

En su artículo para el libro Reinventar la empresa en la era digital, Friedman plantea un cambio de escenario: los millennials ya no entienden igual la relación trabajo-familia. Los hombres y las mujeres de esta generación están renunciando en proporciones similares a tener hijos. El contexto en el que se toman las decisiones trascendentales sobre la carrera profesional y la familia ha cambiado para ellos. Frente a esta situación, el autor propone:

“Hay que construir una sociedad donde verdaderamente abunden las oportunidades para hombres y mujeres. Y para aquellas personas que deseen convertirse en padres, nos corresponde crear una sociedad que les facilite hacer realidad su deseo. Empresas e instituciones sociales deben promover una fuerza laboral cada vez más versátil y productiva, capaz de competir en una economía global y criar a la vez a la generación siguiente”

La nueva empresa: una organización a medida

Las empresas tienen muchas maneras de ayudar a los jóvenes del milenio, así como a otras generaciones, y de paso a sí mismas. Hay compañías inteligentes que reconocen haber obtenido con ello numerosos beneficios: aumento de la productividad, del compromiso y de la capacidad de retener el talento. Si las empresas quieren competir con ventaja en el mercado de talentos, les conviene demostrar un compromiso sincero con las condiciones laborales que mejor se ajusten a cada individuo, de la generación del milenio y de cualquier otra.

Los miembros de la generación Y quieren tener un trabajo que les satisfaga, pero también quieren —y necesitan— mayor flexibilidad, sin la cual no conciben tener una vida plena fuera del trabajo: exigen mayor control sobre la distribución de su tiempo. ¿Qué puede hacer la empresa por los millennials? Friedman sugiere algunas ideas para redefinir el escenario laboral de la generación del milenio:

  • Concederles el control de su tiempo. Fijar objetivos y expectativas claros y cuantificables, sí. Pero también flexibilidad total en cuanto a dónde, cuándo y cómo trabajar para obtenerlos.
  • Demostrar que los niños puede beneficiarse de tener padres trabajadores. La carrera profesional puede enriquecer la vida familiar y la vida familiar puede enriquecer la carrera profesional; existe una manera de entretejer ambas esferas de manera que formen un tapiz rico y sólido.
  • Aprender a gestionar límites y a cambiar la cultura de “vivir para trabajar”. Reducir la jornada ayudaría a retener a los jóvenes de la generación del milenio en una misma empresa y les permitiría llevar vidas más plenas fuera del trabajo.
  • Combatir el estigma de la flexibilidad: carreras profesionales pausadas. Es imprescindible una normalización de modalidades de carrera profesional alternativas, concretamente bajar el ritmo cuando los hijos son pequeños sin incurrir en penalizaciones, y subirlo una vez que han crecido. Los empleadores deben demostrar que es lícito, e incluso recomendable, bajar el ritmo para aquellos hombres y mujeres jóvenes que quieren tener hijos.

¿Superará la generación del milenio el concepto obsoleto de work/life balance? Las aspiraciones de conciliación ya no alcanzan únicamente los ámbitos trabajo y familia. La armonía es el nuevo equilibrio: tiempo para uno mismo, para sus relaciones sociales, para el trabajo y para la familia. Estar bien en cada una de esas esferas repercute positivamente en las demás.

Para el autor, cuando se les da la oportunidad, las personas están dispuestas a asumir el reto de experimentar con nuevas maneras de trenzar los distintos hilos de sus vidas. Esto no debe entenderse como un regalo ni un favor que les hace la empresa, sino todo lo contario. Es una herramienta de la organización para reforzar su rendimiento.

Así que, en lugar de pensar en la flexibilidad laboral como un programa del que las personas busquen aprovecharse, lo que se necesita es una actitud por completo distinta, en la que el individuo tome las riendas de su vida y piense: «Esto no tiene por qué ser un juego en el que todos salen perdiendo». El principal obstáculo a esta manera de pensar lo constituye el concepto «equilibro entre trabajo y vida personal».

Si quieres saber más de Stewart Friedman y su tesis sobre la revolución del trabajo y la familia, descarga su artículo completo aquí.

Dory Gascueña para OpenMind

@dorygascu

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