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05 mayo 2020

El virus que ha cambiado la ciencia: la investigación hiberna, pero los científicos suman fuerzas contra el coronavirus

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El pasado 27 de marzo, Seth Berkely, CEO de Gavi, la Alianza por las Vacunas, lanzaba un llamamiento en la revista Science: “La COVID-19 necesita un enfoque de gran ciencia”, escribía, subrayando que la batalla científica contra el coronavirus SARS-CoV-2 “requiere colaboración multilateral a una escala sin precedentes”. Sin embargo, los intereses políticos tratan de restringir la cooperación al ámbito nacional, como la Operación Warp Speed de Donald Trump que Bloomberg ha equiparado al Proyecto Manhattanla primera versión del propio artículo de Berkley incluía referencias a este ejemplo histórico, que fueron después eliminadas. Pero para la ciencia, la colaboración global no es sino algo que ya está en sus propios genes, y que se está manifestando de un modo brillante y ejemplar en la presente crisis.

En las áreas relacionadas con la pandemia, los investigadores trabajan contrarreloj para plantar batalla al virus. “Hay muchísima dedicación y aligeramiento de trámites burocráticos, flujo de información, reactivos, muestras…”, comenta a OpenMind el microbiólogo e inmunólogo José Villadangos, del Instituto Peter Doherty de la Universidad de Melbourne (Australia), el primer centro que aisló el coronavirus fuera de China. “Se ha puesto muchísimo dinero para iniciar o amplificar proyectos sobre COVID-19”, añade. En todo el mundo los científicos están compartiendo online miles de genomas del virus y estudios aún no publicados. Villadangos considera que estamos ante una colaboración global sin precedentes, algo que “será muy beneficioso”.

Respiradores de la NASA o del CERN

Pero el esfuerzo científico contra la pandemia excede en mucho los límites de los laboratorios relacionados. “Al no tener nada mejor que hacer, muchos grupos se han exprimido los sesos para encontrar conexiones entre lo que hacen y la crisis”, resume Villadangos. En muchos lugares del mundo, los centros de investigación han puesto sus máquinas de PCR a correr test de diagnóstico del virus SARS-CoV-2. Los ingenieros del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA han desarrollado en solo 37 días un respirador llamado VITAL, especialmente diseñado para los enfermos de COVID-19, y que ya ha empezado a probarse en la Facultad de Medicina Icahn de Monte Sinaí, en Nueva York.

BBVA-OpenMind-Yanes-El virus que ha cambiado la ciencia 2-Médicos de la Facultad de Medicina Icahn de Monte Sinaí (Nueva York) probando el prototipo de ventilador desarrollado por la NASA. Crédito: Icahn School of Medicine en Mount Sinai
Médicos de la Facultad de Medicina Icahn de Monte Sinaí (Nueva York) probando el prototipo de ventilador desarrollado por la NASA. Crédito: Icahn School of Medicine en Mount Sinai

Los físicos del Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN) también se han unido para diseñar un respirador llamado HEV que funcionará con pilas y ayudará a los pacientes menos graves, liberando las máquinas de los hospitales para los enfermos críticos. Asimismo, el CERN está produciendo gel sanitario y pantallas faciales impresas en 3D, y presta sus ordenadores a la plataforma Folding@home, que analiza las proteínas del virus.

Crowdfight COVID-19: 45.000 voluntarios

No solo las grandes instituciones de investigación aportan sus recursos en la guerra contra el virus, sino que los propios científicos a título individual se han lanzado también a la arena. Alfonso Pérez-Escudero investiga el comportamiento de diminutos gusanos en el Centro de Investigación en Cognición Animal en Toulouse (Francia), y Sara Arganda indaga en la conducta de las hormigas en la Universidad Rey Juan Carlos de Móstoles (España). El terreno de investigación de ambos está muy alejado de los virus epidémicos. Y sin embargo, al estallar la pandemia y cerrarse los laboratorios, se dieron cuenta de que podían hacer mucho más que estar confinados en sus hogares con los brazos cruzados.

BBVA-OpenMind-Yanes-El virus que ha cambiado la ciencia 3-Los técnicos del CERN han creado protectores faciales para el personal médico. Crédito: CERN
Los técnicos del CERN han creado protectores faciales para el personal médico. Crédito: CERN

“La idea surgió en una conversación entre amigos científicos”, cuentan Arganda y Pérez-Escudero a OpenMind. “Nos dábamos cuenta de que en la situación actual éramos muchos los investigadores que nos íbamos a quedar en casa sin poder continuar con nuestros experimentos. Dada la urgencia de encontrar soluciones científicas a la pandemia por COVID-19, pensamos que esa masa de científicos podría aportar algo a pesar de trabajar en disciplinas distantes”.

Así, ambos científicos españoles, junto con otros colegas de varios institutos europeos hasta formar un equipo de 40 personas, y con la asesoría de expertos de todo el mundo, pusieron en marcha Crowdfight COVID-19. Esta plataforma tiene por objeto poner en contacto a científicos y otros profesionales que quieran aportar su tiempo y su experiencia, con los grupos de investigación sobre el coronavirus que necesitan ayuda. La iniciativa ha sido todo un éxito: “Contamos con más de 45.000 voluntarios”, señalan. La mitad de ellos procede de los campos de biología y biomedicina, pero los perfiles llegan a disciplinas tan diversas como la abogacía. La plataforma ya ha resuelto 72 peticiones, que abarcan desde testar antivirales o analizar datos hasta buscar fuentes de financiación o pedir ayuda para evitar que los filtros antispam bloqueen los correos para la búsqueda de voluntarios.

Ciencia en cuarentena

Sin embargo, existe otra cara de la moneda en los efectos de la pandemia sobre la ciencia. Al igual que otros centros de trabajo, innumerables institutos de investigación han tenido que cerrar sus puertas en todo el mundo. Con las excepciones de la investigación de COVID-19 y otros proyectos considerados esenciales, la ciencia está también en cuarentena: “Todos los laboratorios han cerrado desde que se declaró el confinamiento a final de marzo”, apunta Villadangos desde Australia, un país que no es de los más golpeados por la pandemia. “Es un desastre porque toda la investigación es esencial, sobre todo la biomédica, aunque la mayor parte no parezca relacionada directamente con COVID-19”. El inmunólogo teme que esta reducción drástica de la capacidad científica deteriore los proyectos y la atracción de talento extranjero. “Continuar el aislamiento a medio-largo plazo va a hacer un daño considerable”.

BBVA-OpenMind-Yanes-El virus que ha cambiado la ciencia 4-Estructura molecular de la proteína spike en el virus responsable de la COVID-19, simulada a través de Folding @ home. Crédito: CERN
Estructura molecular de la proteína spike en el virus responsable de la COVID-19, simulada a través de Folding @ home. Crédito: CERN

“Esto nos ha obligado a parar experimentos y volver a arrancar será complicado”, señala a OpenMind José Miguel Mulet, investigador del Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas en Valencia, España, uno de los países más afectados por el coronavirus. “Hay proyectos largos, por lo que si paras mes y medio tienes que volver a empezar”. El biotecnólogo teme que la crisis afecte aún más a la financiación de la ciencia: “Se acercan tiempos oscuros”, concluye. 

Javier Yanes

@yanes68

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