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23 octubre 2020

Un nombre en clave para la primera científica española

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La concesión en 2020 del primer Nobel de ciencia de la historia a un equipo formado solo por mujeres —Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna, premiadas en Química por su creación de la herramienta genética CRISPR— nos recuerda que en pleno siglo XXI aún continúa la conquista de hitos para la ciencia femenina. Y esto hace aún más asombrosos los ejemplos de las pioneras que en otros tiempos elegían la ciencia como vocación; sobre todo cuando esto les suponía renunciar incluso a su propio nombre y cambiarlo por un seudónimo masculino para que su trabajo fuera tomado en consideración. Este fue el caso de una figura tan excepcional como poco celebrada, la matemática María Andresa Casamayor de La Coma. La única mujer de ciencia del siglo XVIII en España que dejó obra publicada, supo recurrir, al menos, a un astuto truco para que la autoría de su trabajo quedara sólidamente asentada.

Es tan poco lo que se conoce sobre Casamayor (30 de noviembre de 1720 – 23 de octubre de 1780) que algunos breves detalles de su aún oscura biografía solo quedaron revelados gracias a un documental rodado en 2019 y a una investigación de los matemáticos Julio Bernués y Pedro J. Miana, de la Universidad de Zaragoza, la ciudad natal de esta pionera. Así, sabemos que creció en una familia numerosa de origen francés dedicada al comercio. En plena Ilustración, su época era propicia para la ciencia y el conocimiento, aunque en gran medida quedaban vedados para las mujeres. 

Un anagrama matemático por pseudónimo

En otros lugares de Europa destellaban los talentos de Caroline Herschel, Maria Gaetana Agnesi o Émilie du Châtelet, entre otras mujeres científicas; pero a menudo, o bien sus contribuciones fueron casi ignoradas en su tiempo, o bien quedaban oscurecidas bajo el nombre de sus colaboradores o padrinos masculinos. Estos, si su posición se lo permitía, podían consagrar su vida a la ciencia, mientras que ellas debían compaginar la pasión científica con el rol de esposas y madres que la sociedad les imponía, y que solía ofrecer una única alternativa: vestir los hábitos.

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Retrato de María Andresa Casamayor. Crédito: Eulogia Merle

Casamayor no eligió ni una opción ni la otra; se mantuvo soltera y no ingresó en la Iglesia, si bien esta tuvo un papel relevante en su vida, como era común en la época. Se supone que recibió una educación religiosa en su hogar, como correspondía a la posición de su familia; un privilegio en tiempos en que el analfabetismo era casi la norma, sobre todo entre las mujeres. Y aunque no se conocen detalles de su infancia, es evidente que pronto destacó en matemáticas, ya que con apenas 17 años publicaba su primera y única obra que vio la luz.

Tyrocinio arithmetico, Instrucción de las quatro reglas llanas, publicado en marzo de 1738, era un volumen destinado a facilitar el aprendizaje de la aritmética básica: suma, resta, multiplicación y división. Para su publicación, Casamayor contó con el padrinazgo eclesiástico del sacerdote Juan Francisco de Jesús, catedrático de Matemáticas, y del fraile Pedro Martínez. Pero probablemente obligada por las convenciones de la época, la joven matemática firmó su obra con un nombre masculino, aunque lo hizo de un modo que preservaba subrepticiamente su identidad; el seudónimo elegido por la autora, Casandro Mamés de La Marca y Araioa, es una clave digna de su vocación matemática, un elaborado anagrama de su nombre completo. Bajo esta argucia, el Tyrocinio arithmetico es el primer libro de ciencias publicado por una mujer en España. Al inmenso valor de esta primicia se une el hecho de que hasta nuestros días solo ha llegado un ejemplar conocido, que se conserva en la Biblioteca Nacional de España.

Una carrera matemática prematuramente truncada

Posteriormente, Casamayor escribió una segunda obra bajo el título El para si solo, más extensa y de aritmética avanzada. No constan las razones por las que no llegó a publicarse este manuscrito, hoy desaparecido, aunque la mala fortuna hizo que la autora perdiera sus apoyos en los años siguientes a la publicación del Tyrocinio, al fallecer su padre y el fraile Martínez, y con el traslado a Valencia del matemático De Jesús. Tampoco se le conoce relación con otros matemáticos de su época, ni siquiera en su propia ciudad. 

BBVA-OpenMind-Un nombre en clave para la primera científica española-María_Andrea_Casamayor_ 3-El Tyrocinio arithmetico es el primer libro de ciencias publicado por una mujer en España. Fuente: Biblioteca Nacional de España
El Tyrocinio arithmetico es el primer libro de ciencias publicado por una mujer en España. Fuente: Biblioteca Nacional de España

Pero si hoy no conocemos con detalle las razones por las que una prometedora carrera matemática quedó prematuramente truncada, más allá del difícil contexto de la época, a Casamayor le debemos también haber dedicado el resto de su vida a una labor más silenciosa, pero más crucial si cabe: la educación de las niñas. Es de suponer que, en los largos años en que aquella ilustre pionera ejerció como maestra de escuela femenina, hasta su muerte antes de cumplir los 60, el Tyrocinio sirvió para que una multitud de niñas rompiera las cadenas del analfabetismo. Y este es el primer requisito mínimo imprescindible para llegar siquiera a tocar con los dedos ese techo de cristal que aún es necesario romper.

Javier Yanes

@yanes68

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