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28 febrero 2019

Huarte de San Juan y la eugenesia en el Siglo de Oro

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Tras Ramón y Cajal, el médico español que más impacto ha tenido a nivel nacional e internacional es un galeno y filósofo del Siglo de Oro: Juan Huarte de San Juan (1529-88). Su única obra, Examen de Ingenios para las Ciencias, publicada en 1575 pero de la que se han hecho posteriormente numerosas reediciones y traducciones hasta a siete idiomas diferentes, ha influido en numerosos y destacados autores que van desde Miguel de Cervantes hasta el filósofo y politólogo Noam Chomsky. Por encima de todo, esta obra ha servido de base para el nacimiento de diversos campos del conocimiento como la psicología, la neuropsicología, la pedagogía, la orientación profesional, la sociología, la lingüística e incluso, la eugenesia.

Juan Huarte de San Juan (1529—1588) / Imagen: wikimedia

De la obra de Huarte se han realizado numerosos análisis sobre la pertinencia y la vigencia de sus ideas, aunque no ha sido tan estudiada su propuesta eugenésica sobre “la manera en la que los padres han de engendrar hijos” procurando, sobre todo, que sean “ingeniosos y sabios”. ¿En qué consisten estas ideas y cómo se ven en la actualidad?

La peculiar (y peregrina) eugenesia de Huarte

La eugenesia entendida como “ciencia de la posible mejora de la humanidad” nació a finales del siglo XIX, a partir de los trabajos del primo de Darwin, Francis Galton. Procurar que los hijos sean lo mejor posible a nivel físico y mental es algo que siempre ha preocupado a la humanidad, y sobre lo que escribieron autores tan insignes como Aristóteles, Hipócrates o Galeno. Precisamente basándose en estos autores y aportando ideas propias, Juan de Huarte analiza en la última parte de su obra (publicada más de 3 siglos antes que la del propio Francis Galton) los que considera como los cuatro aspectos fundamentales de todo posicionamiento eugenésico.

En primer lugar, defiende que para llevar a cabo los matrimonios de forma adecuada, las mujeres y, sobretodo, los hombres deben tener en cuenta varias características de sus posibles parejas: el ingenio y la habilidad, sus costumbres y condición, la voz, el color, el vello y la hermosura o fealdad. Y para que los matrimonios fuesen fecundos, aconseja Huarte distintas combinaciones de las parejas según presenten estas características en distintos grados. Así, por ejemplo, menciona que “la mujer que presenta esas características en grado medio, excepto la hermosura en el máximo, puede ser fecunda y paridera con casi todos los hombres”.

Sir Francis Galton, retratado por Charles Wellington Furse,  National Portrait Gallery, Londres. / Imagen: Wikimedia

En segundo lugar, Huarte pasa a explicar lo que él consideraba el protocolo para para engendrar hijos varones y no hembras, habida cuenta de que, de acuerdo con las ideas de la época, pensaba que el ingenio (en la actualidad diríamos las capacidades mentales) de las mujeres es inferior al de los hombres. Y aquí, aparte de establecer que es la “simiente” del testículo derecho la que origina los machos y la del izquierdo las hembras, Huarte propone una serie de medidas para procrear varones: comer alimentos calientes y secos, hacer mucho ejercicio o procurar que “la simiente del varón” caiga en el lado derecho del útero.

Ya establecidos estos dos aspectos, llegan en tercer lugar sus propuestas para que los hijos salgan sabios y no “necios”. Y aquí, sigue dando una gran importancia al tipo de alimentación y su cantidad, distinguiendo qué alimentos se deben tomar si se quieren engendrar hijos con buena memoria, buena imaginativa o buen entendimiento, que son las tres cualidades que él considera constituyen el ingenio. Además, añade otras recomendaciones como beber aguas “delicadas, dulces y de buen temperamento”, o protegerse del viento ábrego en el tiempo de la generación.

Finalmente, sobre cómo se han de criar los hijos para conservarles el ingenio una vez nacidos, además de dar recetas de cómo cuidarlos después del parto, prescribe que se les den buenas costumbres en el comer y en el beber, y defiende que no tengan vida “regalada” (no recomienda, por ejemplo, cama blanda ni mucha ropa ni el mucho comer). Y en cuanto a la educación intelectual, que se les encamine a cada uno según su ingenio: a los que tienen mucha memoria a las leyes, a los que tienen mucha imaginativa a la medicina práctica, a los que hayan nacido con mucho entendimiento a la teología, etc.

Eugenesia positiva y negativa: el presente de las ideas de Huarte

Muchos de los fundamentos biológicos de las propuestas de Huarte han quedado obsoletos en la actualidad. Por ejemplo, ya no se habla del diferente papel de los dos testículos para determinar el sexo, sino de los cromosomas X e Y que van en las células espermáticas. Ni tampoco que en el útero la parte derecha sea diferente de la izquierda. En cambio, sí acierta al descartar el papel de la “imaginación” sobre la herencia. Así, Huarte argumenta que los que sostienen que aquello que está imaginando la mujer o el hombre en el momento de la procreación puede determinar algunos caracteres de la descendencia “saben poco de filosofía natural”. Y sobre todo, aunque a veces es contradictorio, defiende la posibilidad de que la mujer pueda contribuir con su “simiente” a la siguiente generación. Hasta entonces, la idea que se tenía es que el varón es el único que suministra la simiente para engendrar, y que la mujer era la “tierra” sobre la que se siembra.

Portada del libro “Examen de ingenios para las sciencias”, publicado por Juan Huarte de San Juan en 1603 (la primera edición es de 1575). / Wikimedia

Yendo a sus propuestas eugenésicas como tal, la mayoría se pueden encuadrar dentro de lo que actualmente se clasifica como eugenesia positiva. Y es que, desde el nacimiento de este campo como ciencia a principios del siglo XX, se han puesto en marcha una serie de medidas que van desde la esterilización hasta la detección prenatal de enfermedades en embriones, o la selección de los que no son portadores de graves malformaciones y enfermedades. Esto es lo que se conoce como eugenesia Negativa.

Pero también se han propuesto otras medidas que se pueden titular de eugenesia Positiva y que tratan de favorecer la reproducción y la supervivencia. La creación de bancos de semen de premios Nobeles y grandes personajes, e incluso, su clonación van en esa dirección. Y siguiendo todavía dentro de este tipo de eugenesia, dentro de la técnica revolucionaria de CRISPR-CAS, se habla actualmente de la posibilidad de mejorar radicalmente la especie humana, tanto física como mentalmente, mediante la introducción de variantes genéticas favorables, incluso en genomas aparentemente normativos. Naturalmente, todo ello conlleva muchas cuestiones biológicas, legales y éticas.

Logotipo del Segundo Congreso Internacional de eugenesia, en 1921. Fuente: Wikimedia

La mayoría de las ideas eugenésicas de Huarte se pueden encuadrar en general dentro del campo de la eugenesia positiva, ya que trataban sobre cómo engendrar hijos “buenos y sabios”, no excluyendo como progenitores incluso a los que supuestamente pueden ser aparentemente no ideales para ello. De hecho, menciona que es posible que parejas no especialmente “ingeniosas” puedan engendrar hijos “sabios”.

En todo caso, su posicionamiento antifeminista se debe entender en el contexto académico que el propio Huarte manajaba y que derivaba de los posicionamientos que sostenían grandes autores como Salomón o Aristóteles. Tampoco por lo que sabemos hoy en día tendrían mucho éxito sus consejos dietéticos con fines eugenésicos.

El examen de ingenios para las ciencias se puede leer en la Biblioteca Virtual Cervantes y la más reciente y más completa edición en papel es la de 1989 de Guillermo Serés en Catedra-Letras Hispanas, número 311.

Manuel Ruiz Rejón

Universidad de Granada, Universidad Autónoma de Madrid y autor del libro La Herencia del Mendelismo

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