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20 diciembre 2022

Los glaciares desaparecen a un ritmo nunca visto

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Cuando el glaciólogo de la Universidad de Salford (Reino Unido) Neil Entwistle llegó a Suiza en el verano de 2022, como llevaba haciendo 19 años, se quedó desolado por lo que vio. Según contaba en un artículo en The Conversation, la estación de Zermatt, al pie del mítico Matterhorn o Cervino, había cerrado por primera vez su oferta de esquí de verano. El Mont Blanc estaba vedado a los alpinistas, junto con el resto de las rutas de alta montaña, debido a los derrumbes por el derretimiento del permafrost. Pero la peor parte de un verano especialmente caluroso se la llevaron los glaciares, con una pérdida de hielo en 2022 que ha pulverizado los récords previos. 

Concluido el verano, en septiembre la Academia Suiza de Ciencias (SCNAT) confirmaba lo que los glaciólogos como Entwistle ya habían observado de primera mano: 2022 ha sido un año desastroso para los glaciares alpinos, con una pérdida de hielo de 3 kilómetros cúbicos, un 6,2% de la masa total. Hasta ahora los glaciólogos consideraban extremos los años con una pérdida superior al 2%. Pero en 2022, según Entwistle, “la escala del cambio es abrumadora”.

Por supuesto, detrás de este desastre está el cambio climático. Pero no se trata solo del calor del verano, con olas que llevaron temperaturas récord a muchos lugares de Europa: las nieves del invierno anterior fueron escasas, lo que no aportó suficiente cobertura para proteger las masas de hielo de la radiación solar. A ello se unió además la entrada de polvo sahariano en la primavera que dejó una estampa inusual de laderas de nieve anaranjada, lo que reducía la reflexión del sol y por tanto aumentaba el derretimiento.

Según la SCNAT, los glaciares pequeños fueron los más afectados. Algunos como los de Pizol, Vadret dal Corvatsch y Schwarzbachfirn prácticamente han desaparecido. Pero en general la pérdida ha sido de unos 3 metros de grosor como media, llegando en algunos lugares hasta más de 6 metros incluso en altitudes de 3.000 metros, duplicando los valores máximos de otros años. Tan brutal ha sido el deshielo, apunta la SCNAT, que solo en julio y agosto la cantidad de agua vertida habría sido suficiente para llenar todos los embalses suizos desde cero.

Una recesión sin precedentes

Según la primera entrega del 6º Informe de Evaluación del Panel Intergubernamental de Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC), publicada en 2021, la pérdida de hielo de los glaciares ha sido la norma al menos desde finales del siglo XIX, pero el ritmo no hace sino aumentar: entre 1971 y 2019 se perdía una media anual de 170 gigatoneladas de hielo, pero la media de 1993 a 2019 es de 210 gigatoneladas al año, y sube a 240 si se considera solo el periodo de 2006 a 2019. Según el World Glacier Monitoring Service, una colaboración de varias instituciones con participación de Naciones Unidas, la casi cincuentena de glaciares de referencia repartidos por todo el mundo han perdido una media de 20 metros de grosor desde 1980, y en 2022 casi se ha triplicado la pérdida respecto a 2020.

BBVA-OpenMind-Yanes-Adios a los glaciares_1 Según el World Glacier Monitoring Service, los glaciares de referencia han perdido una media de 20 metros de grosor desde 1980. Crédito: Wikimedia Common
Según el World Glacier Monitoring Service, los glaciares de referencia han perdido una media de 20 metros de grosor desde 1980. Crédito: Wikimedia Common

“Durante la década 2010-2019, los glaciares han perdido más masa que en ninguna otra década desde el comienzo de los registros”, concluye el IPCC, añadiendo que la recesión de los glaciares al comienzo de este siglo no tiene precedente en los últimos 2.000 años. Las regiones del mundo más afectadas en los últimos 20 años han sido los Andes meridionales, Nueva Zelanda, Alaska, Europa central e Islandia, mientras que las pérdidas han sido relativamente más pequeñas en las montañas de Asia, el Ártico ruso y la periferia de la Antártida. Solo algunos pocos glaciares en el mundo han conseguido mantener o incluso aumentar ligeramente su masa desde los años 70, en concreto en la cordillera del Karakórum —entre Pakistán, India y China—, si bien los modelos predicen que esta anomalía probablemente no durará mucho.

Las predicciones de estos modelos son funestas para el futuro de los glaciares terrestres: en 2100 habrá desaparecido más del 80% de los hielos en Europa, el Cáucaso, el oeste de Canadá y EEUU, el norte de Asia, Escandinavia y Nueva Zelanda, junto con los que aún quedan en regiones tropicales. 

El drama de los glaciares pirenaicos

La situación es especialmente dramática en los Pirineos. Según la Federación Europea de Geólogos, en 1850 la cordillera que separa España, Andorra y Francia albergaba 52 glaciares; desde entonces hasta 2016 se perdió un 88% de la superficie de hielo. En 2021 un estudio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas reveló que, de los 24 glaciares que aún sobrevivían en 2011, tres de ellos prácticamente ya han desaparecido. En esta última década el área total de glaciares ha disminuido un 23% y el grosor medio del hielo se ha reducido en más de 6 metros, aunque algunos han perdido hasta 20 metros. “Esto indica el continuo declive de los glaciares pirenaicos hacia una cordillera sin hielos en las próximas décadas”, escribían los autores.

BBVA-OpenMind-Yanes-Adios a los glaciares_2 Un estudio calcula que los glaciares son responsables del 21% de la subida del nivel del mar en este siglo. Crédito: Dominik Van Opdenbosch
Un estudio calcula que los glaciares son responsables del 21% de la subida del nivel del mar en este siglo. Crédito: Dominik Van Opdenbosch

Según contaba a la American Geophysical Union el coautor del estudio Jesús Revuelto, la pérdida de los glaciares pirenaicos supone una destrucción de un patrimonio que pertenece a todos, además de convertir en agua los hielos que conservaban muestras valiosas del pasado del clima y los ecosistemas. La Unesco ha alertado también, en un informe publicado en noviembre de 2022, de que en 2050 un tercio de los 50 enclaves declarados Patrimonio de la Humanidad que albergan glaciares habrán perdido todos o una gran parte de ellos, lo que incluye la desaparición de los últimos que quedan en África —en el Kilimanjaro y el monte Kenia—, en el monte Perdido de los Pirineos, los Dolomitas en Italia o los parques nacionales de Yellowstone y Yosemite en EEUU. 

Pero las consecuencias de este fenómeno a escala global son mucho más profundas. Según el IPCC, entre 1961 y 2016 el derretimiento de los glaciares elevó el nivel del mar en 27 milímetros. Un estudio calcula que los glaciares son responsables del 21% de la subida del nivel del mar en este siglo. Los modelos recogidos por el IPCC estiman que para 2100 la subida será de entre 0,1 y 0,2 metros, con una mayor contribución de las regiones ártica y antártica, por tener mayor superficie de hielos. Esta tendencia continuará después del cambio de siglo, pero a más corto plazo los científicos observan con preocupación el inmenso glaciar antártico de Thwaites, del tamaño de Florida; un estudio de 2022 calcula que la pérdida total del glaciar y de las mesetas heladas adyacentes elevaría el nivel del mar entre 1 y 3 metros. A ello se suman los riesgos de inundaciones y deslizamientos de tierras, y de una futura carestía de agua para el consumo en las regiones afectadas. Por si fuera poco, los científicos advierten de que la fusión de los hielos podría liberar microbios atrapados con potencial epidémico.

Javier Yanes

@yanes68 

 

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