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19 julio 2022

Cómo sabían los neandertales dónde ubicar sus hogares

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Uno de los debates más encendidos en el campo de la antropología gira en torno a cuándo y cómo nuestros ancestros consiguieron dominar el fuego. La controversia también alcanza al momento en que comenzó a planificar el mejor lugar para establecer el hogar del fuego comunal dentro de las cuevas, a fin de minimizar el riesgo y aprovechar al máximo todas sus posibilidades. En muchas de estas cuevas se han encontrado evidencias de un emplazamiento fijo para el fuego: lo encendían en el mismo lugar durante años. ¿Era una elección casual, fruto de la costumbre y la tradición, o una decisión planificada?

Juego 1: Descubre la gruta prehistórica

El cave es un tipo de puzle ideado por la compañía japonesa Nikoli en 1996. Las reglas de juego son sencillas: sombrea algunas celdas para dejar un solo grupo conectado (la cueva) sin celdas sombreadas encerradas en ella. En otras palabras, todas las celdas sombreadas deben estar conectadas al menos por un borde a otras celdas sombreadas, o al borde de la cuadrícula. Todas las celdas numeradas forman parte de la cueva. Y cada número inscrito indica el recuento total de celdas conectadas vertical y horizontalmente a la celda numerada, incluida la propia celda.

Ejemplo: 

BBVA-OpenMind-Barral-Pasatiempo-prehistoria_1

Este es el tablero con la gruta oculta:

BBVA-OpenMind-Barral-Pasatiempo-prehistoria_2

Si hoy somos capaces de encender el fuego a voluntad y conocemos sus posibilidades y peligros, ¿hasta cuánto se remonta en el proceso evolutivo este conocimiento? Esta cuestión ha suscitado bastante escepticismo en los últimos tiempos, especialmente desde que en 2019 un estudio demostró que la ubicación óptima para una mínima exposición al humo en el interior de las cuevas se localiza en el fondo. 

Este emplazamiento favorece que el aire caliente cargado de humo escape al exterior pegado al techo de la gruta, mientras que el aire frío y limpio procedente del exterior circule por la parte inferior. Sin embargo, en muchas de las cuevas analizadas, el hogar del fuego se localizaba en la parte central, lo que apunta a una falta de planificación o tal vez al desconocimiento.

Juego 2: Ilumina otra cueva prehistórica

BBVA-OpenMind-Barral-Pasatiempo-prehistoria_3 

Sin embargo, un estudio más reciente realizado por investigadores del departamento de arqueología de la Universidad de Tel Aviv –irónicamente, los mismos que realizaron el estudio antes referido– concluye, por el contrario, que la ubicación central es la mejor decisión, y que nuestros antepasados eran conocedores de ello.

Este estudio, publicado en Nature, se centró en la cueva francesa de Lazaret, habitada por el Homo heidelbergensis y Homo Neandertalensis durante la etapa final del paleolítico inferior (hace unos 170.000 a150.000 años). Analizaron mediante simulaciones informáticas el efecto de encender un fuego en 16 ubicaciones distintas —incluida la parte trasera y la central de la cueva, donde se localizan los vestigios del hogar prehistórico— en relación a la dispersión del humo. A partir de esta información, comprobaron la ubicación de los espacios habitables o de trabajo, es decir, aquellas áreas de la cueva en las que se podía permanecer durante mucho tiempo sin riesgo por inhalación del humo. 

Este análisis más integral ha permitido concluir que establecer el hogar en el fondo de la cueva no era la localización más idónea. Aunque sí es la más óptima en cuanto a la ventilación, implica que los espacios donde la densidad del humo ya desciende a niveles adecuados para una actividad continuada se sitúan bastante alejados del foco de calor, algo que no resulta práctico para aprovechar todos los beneficios del fuego. De hecho, y según el estudio, si se consideran ambos factores en conjunto –la actividad diaria y la dispersión del humo– la mejor zona para establecer el fuego resulta ser la zona central de la cueva. Precisamente ahí es donde se localizan los vestigios del “perenne” hogar de la de Lazaret y, también, de la mayoría de las otras cuevas de la misma época consideradas en el estudio.

De esta forma, los autores del estudio determinaron que los neandertales y sus antecesores europeos de hace 170.000 años ya eran conscientes de los beneficios del fuego, pero también de sus riesgos, y planificaban el lugar óptimo para establecer el hogar para exprimir los primeros y reducir los segundos. Una evidencia que aún resulta más increíble cuando se mira con perspectiva. Y es que tal y como relata el divulgador Bill Bryson en su obra En casa

“Un detalle que no pasó desapercibido en la época medieval fue que prácticamente todo el espacio que quedaba (en las viviendas) por encima de la altura de la cabeza era inutilizable porque solía estar lleno de humo…

…se necesitaba algo que, a primera vista, podría parecer sencillo y directo: una práctica chimenea. Pero la solución tardó mucho en llegar…”

Juego 3: Una cueva aún más extensa por recorrer

Soluciones

 


Miguel Barral

@migbarral

 

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