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18 enero 2024

Los molestos síntomas que ayudan a curarnos

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En invierno sabemos que hemos contraído alguna enfermedad propia de la estación por los síntomas: fiebre, tos, estornudos, inflamación, moqueo… Culpamos al virus de nuestro malestar. Y aunque sin duda nada de ello ocurriría sin la infección, en realidad todo ese cuadro que tanto nos molesta no es la acción directa del virus, sino la manifestación de nuestro organismo luchando contra él; no es la enfermedad, sino la defensa. Sin estas armas para combatir al invasor, posiblemente correríamos peor suerte, y tal vez ni siquiera fuésemos conscientes de la infección hasta que fuera demasiado tarde. Repasamos aquí cómo estas estrategias del organismo contra la enfermedad nos ayudan a curarnos.

Inflamación

La inflamación es una respuesta básica del organismo contra las infecciones, la movilización de las defensas. Ante una infección u otras agresiones, en el lugar del ataque se concentran células del sistema inmune. La inflamación se considera parte de la respuesta innata o inespecífica que lanza células devoradoras de patógenos, como los macrófagos y neutrófilos, si bien la liberación de cientos de moléculas mediadoras (citoquinas) y la dilatación de los vasos sanguíneos también atrae a las células responsables de la respuesta adquirida o específica, los linfocitos B (producen anticuerpos) y T (regulan el sistema y matan las células infectadas).  

BBVA-OpenMind-Yanes-Los molestos sintomas que ayudan a curarnos_1 Los cinco signos típicos de la inflamación son calor, dolor, hinchazón, enrojecimiento y pérdida de función del tejido. Crédito: Peter Dazeley/Getty Images.
Los cinco signos típicos de la inflamación son calor, dolor, hinchazón, enrojecimiento y pérdida de función del tejido. Crédito: Peter Dazeley/Getty Images.

Los cinco signos típicos de la inflamación son calor, dolor, hinchazón, enrojecimiento y pérdida de función del tejido. El calor no es solo el producto del mayor flujo sanguíneo debido a la dilatación de los vasos: una subida de 1-2 °C se debe a la actividad de las propias células inmunitarias, lo que tiene relevancia en la acción de la fiebre, como veremos. Pero la inflamación es un arma de doble filo: si se cronifica puede causar dolencias, incluyendo cánceres y quizá enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer.

Fiebre

La fiebre es el síntoma estrella de toda infección invernal. La frontera de los 37 °C, la temperatura fisiológica normal, suele marcar para muchas personas la diferencia entre seguir las rutinas cotidianas o quedarnos en casa convaleciendo. La fiebre es debilitante, puede llegar a ser peligrosa y supone un coste metabólico extra para el organismo, a razón de un 12,5% más de energía requerida por cada grado de ascenso. Y sin embargo, es algo generalmente aceptado que la fiebre ayuda a combatir la infección, aunque no es tan evidente cómo lo hace.

La fiebre consiste en una elevación del termostato corporal —situado en el hipotálamo del cerebro—, a diferencia de la hipertermia o golpe de calor, donde aumenta la temperatura pero no se mueve el termostato; durante la fiebre, la temperatura estándar asciende para facilitar la lucha contra la infección. Esto explica por qué sentimos frío y tiritamos, ya que la nueva temperatura de normalidad es más alta. 

Algunos científicos sugieren que la fiebre añade grados al calor local de la inflamación generado por las células inmunitarias, propulsando la producción de moléculas oxidantes. Crédito: Israel Sebastian/Getty Images.

Se asume que unos grados más dificultan la replicación de virus y bacterias, además de engrasar la maquinaria inmune y permitir la liberación de moléculas de estrés térmico que luchan contra la infección. Pero algunos científicos sugieren que hay algo más: la fiebre añade grados al calor local de la inflamación generado por las células inmunitarias, propulsando la producción de moléculas oxidantes. El resultado es un entorno caliente, ácido y bajo en oxígeno que debilita al atacante, pero que es óptimo para las defensas. Por ello los expertos recomiendan: “deja que la fiebre haga su trabajo”; “bloquear la fiebre puede ser dañino porque, como otros síntomas de enfermedad, evolucionó como defensa contra la infección”.

Moqueo

Nuestras vías respiratorias están tapizadas con células que producen moco, una sustancia pegajosa que sirve como primera línea de defensa para capturar elementos extraños, incluyendo virus y bacterias. Estas células tienen diminutas vellosidades llamadas cilios que se mueven rítmicamente para conducir el moco desde el fondo de la tráquea hacia las vías superiores, donde podemos tragarlo o expulsarlo con la tos. Una infección aumenta la producción de moco; la recomendación de beber mucho líquido durante estas enfermedades tiene por objeto mantener este mecanismo que nos ayuda a luchar contra el invasor.

BBVA-OpenMind-Yanes-Los molestos sintomas que ayudan a curarnos_3 Los mocos sirven como primera línea de defensa para capturar elementos extraños, incluyendo virus y bacterias. Crédito: fizkes/Getty Images.
Los mocos sirven como primera línea de defensa para capturar elementos extraños, incluyendo virus y bacterias. Crédito: fizkes/Getty Images.

Tos y estornudos

La tos y los estornudos se cuentan entre los síntomas más molestos de las enfermedades respiratorias, sobre todo cuando se vuelven persistentes e incontrolables. Pero son importantes mecanismos reflejos que mantienen nuestras vías respiratorias libres de polvo, partículas de comida y otros irritantes. En la mucosa nasal, los irritantes producen la liberación de histaminas, que provocan congestión nasal y estornudos. 

La tos protege nuestro sistema respiratorio. Cuando el epitelio de la tráquea, la laringe y otras regiones recibe un estímulo mecánico o químico —lo que incluye ácidos, calor o el picante—, envía una señal a través del nervio vago al bulbo raquídeo del cerebro, que responde con órdenes a distintos órganos y tejidos: el diafragma, los músculos intercostales y abdominales, la glotis, las cuerdas vocales y la tráquea. Como resultado, expulsamos aire desde los bronquios a gran velocidad.

BBVA-OpenMind-Yanes-Los molestos sintomas que ayudan a curarnos_4 La tos y los estornudos son importantes mecanismos reflejos que mantienen nuestras vías respiratorias libres de polvo, partículas de comida y otros irritantes. Crédito: Carol Yepes/Getty Images.
La tos y los estornudos son importantes mecanismos reflejos que mantienen nuestras vías respiratorias libres de polvo, partículas de comida y otros irritantes. Crédito: Carol Yepes/Getty Images.

Sin embargo, también la tos es un arma de doble filo: las infecciones de las vías respiratorias producen la secreción de moléculas inflamatorias que nos llevan a toser. Y en este caso, la tos no nos aporta beneficio, sino que es el virus el que saca provecho, ya que hackea nuestro mecanismo para dispersarse por el aire y poder alcanzar nuevos huéspedes. De hecho, en estos casos la tos llega a perjudicarnos: el exceso de moco irrita la garganta, haciéndonos toser, pero la tos irrita aún más y fatiga los cilios encargados de expulsar el moco.

Javier Yanes

Crédito imagen principal: Westend61/Getty Images.

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