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03 septiembre 2021

New Space, los chicos nuevos del espacio

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En mayo de 2020 la compañía SpaceX se convertía en la primera empresa privada en llevar astronautas a la Estación Espacial Internacional, en el que era además el primer vuelo orbital tripulado lanzado desde EEUU desde la retirada de los transbordadores espaciales en 2011. Este ha sido posiblemente el mayor hito hasta ahora alcanzado por el ingeniero y magnate de la tecnología Elon Musk, fundador de SpaceX y una de las cabezas más visibles del fenómeno conocido como New Space.

Musk no está solo en esta corriente. Junto a él se encuentran el fundador de Amazon Jeff Bezos, con su empresa Blue Origin o Sir Richard Branson con Virgin Galactic, junto con otras muchas compañías que no han atraído tanta atención de los medios y del público, pero que también participan activamente en las aspiraciones de este floreciente sector privado. Sin embargo, no todas estas empresas comparten la misma visión: mientras que algunas se centran en ofrecer experiencias exclusivas a clientes acaudalados, otras se empeñan en conquistar metas más allá de la Tierra, desde construir hoteles en el espacio hasta reconquistar la Luna y colonizar Marte.

Una de las naves de Blue Origin despegando. Crédito: Blue Origin
Una de las naves de Blue Origin despegando. Crédito: Blue Origin

La participación de compañías privadas en el sector aeroespacial no es algo novedoso: la carrera espacial de los años 50 y 60 no habría existido sin la participación de numerosos contratistas. Pero el New Space es diferente. El analista del sector Matthew Weinzierl, profesor de la Harvard Business School, lo definió como un conjunto de startups dispuestas a “perturbar el sector espacial estadounidense con nuevas tecnologías, enfoques de gestión y presión competitiva”. Sin embargo, Weinzierl admite a OpenMind que “New Space es un término controvertido”, incluso dentro del propio sector. “La distinción no es realmente público versus privado, o ni siquiera joven versus establecido”, apunta. “Yo diría que las diferencias clave están en la mentalidad y el modelo de negocio”.

El espacio, nuevo objetivo de las startup

El ahora llamado Old Space ha sido tradicionalmente un universo muy centralizado; EE. UU., con la NASA en el centro, ha forjado relaciones duraderas con compañías privadas. Y aunque ciertos observadores del sector lo han acusado de lento, burocrático y vacilante, se trata de un modelo que ha aportado grandes logros, “un dato a menudo ignorado por los entusiastas del New Space”, advierte Weinzierl. Esta nueva corriente surgió cuando EE. UU. retiró del servicio sus transbordadores espaciales tripulados sin tener aún preparada una alternativa. “Un grupo de emprendedores vio una oportunidad de intentar un enfoque nuevo”, dice el economista.

El astronauta Dale A. Gardner sujeta el cartel de "Se vende" en referencia a dos satélites recuperados. Crédito: NASA
El astronauta Dale A. Gardner sujeta el cartel de “Se vende” en referencia a dos satélites recuperados. Crédito: NASA

Aquí es donde entra en juego una cultura empresarial diferente, nacida con el espíritu del Silicon Valley: compañías startup convencidas de que las nuevas ideas y la competencia conseguirán reducir drásticamente los costes en la conquista de hitos de gran magnitud como los viajes a la Luna o Marte. “Tienen una visión, y se han mostrado capaces de asumir riesgos para realizarla”, resume a OpenMind el profesor de propulsión hipersónica de la Universidad de Queensland (Australia) Michael Smart, excientífico de la NASA.

Entre esas nuevas ideas está la de que la NASA no tiene por qué ser su principal cliente, sino sólo uno entre varios. De hecho, un rasgo común de varias compañías del New Space es el ánimo de rentabilizar su negocio enfocando sus servicios al cliente particular. Virgin Galactic o Blue Origin ofrecerán vuelos espaciales al público; ambas ya han abierto camino con su primer vuelo tripulado de prueba. El 11 de julio de 2021 Branson y otros tres empleados de su compañía, junto con dos pilotos, culminaron con éxito el primer vuelo suborbital privado con civiles a bordo, utilizando el avión lanzadera VMS Eve para impulsar el avión espacial VSS Unity. El viaje de Branson superó la altitud de 50 millas (80 kilómetros) definida por la NASA como la frontera del espacio. El magnate británico adelantó la fecha inicialmente prevista para imponerse a su competidor más directo, Jeff Bezos. El fundador de Amazon completó también su primer vuelo suborbital el 20 de julio a bordo de la nave RSS First Step propulsada por el cohete New Shepard NS4. Aunque Bezos llegó más tarde que Branson, le superó en altitud al cruzar la línea de Kármán, la marca de 100 km que se acepta mayoritariamente como el límite del espacio. Virgin Galactic planea abrir su oferta de vuelos en 2022 al precio de 250.000 dólares por billete, mientras que Blue Origin aún no ha especificado una fecha concreta.

BBVA-OpenMind-Materia-Carrera espacial-NewSpace 4-Los CEO de Virgin Galactic y Blue Origin Richard Branson (izquierda) y Jeff Bezos (derecha) culminaron en 2021 sus respectivas misiones de viajar al espacio. Crédito: Virgin Galactic y Blue Origin
Los CEO de Virgin Galactic y Blue Origin Richard Branson (izquierda) y Jeff Bezos (derecha) culminaron en 2021 sus respectivas misiones de viajar al espacio. Crédito: Virgin Galactic y Blue Origin

Pero mientras que Virgin Galactic centra sus operaciones en el llamado turismo espacial, una denominación que algunos juzgan demasiado pomposa para lo que es solo un vuelo suborbital, en cambio Blue Origin comparte con SpaceX objetivos mucho más ambiciosos. Ambas forman parte de una lista de compañías contratadas por la NASA para desarrollar las tecnologías destinadas a posibilitar nuevas misiones tripuladas a la Luna y más allá. La empresa de Musk ha sido seleccionada para llevar los próximos astronautas al satélite terrestre dentro del nuevo programa de la NASA Artemisa, lo que ha provocado las protestas de Bezos. Una baza a favor de SpaceX ha sido el progreso de su nave reutilizable Starship, con la que Musk pretende también llegar a Marte. La tecnología de naves y propulsores reutilizables, que abarata los costes, ha sido uno de los grandes logros de las compañías del New Space.

La NASA apoya al Old y New Space

Son estos nuevos avances los que han posibilitado que la entrada de los operadores privados no se haya traducido en una nueva carrera espacial, en esta ocasión entre Old Space y New Space, sino en contratos de colaboración. Según expone Weinzierl, la NASA reaccionó inicialmente con cautela, pero posteriormente fue adaptando su marco regulatorio para establecer lazos comerciales con estas nuevas compañías, a condición de que asuman parte de los costes de desarrollo y ayuden así a reducir la factura pública del programa espacial. Por otra parte, las compañías del Old Space se han sumado también a estos nuevos enfoques. El resultado, valoran los analistas, debería beneficiar a todas las partes y a la actividad humana en el espacio.

Sin embargo y pese a sus indudables progresos, si por algo se han caracterizado también las compañías del New Space ha sido por sus promesas sistemáticamente incumplidas. En 2017 SpaceX anunció que al año siguiente lanzaría una nave orbital a la Luna con dos pasajeros de pago. También Musk aseguró en 2016 que en la década de los 20 fundaría una colonia en Marte; algo más que improbable cuando la fecha de 2024 para la primera misión lunar de Artemis se considera excesivamente optimista. También Virgin Galactic y Blue Origin han ido retrasando sucesivamente las fechas previstas para sus hitos.

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Uno de los cohetes de Space X, reutilizado, se prepara para despegar por segunda vez. Crédito: Space X

“Fijarse objetivos elevados es parte de su mantra; serán los inversores quienes decidan si el bombo es real”, dice Smart. Según los expertos del sector, es difícil saber hasta qué punto el New Space cumplirá sus expectativas, ya que se trata de empresas privadas, y quizá algunos modelos de negocio no sean viables: en marzo de 2020 Bigelow Aerospace, fundada por el hotelero Robert Bigelow con el objetivo de construir estaciones espaciales modulares, despidió a toda su plantilla; supuestamente, a causa de la pandemia de COVID-19, pero aún no hay noticias de nuevos planes. Con todo, Weinzierl se muestra optimista: “¡Me gustaría vivir para poder alojarme en un hotel espacial!”.

Javier Yanes para Ventana al Conocimiento

@yanes68

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