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16 noviembre 2017

Matemáticas para la vida real

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El cálculo matemático es positivo para ejercitar la mente y estimular diferentes áreas cerebrales. Pero, más allá de eso, tener habilidad con los números es decisivo a la hora de controlar una enfermedad, calcular los efectos secundarios de una medicación o negociar las condiciones de un seguro.

El cálculo matemático es bueno para ejercitar la mente y tiene aplicaciones prácticas en la vida real. Crédito: Pixapopz
El cálculo matemático es bueno para ejercitar la mente y tiene aplicaciones prácticas en la vida real. Crédito: Pixapopz

Diferentes estudios han demostrado que la destreza matemática está relacionada con una mejor salud y que influye en la toma de decisiones diarias, al analizar los problemas y buscar soluciones con los datos disponibles, dejando a un lado las emociones. Es más, ser ducho con los números en la infancia podría influir en conseguir un mejor trabajo en el futuro.

Mejoran la salud

A Rosamund Snow le diagnosticaron diabetes tipo 1 cuando era adolescente. En un artículo publicado en la revista British Medical Journal, en la que trabajaba, escribió: “Si quiero ir de tiendas o incluso comer una fruta tengo que planificar, pensar en lo que sucedió desde mi última inyección y lo que es probable que ocurra antes de la siguiente. Tengo que llevar suministros de emergencia y hacerme análisis de sangre. Ni siquiera puedo tomar un trago sin tener que hacer matemáticas”.

La mujer, de 46 años, ilustraba muy bien el papel que tienen los números en el ámbito de la salud, especialmente, cuando se vive con una enfermedad. En su caso, se quitó la vida unos meses después de escribir este artículo.

El cálculo matemático es bueno para ejercitar la mente y tiene aplicaciones prácticas en la vida real. Crédito: Pixapopz
El cálculo matemático es bueno para ejercitar la mente y tiene aplicaciones prácticas en la vida real. Crédito: Pixapopz

“La diabetes requiere mucha habilidad matemática para manejarla adecuadamente”, señala a OpenMind Ellen Peters, profesora de Psicología y Medicina en la Universidad Estatal de Ohio (EEUU). Como recuerda la docente, los pacientes diabéticos tienen que estimar el tamaño de las porciones, calcular la ingesta de carbohidratos y extraer los datos de las etiquetas de los alimentos. También deben interpretar las lecturas de azúcar en sangre y otros datos clínicos, además de ajustar sus medicamentos.

Diferentes investigaciones han demostrado que la escasa habilidad matemática de un paciente influirá negativamente en el control de su enfermedad. También son más proclives a cuidar menos su salud y a no tomar de forma correcta medicación compleja, como en el caso del VIH.

“Las personas con menor cultura matemática son menos saludables, lo que incluye sufrir un mayor número de enfermedades como EPOC, enfermedad hepática, VIH/sida y diabetes”, enumera Peters.

La doctora recuerda que varios estudios han demostrado cómo las personas menos duchas con los números tienden a comprender peor los riesgos de una enfermedad, toman menos medidas para evitarlas –como el uso del condón para prevenir el VIH– y son más reacias a ingerir medicamentos por temor a los efectos secundarios. En pacientes con asma, son hospitalizados con más frecuencia.

Dejando a un lado las patologías, en otras facetas sanitarias hace falta tener una buena base numérica. El copago de las recetas, los seguros médicos, la probabilidad de sufrir efectos secundarios al ingerir un fármaco… En todo están presentes los números.

Otra visión de la realidad

Jack Smith es profesor en la Universidad Estatal de Míchigan (EEUU) y experto en la enseñanza de las matemáticas. En el pasado trabajó en la construcción, un sector en el que la geometría y la trigonometría son fundamentales. “Al cuadrar una esquina, los carpinteros usan el Teorema de Pitágoras, lo conozcan o no como tal”, destaca a OpenMind.

Los carpinteros usan el Teorema de Pitágoras para cuadrar una esquina, lo conozcan o no como tal. Fuente: wikimedia
Los carpinteros usan el Teorema de Pitágoras para cuadrar una esquina, lo conozcan o no como tal. Fuente: wikimedia

En la vida diaria, constantemente pensamos en términos matemáticos, como cuando calculamos el tiempo para llegar a un lugar, consultamos la cuenta bancaria o compramos productos en oferta.

Según Smith, las personas que comprenden las matemáticas –que no implica que fueran brillantes en esta asignatura en el colegio– son buenas pensando las situaciones cotidianas en términos matemáticos.

“Los problemas del colegio pueden parecer poco realistas pero que aquellos que entienden bien las matemáticas no tienen dificultad para ver las relaciones entre las cantidades de un problema en cuestión y decidir cómo pensar para generar respuestas”, apunta el docente.

Según un estudio, la capacidad matemática y lectora en la infancia se relaciona con el estatus socioeconómico varias décadas después. Crédito: Eugene Kim
Según un estudio, la capacidad matemática y lectora en la infancia se relaciona con el estatus socioeconómico varias décadas después. Crédito: Eugene Kim

En una investigación publicada en la revista Current Directions in Psychological Science, Peters ha estudiado cómo influye la habilidad matemática en la toma de decisiones. Las personas que afrontan el día a día con la ayuda de los números son menos proclives a sufrir timos y tienden a sopesar las diferentes opciones con datos, sin dejarse influir por las opiniones o las emociones de otras personas, que sería el camino más fácil pero menos preciso.

Influyen en el futuro laboral

Otro estudio dirigido por la Universidad de Edimburgo (Reino Unido) también demostró que las habilidades matemáticas van más allá del aula. Los autores descubrieron que la capacidad matemática y lectora a los siete años se relaciona con el estatus socioeconómico varias décadas después.

Utilizando datos del Estudio de Desarrollo Infantil Nacional que engloba a más de 17.000 personas en un período de unos cincuenta años –desde que nacieron en 1958 hasta hoy–, los investigadores comprobaron que los participantes con habilidades más altas de lectura y matemáticas cuando eran niños terminaron teniendo mayores ingresos, mejores viviendas y empleos en la edad adulta.

Según el estudio, tener un nivel de lectura un escalón por encima de la media a los siete años se asoció con unos 5.600 euros más de ingresos a los cuarenta y dos años. Los autores mantienen que estas habilidades predicen el estado socioeconómico en la edad adulta, por encima incluso de la influencia de la inteligencia, la educación y la renta familiar cuando eres niño.

“Diferentes estudios han indicado que las personas menos hábiles en matemáticas tienen más probabilidades de estar desempleadas a largo plazo y de haber ahorrado de forma menos adecuada para su jubilación”, concluye Peters. Números para mejorar la vida real.

Laura Chaparro

@laura_chaparro

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