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03 febrero 2017

Elizabeth Blackwell, la primera médica titulada en EEUU

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Quienes hoy acudan a tratarse al Lower Manhattan Hospital en Nueva York, también conocido como New York-Presbyterian o simplemente como el hospital del Downtown, posiblemente sepan que es el único gran centro clínico al sur de la calle 14. Y tal vez aprendan que su servicio de Urgencias fue el centro de atención de referencia el 11 de septiembre de 2001, por el que pasaron más de 1.000 heridos en los atentados. Pero tal vez ignoren que sus orígenes se remontan a 1853 y que se deben al empeño infatigable de una mujer, la primera titulada en medicina en EEUU, y una de las primeras del mundo.

La primera titulada de Medicina en EE UU, Elizabeth Blackwell. Crédito: Wikimedia Commons

El escenario para que Elizabeth Blackwell (3 de febrero de 1821 – 31 de mayo de 1910) tomara un rumbo pionero en su vida estaba preparado desde su nacimiento, en una familia numerosa de Bristol (Reino Unido) donde se favorecía el desarrollo personal, se fomentaba la igualdad de oportunidades y se adoptaban opciones morales avanzadas para su época. Sus padres rechazaban el castigo físico. Y cuando la refinería de azúcar que sostenía la economía familiar se quemó y los Blackwell tuvieron que emigrar a Estados Unidos en busca de una nueva vida, el padre acabó dedicándose al azúcar de remolacha por la repugnancia que le inspiraban las prácticas esclavistas del cultivo de caña.

Sin embargo, la medicina estaba muy lejos de los intereses de Elizabeth. En su libro Pioneer Work in Opening the Medical Profession to Women (1895) escribiría que por entonces “odiaba todo lo relacionado con el cuerpo y no podía soportar la visión de un libro médico”. Cuando su padre murió y la familia debió procurarse un sustento, la opción elegida fue la enseñanza. Pero un día, una amiga que sufría una dolorosa enfermedad la animó a estudiar medicina, asegurándole que sus sufrimientos habrían sido menores si la hubiera tratado una mujer.

Rechazada en 29 facultades

Otro elemento influyó en Blackwell para decantarse por la carrera médica: buscar una ocupación absorbente para evitar la “perturbadora influencia ejercida por el otro sexo”, escribió. Y sobre todo, el deseo de practicar la medicina se convirtió para ella en una lucha moral, avivada aún más por el hecho de que en su época el término “mujer médica” se aplicara en exclusiva a las practicantes de abortos, algo que Blackwell consideraba una “ocupación vil”.

Pero este camino no se le abrió de inmediato. Mientras comenzaba a estudiar por su cuenta gracias a los libros de un amigo médico, hasta 29 facultades rechazaron su solicitud de ingreso por su condición de mujer. Y cuando fue aceptada en la que hacía la número 30, la Facultad de Geneva (Nueva York, hoy perteneciente a la Universidad Estatal de Nueva York SUNY), fue por una especie de malentendido: los profesores sometieron su solicitud de matrícula al voto de los alumnos, quienes creyeron que aquello era tan sólo una broma de una universidad rival.

El resultado fue que una mujer entró por primera vez en una Facultad de Medicina en EEUU. La revista Boston Medical and Surgical Journal, hoy una de las más prestigiosas publicaciones médicas del mundo bajo su nombre actual, The New England Journal of Medicine, daba cuenta de que “un pequeño y bonito espécimen del género femenino” estudiaba medicina en Geneva. Los redactores de la prensa afilaban sus plumas: el Baltimore Sun confiaba en que Blackwell limitara su práctica “a enfermedades del corazón”.

Carta de admisión de Elizabeth Blackwell en la facultad de Medicina y anuncio del primer hospital para mujeres. Crédito: Wikimedia Commons

Primer hospital para mujeres

Por si fueran pocos obstáculos, al término de su carrera se encontraba adquiriendo experiencia en un hospital de París cuando el fluido infeccioso de un niño al que trataba le saltó al ojo. A raíz de aquel accidente terminaría perdiendo el ojo izquierdo, lo que frustró su propósito de dedicarse a la cirugía. Pero nunca se rindió: en 1853, a su regreso a EEUU, fundó en Nueva York un pequeño dispensario para mujeres y niños sin recursos. Con la ayuda de su hermana Emily y de su alumna Marie Zakrzewska, cuatro años después aquella semilla germinaría en un hospital, hoy el Lower Manhattan, entonces llamado New York Infirmary for Indigent Women and Children. En 1868 al centro se añadió una facultad de medicina, dirigida por mujeres para mujeres.

Un año más tarde, ya en plena madurez, Blackwell decidió establecerse definitivamente en su Inglaterra natal. La escuela de Nueva York continuó abierta hasta 1899, cuando todas sus alumnas fueron transferidas a la Facultad de Medicina de Cornell. Pero su regreso a Gran Bretaña no fue para descansar: poco después fundaría la London School of Medicine for Women, hoy integrada en el University College. “Es mi naturaleza comenzar de nuevo”, escribió. Nunca dejó de hacerlo, hasta que un derrame cerebral se la llevó en 1910, después de haber abierto las aulas de las escuelas médicas a millones de mujeres de todo el mundo.

Por Javier Yanes para Ventana al Conocimiento

@yanes68

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