“Por su naturaleza, la metrópolis ofrece lo que de otra forma solo podría obtenerse viajando; concretamente, lo extraño.” Jane Jacobs, 1961, 238
Introducción
La principal idea que analizamos aquí es que los flujos de conocimiento territoriales (entendidos tanto a escala urbana, regional, nacional o internacional) han cambiado con las condiciones de la economía del conocimiento. ¿Continúa este, por lo general, fluyendo sectorialmente dentro de industrias concretas? ¿Siguen dictando las multinacionales cuáles son los flujos de conocimiento en las cadenas de suministro? ¿Resulta apropiado el apego de quienes formulan las políticas por la especialización del desarrollo económico en silos de conocimiento verticales tales como conglomerados o clusters? Sorprendentemente, tal vez, las respuestas a estas y otras preguntas de investigación relacionadas tras cinco años de reciente estudio de los sistemas de innovación regionales (RIS, por sus siglas en inglés) han sido, en su mayoría, negativas, si bien, como demuestra la teoría de la innovación, todo cambio de paradigma se topa con una resistencia inicial por parte del antiguo régimen. La innovación de tipo sistémica es el motivo principal por el que la dinámica del conocimiento se ha vuelto menos vertical, acumulativa y dependiente de la trayectoria (path dependent), pasando a ser más transversal, combinatoria y creadora de trayectorias. La innovación sistémica está conectada por medio de redes de compradores y proveedores de conocimientos, bienes y servicios.
La dinámica del conocimiento se ha vuelto menos vertical, acumulativa y dependiente de la trayectoria, pasando a ser más transversal, combinatoria y creadora de trayectorias
El crecimiento es algo que tanto las compañías como importantes organizaciones de apoyo a empresas buscan y encuentran, cada vez más, explorando la afinidad (relatedness) tanto dentro como fuera de los territorios regionales. “Afinidad” se refiere a las empresas que entienden el modelo de negocio, las habilidades y las tecnologías de otras, aun cuando operen en distintas industrias. Ocultas en diversos sectores, las empresas pueden, no obstante, ofrecer oportunidades de aprendizaje innovadoras si se es capaz de identificarlas. Esta perspectiva está respaldada por, al menos, tres nuevos modelos territoriales. El primero es el de la nueva geografía económica (NEG, por sus siglas en inglés), que entendió la innovación sistémica regional en términos de contratación en un mismo mercado de mano de obra (labour pooling). Esto quiere decir que las empresas y los trabajadores tratan de descubrir efectos de desbordamiento (spillover) financiero y de tamaño del mercado regional, agrupándose o aglomerándose cuando encuentran una región en la que el sector tiene una ventaja sobre cualquier otro lugar, siendo la innovación la explicación de esa ventaja (Felsenstein, 2011; Krugman, 1991). Aún subsisten algunas deficiencias de modelización en esta perspectiva, dado que continúa produciendo resultados espaciales engañosamente hiperespecializados y sobreconcentrados 2.
Cuanto mayor sea el nivel medio de capital humano, más veloz será la difusión del conocimiento y mayor será el nivel de productividad regional
Una alternativa que no cae en la trampa de sobrevalorar un único factor determinante del crecimiento regional relacionado con el conocimiento es la nueva teoría del crecimiento (NGT, por sus siglas en inglés), con su mejor comprensión del crecimiento tecnológico endógeno (es decir, local o regional). Esta, analizando las externalidades o desbordamientos del conocimiento regional en su interacción con el capital humano o la movilidad de la mano de obra, evalúa la forma en que el capital humano y físico, la movilidad de la mano de obra y la innovación influyen en la productividad y el crecimiento regionales (Martin y Sunley, 2006). Si seguimos la teoría de la NEG por un momento, la teoría de los rendimientos crecientes también confirma la deducción de que cuanto mayor sea el nivel medio de capital humano más veloz será la difusión del conocimiento y, por ende, mayor será asimismo el nivel de productividad regional (incluyendo los beneficios; Felsenstein, 2011). Así pues, la NGT permite incorporar distintos tipos de conocimiento e innovación regionales en el análisis de innovación/productividad. Sin embargo, aunque el capital humano y el físico se combinan de forma positiva para afectar a la productividad regional, los resultados del modelo se ven debilitados por un efecto de innovación regional.
Por ello, existe un tercer enfoque que ha recibido cierto grado de respaldo a partir de esta incongruencia, a saber, la geografía económica evolutiva (EEG, por sus siglas en inglés). Esta perspectiva considera las instituciones, organizaciones y prácticas culturales como un elemento crítico a la hora de generar crecimiento regional. Por lo tanto, la proximidad cultural e institucional es tan importante como la proximidad espacial y la región constituye un agente de innovación activo. Recientemente, se la ha denominado innovación integrada en el territorio (TEI, por sus siglas en inglés), por contraposición a la innovación científica y tecnológica (STI, por sus siglas en inglés), por un lado, y a la innovación del tipo “hacer, usar e interaccionar” (DUI, por sus siglas en inglés), por el otro (Nunes y Lopes, 2015; Jensen et al., 2007).
En consecuencia, el presente artículo resume nuevos argumentos y hallazgos sobre la dinámica del conocimiento territorial que plantean problemas al consenso reinante acerca de la teoría de la innovación y el conocimiento. El ensayo está estructurado en torno a las respuestas a cuatro de esos problemas, planteados a raíz de la verificación de una teoría central fundamentada en la EEG y sustentada sobre evidencias amplias y estructuradas. Este enfoque está dividido en dos subapartados: el primero es teórico y el segundo, empírico.
La primera de las preguntas teóricas es: ¿debe ahora reelaborarse el propio modelo interactivo de la innovación que sustituyó al modelo lineal imperante? El modelo lineal proponía que la innovación siguiera una línea desde la I+D, pasando por la construcción de prototipos y la realización de ensayos, hasta llegar a la innovación comercial en el mercado, mientras que el modelo interactivo planteaba la retroalimentación entre proveedores en las cadenas de valor.
La segunda pregunta teórica, que se deriva del legado schumpeteriano, es: ¿qué se considera innovación “radical”? ¿Ocurre solo una vez cada sesenta años (la teoría de ondas largas plantea que la mecanización de los ferrocarriles durante el siglo xix fue radicalmente superada por la electrificación y la automatización de los motores y los automóviles en la década de 1900 y por la informatización de los ordenadores a finales del siglo xx y comienzos del xxi), con la correspondiente resistencia (en ocasiones el estímulo) de un régimen regulador que dura el espacio de una vida, u ocurre con más frecuencia? ¿Implica esto un cambio más rápido de paradigma (impulsores económicos) y de régimen (regulación por parte del gobierno), en particular en algunas industrias o plataformas industriales que presentan afinidad?
Y a continuación, ya desde un punto de vista más práctico: ¿son los innovadores también emprendedores o las complejidades de la dinámica del conocimiento distribuido suponen que existe una gran diversidad de actores (globales) que contribuyen a trasladar el conocimiento a productos y servicios comerciales? ¿Hace el nuevo concepto de la dinámica del conocimiento que la teoría de las trayectorias dependientes (trayectorias de desarrollo industrial histórico) resulte superflua o se utiliza el conocimiento para el branching y la creación de nuevas trayectorias en las que se aprovecha la dinámica del conocimiento transversal (cruzado)? Se abordarán estas cuestiones y se explicará su resolución con referencia a las conclusiones de la investigación de la EEG (siguiendo, por ejemplo, a Frenken, 2006) 3.
Teoría de la geografía económica evolutiva
Este apartado hablará poco de la NEG o la NGT y mucho sobre la EEG (Boschma y Martin, 2010). La teoría de la geografía económica evolutiva es un buen ejemplo, en sí misma, del concepto de “exaptación” acuñado por la biología evolutiva (Vrba y Gould, 1982). El difunto biólogo evolutivo Stephen Jay Gould sostenía que era necesaria una nueva palabra para explicar el proceso biológico en virtud del cual un órgano obsoleto desarrollaba, a la larga, un nuevo uso, posiblemente incluso en una especie diferente. Entre los ejemplos incluía los huesos del oído interno del ser humano, los cuales eran, en otro tiempo, las articulaciones de la mandíbula de una especie de pez extinguida; y los peces con vejiga natatoria que han exaptado la función pulmonar de especies de anfibios anteriores.
La coevolución de regímenes institucionales y paradigmas relacionados es una forma provechosa de concebir sistemas de innovación regionalmente adaptativos
De modo que la palabra demostró ser de utilidad. La geografía económica evolutiva es una nueva disciplina que ha exaptado conceptos tan antiguos como la economía clásica decimonónica, antepasado de la perspectiva neoclásica. El cambio acumulativo, precursor propuesto por Veblen (1898) de la causación circular acumulativa (CCC, por sus siglas en inglés) de Myrdal (1957), fue una especie temprana de los rendimientos crecientes (Krugman, 1995). Los nuevos neoclásicos crearon la NEG suavizando sus propios presupuestos, incluidos los rendimientos constantes, la información perfecta y los resultados de equilibrio. Los evolucionistas están tan interesados en los rendimientos crecientes, un concepto del que se apropiaron nuevos neoclásicos como Krugman con el objeto de entender los procesos de crecimiento espacial básicos, como lo están los neoclásicos. Pero ese interés es mucho menos mecanicista y reduccionista, y hace mucho más hincapié en los aspectos institucionales, coevolutivos y dependientes de la trayectoria (históricos) del cambio (Martin y Sunley, 2010). La EEG también es partidaria de explicaciones de desequilibrio, y no de equilibrio o incluso de equilibrio parcial, para el “progreso” plagado de crisis del capitalismo. No presupone que el equilibrio y la estabilidad económica sean lo normal, sino más bien al contrario, es decir, que son inusuales y que las condiciones de crisis económica reflejan esas condiciones generales de inestabilidad.
La coevolución de regímenes institucionales (regionales) y paradigmas (regionales) relacionados, o combinaciones económicas de industrias, es una forma extremadamente provechosa de concebir sistemas de innovación regionalmente adaptativos (modificables). Esto se debe a que, a la hora de explicar la innovación y el crecimiento, resulta igualmente inadecuado dar prioridad a las conmociones externas como dársela a la endogeneidad (impulsos de crecimiento generados internamente). Si pensamos en los regímenes regionales como combinaciones variables de estructuras organizativas o de gobierno que interaccionan con convenciones institucionales (reglas del juego), llegaremos de inmediato a una comprensión conceptual de la variedad regional.
Esta combinación de normas de gobierno o regulatorias formales y prácticas informales, por ejemplo, de asociaciones empresariales, muestra una importante fuente de resultados característicos de una región. Podemos ver estos como interacciones de sistemas adaptativos jerárquicos. Por tanto, en todas partes, la economía, la política y la cultura son distintas y no idénticas, puesto que las regiones (y las naciones) varían dentro de sistemas tales como la gobernanza multinivel; por ejemplo, el sistema que engloba a la UE, los Estados miembros y las regiones.
Si a eso se añade la noción de paradigmas regionales como variedades relacionadas de sistemas sociotécnicos de trayectorias dependientes (combinaciones de industrias que componen la economía regional o nacional) (Geels, 2007), es la interacción entre estos flujos de conocimiento la que genera la innovación. Arthur (2009) lo llama “evolución combinatoria (o combinativa)” en su libro sobre la naturaleza de la tecnología y la innovación. Para Martin (2010), esto forma “trayectorias interdependientes”, un concepto mucho más dinámico que el de “trayectorias dependientes” porque es en tales, como se han llamado, “colisiones” de conocimientos “recombinantes” donde reside toda innovación (Schumpeter, 1934). Así pues, pasamos de una visión vertical, lineal y sectorial de los flujos de conocimiento a otra que preconiza flujos de conocimiento horizontales, interactivos e intersectoriales para lograr la innovación.
Lo novedoso de la innovación radica en sus recombinaciones, más que en sus ingredientes, que siempre han estado ahí, esperando a ser descubiertos
Se trata de afirmaciones muy osadas que requieren de una ulterior explicación. Dicho de forma sencilla, la última declaración de Arthur sobre la ubicuidad del “bricolaje” (recombinación) como la comadrona de toda innovación podría, desde algunas perspectivas, subestimar el papel del conocimiento verdaderamente novedoso. Sin embargo, en ingeniería, que fue la primera vocación de Arthur y de la que toma muchos ejemplos (como la compleja dependencia de la trayectoria de la tecnología de los motores a reacción), probablemente sea una aseveración más razonable que en, digamos, biotecnología, sobre la que también pontifica. Incluso algunos conocimientos que son piedras angulares de la biotecnología, como el ADN, delatan, no obstante, un “fantasma en la máquina”4 de metáforas exaptadas (tomadas) de otros lugares, tales como la idea del físico Schrödinger de que el ADN podría asemejarse a un cristal aperiódico.
Así pues, ¿qué es un conocimiento verdaderamente novedoso? Como resumen, dos ejemplos deberían ser suficientes: el primero fue la investigación, galardonada con el Premio Nobel 2000, de Heeger, MacDiarmid y Shirakawa (1978), que demostró que el consenso científico imperante de que los polímeros únicamente podían aislar, y no conducir, la electricidad era falso. Ahora es la base de la tecnología de “Matriz activa de diodos orgánicos emisores de luz” (AMOLED, por sus siglas en inglés) de Samsung, que sustituyó al cristal líquido en las pantallas de sus smartphones Android y 4G LTE.
El otro es la investigación en nanotecnología de Maria Strømme y su equipo de la Universidad de Uppsala (Nystrom et al., 2009) sobre las propiedades filtrantes de un papel especial que, cuando se probó en un lago que sufría eutrofización (floraciones algáceas y desoxigenación), produjo efectos electrolíticos por la interacción del papel de filtro con determinadas algas. De este modo, se descubrió un método que permite utilizar algas para almacenar electricidad en una batería a partir de una fuente totalmente desconocida. Esta batería se puede recargar mucho más rápidamente que una de litio.
La celulosa que utilizan Strømme y sus compañeros proviene de un tipo de alga contaminante cuyas paredes celulares contienen ese componente con una nanoestructura característica que le confiere cien veces más área superficial de lo normal. Los investigadores recubren papel hecho a partir de esta celulosa con un polímero conductor y, a continuación, intercalan un papel de filtro empapado en una solución salina entre los electrodos de papel. Se carga en unos pocos segundos, es flexible, sostenible y no resulta tóxico. Por tanto, aunque la batería utiliza el polímero conductor, el descubrimiento representa un conocimiento novedoso sobre la capacidad de almacenamiento eléctrico de las algas, lo cual, posiblemente, constituya una solución al eterno problema de que la electricidad resulta difícil de almacenar a gran escala y durante periodos de tiempo prolongados.
Así pues, damos por zanjado el debate de “nada nuevo bajo el sol” aseverando que lo novedoso de la innovación radica en sus recombinaciones, más que en sus ingredientes, que siempre han estado ahí, en forma atómica, molecular o memética, esperando ser descubiertos. Cabe señalar que las algas encierran multitud de oportunidades comerciales hasta ahora desconocidas pero posibles, por ejemplo, la síntesis de nutrientes Omega-3 a partir de aceite de colza.
En la teoría de la complejidad, nos referiríamos a estos procesos de conocimiento e innovación como exploración del “adyacente posible” en el primer caso, y “preadaptación”, en lugar de “exaptación”, concepto más usado en biología, en el segundo. El adyacente posible es un proceso de búsqueda que trata de hallar soluciones novedosas, muchas de las cuales son innovaciones incrementales, relativamente cerca de los últimos avances realizados. Esa novedad se convierte en innovación radical cuando la búsqueda de recombinaciones de conocimientos, de pronto, deja al descubierto numerosas posibilidades y potenciales de innovación relacionados. En el caso de las baterías de papel, el posible adyacente fue la aplicación de conocimientos antiguos (polímeros conductores) a otros nuevos (algas electrolíticas) para crear una “ecoinnovación”.
La preadaptación, que es un tipo de proceso de innovación más común, parte de una innovación ya existente, la cual es posteriormente preadaptada a un nuevo entorno, bien mediante algún tipo de reversión cognitiva, bien trasladándolo y adaptándolo de un sector a otro totalmente diferente (Kauffman, 2008). El ejemplo de Kauffman para la preadaptación por reversión cognitiva tiene que ver con la invención del tractor moderno: los primeros y enormes motores bajo los que, una y otra vez, se partía el chasis al montarlos. Un ingeniero, que advirtió el tamaño y la rigidez del bloque del motor, sugirió que podría formar parte del chasis. La innovación histórica fue el Fordson Modelo F de Henry Ford, que se terminó en 1916 y fue el primer tractor ligero fabricado en serie del mundo. El ingeniero de Ford Eugene Farkas logró diseñar un bloque motor, una transmisión y una caja del diferencial unidos con pernos para formar la estructura básica del tractor. Eliminar la necesidad de un pesado chasis independiente permitió reducir los costes y simplificar el proceso de fabricación.
Podríamos señalar la innovación de los hermanos Wright cuando crearon un aeroplano que aunaba tecnología de la bicicleta, el barco, la cometa y el automóvil en forma de ruedas, cadenas, hélices y motores de distintas industrias, todo ello combinado para cumplir su propósito, esto es, crear una máquina voladora.
Hoy en día, la preadaptación es practicada conscientemente por Bayern Innovativ, la agencia regional de transferencia de conocimientos entre clusters/sectores en beneficio de sus miembros industriales. Esto implica un gran número de reuniones temáticas de diversa magnitud entre innovadores industriales que evalúan el potencial de preadaptación (o transferencia de conocimiento/innovación) de ideas ya implantadas en otros sectores, tal y como se ha descrito basándose en Cooke et al. (2010).
En ese libro, constituye un buen ejemplo la ocasión en que BMW presentó un tejido mejorado por medio de la nanotecnología para evitar que los asientos de su nuevo modelo atrajeran la suciedad. Para producir este efecto, se habían incorporado nanofiltros en la tela de los asientos. Sentados entre el público se hallaban representantes de hospitales y clínicas médicas. Inmediatamente pensaron que semejante innovación podría reducir los efectos perjudiciales de la adhesión de bacterias y suciedad a los uniformes médicos si fuera posible fabricar un tejido adecuado con las mismas propiedades filtrantes. Con el tiempo, se logró llevar a cabo esa transferencia de innovación y el nuevo producto está ya en el mercado.
Históricamente, se han producido tantas innovaciones en forma de recombinaciones comercializadas que su transversalidad ejemplificará las oportunidades de innovación en el futuro. En la actualidad, la transferencia se produce cara a cara o de palabra, pero no es difícil imaginar cómo podría una empresa o agencia ofertar ese conocimiento en forma de un producto de mercado.
Flujos de conocimiento territoriales y problemas de innovación
¿Debe ahora reelaborarse el propio modelo interactivo
de la innovación que sustituyó al modelo lineal predominante?
Así pues, la concepción ortodoxa de la innovación necesita revisarse. En el inicio de este ensayo, se mencionó que los flujos de conocimiento transversales o cruzados plantean problemas no solo para el modelo acumulativo de la innovación, sino también para las versiones lineal (STI) e interactiva (DUI) de dicho modelo que han dominado el concepto de innovación durante décadas (Balconi et al., 2010; Kline y Rosenberg, 1986). Ambos comparten la verticalidad, el primero desde su énfasis en los flujos de conocimiento intracorporativos desde el laboratorio de I+D hacia los departamentos de marketing y ventas, y el segundo desde el reconocimiento de que las cadenas de suministro ganaron claramente protagonismo con la aparición de las modalidades japonesas de producción ajustada.
La antigua insistencia en la innovación, sin detenerse a pensar demasiado en cuál era su finalidad o qué lugar ocupaba la adquisición de conocimientos a la hora de lograrla, podría significar dos cosas. En primer lugar, es posible que la innovación fuera, en su día, lineal, acumulativa y cerrada, pero que ya no sea así. Esto no parece probable desde la perspectiva de la complejidad, ya que tanto ya que Kauffman (2008) subraya que el rasgo principal de los sistemas socioeconómicos adaptativos complejos es que:
Cuanto más diverso es el tejido económico, más sencilla resultará la creación de aún más novedades… [lo cual conduce a]… una correlación positiva entre diversidad económica y crecimiento (Kauffman, 2008, págs. 151-160).
Y, según Arthur:
Cuando una red está compuesta por miles de piezas independientes que interaccionan y el entorno cambia rápidamente, se vuelve casi imposible realizar diseños descendentes (top-down) de una forma medianamente fiable. Así pues, cada vez más, las redes están diseñadas para ‘aprender’ de la experiencia qué reglas de configuración sencillas funcionan mejor en los distintos entornos (Arthur, 2009, pág. 207).
Resulta más probable que el encuadre de esos modelos de innovación fuera erróneo. Esto significa que los observadores malinterpretaron y, luego, simplificaron en exceso lo que creían haber visto, o quizá no visto, ya que la mayor parte de la innovación se produce en situaciones confidenciales. En cambio, lo que siempre ha estado presente, incluso en las descripciones de la disciplina de innovación dentro de las empresas o de las cadenas de suministro, ha sido una heterogénea combinación de adquisición o préstamo de ideas, posibilidades y soluciones adyacentes externas procedentes de industrias relacionadas o, incluso, no relacionadas. A este respecto, se puede pensar en científicos, emprendedores del conocimiento y expertos consultores que han contribuido enormemente a la innovación. Incluso Alexander Fleming, que innovó en los antibióticos, contó con la ayuda de su ama de llaves, que advirtió su descubrimiento de la penicilina porque pensó que era queso. Sin embargo, aparte de describir tal “bricolaje” (recombinación), por aquel entonces los teóricos carecían de interés, o de un discurso teórico, en el que encuadrar aquellos procesos tan desordenados. Así pues, en segundo lugar, la idea de la evolución de los flujos de conocimiento en torno a plataformas de innovación integradas por digitalización como facilitadoras del crecimiento económico, ha dado al traste con el discurso del orden acumulativo que ha dominado hasta la fecha y ha introducido “una imagen de totalidad y, dentro de esa totalidad, una ‘desordenada vitalidad’” (Arthur, 2009, pág. 213).
¿Qué se considera una innovación “radical”?
Si toda innovación es “bricolaje” (recombinación), en el sentido de que una innovación se basa en otra u otras anteriores para llenar un vacío creado por una oportunidad surgida de lo que ha ocurrido antes, parece difícil encontrar un sitio para algo que no sean innovaciones incrementales que exploran las posibilidades de preadaptación o de adyacentes posibles. Kauffman (2008) utiliza a menudo la metáfora del tractor para asombrarse ante el ingenio del ser humano, pero también advierte, por ejemplo, de que, sencillamente, no habría sido posible concebir o imaginar la innovación del mando a distancia en una sociedad sin televisores o, más concretamente, televisión multicanal.
El tiempo y la variedad distinguen la innovación sistémica de la rutinaria, convirtiendo a la primera en algo “que hace época”
Esto nos da una pista sobre los motivos por los que resulta importante diferenciar entre innovación en general –la mayor parte de la cual es preadaptación o adyacencia, por lo tanto incremental– e innovación radical. Si eso significa, o no, que la mayor parte de la innovación se produce en una zona de proximidad geográfica es una cuestión sin resolver sobre la que volveremos más adelante. Pero, por el momento, las investigaciones sobre la historia de las innovaciones (por ejemplo, Johnson, 2010) sugieren que la mayoría se producen en zonas de proximidad geográfica a los lugares en los que surgen las oportunidades de adyacentes posibles, que gran parte contienen elementos inesperados (por ejemplo, investigaciones sobre el papel descubren algas electrolíticas) y que, aun cuando las interacciones entre los flujos de conocimiento puedan darse en marcos intercontinentales, la innovación se recombina en el punto espacial del (equipo) innovador. Johnson (2010) únicamente acepta una excepción a esta regla, esto es, el fenómeno “múltiple”, que sucede cuando una innovación (por ejemplo, la bombilla incandescente) ocurre de forma simultánea e independiente en distintas regiones. Hughes (1983) sostiene que Edison obtuvo la prioridad para esta porque también innovó un sistema de generación eléctrica e iluminación coevolutivo. Esto nos da una pista sobre la diferencia entre innovación radical a largo plazo e innovación incremental a corto plazo, dado que la primera rápidamente estimula una serie de innovaciones relacionadas.
El tiempo y la variedad distinguen la innovación sistémica de la rutinaria, convirtiendo a la primera en algo “que hace época” –en el sentido de que marca el comienzo de un régimen tecnológico de ondas largas que envuelve, protege y facilita el aprovechamiento del nuevo paradigma tecnológico inductor de crecimiento– en la tradición clásica de nuestra economía informacional contemporánea. Pero, dentro de ese paradigma tecnológico, tienen lugar numerosos episodios de innovación a más corto plazo, y aun así radicales, que hoy en día afectan a empresas de comercio minorista, papel prensa, música grabada e, incluso, transporte por taxi.
Por último, el tiempo es un factor importante para favorecer más innovaciones radicales episódicas. Por consiguiente, el cambio se produce más rápidamente en industrias de diseño, creativas y de inspiración cognitivo-cultural, como los smartphones, que en la industria de las bombillas. En aquellas, cambios instantáneos en el significado sociocultural se pueden capturar por medio del “fenómeno de los círculos” en las industrias relacionadas con el diseño, o del crowdsourcing y el crowdfunding que practican las empresas de aplicaciones en la industria de los teléfonos móviles inteligentes (Scott, 2008; Pisano y Verganti, 2008; Page, 2007).
Así pues, nuestra conclusión es que la idea original de innovación radical subsiste, pero requiere una flexibilidad que dependerá de distintos marcos de innovación temporales cuya velocidad de cambio del conocimiento variará en función de su aprovechamiento consciente del “cruce de conocimientos o innovaciones reales entre distintas empresas o industrias”, lo que denominamos “transversalidad” (Cooke, 2013). Más adelante, se ofrece material ilustrativo de ello para las regiones suecas de Escania y Gotia occidental y la francesa de Mediodía-Pirineos.
¿Son también emprendedores los innovadores?
Esta pregunta aborda las complejidades de la dinámica del conocimiento distribuido con la interrogación: ¿suponen estas que existe toda una serie de actores (globales) que contribuyen a trasladar el conocimiento a productos y servicios comerciales? No estamos ante la vieja pregunta individualista sobre si creemos que la innovación es producto de la genialidad. Es algo mucho más importante que eso y guarda relación con el error muy común de pensar que el espíritu emprendedor y la innovación son dos caras de una misma moneda o, peor aún, que son lo mismo. Si fue cierto en algún momento, hoy en día lo parece cada vez menos. Incluso Schumpeter (1934) tiene bastante claro que las habilidades clave de uno y otro eran muy distintas, ya que el innovador recombinaba conocimientos, mientras que el emprendedor reunía los recursos financieros, legales y humanos para comercializarlos.
Las investigaciones de la EEG han constatado el aumento de la complejidad en la intermediación de procesos de innovación por parte de profesionales de servicios empresariales intensivos en conocimientos que se encuentran desempeñando funciones de coordinación, asesoría y consultoría, vitales en la mayor parte de las industrias (servicios empresariales intensivos en conocimientos o KIBS, por sus siglas en inglés; Strambach, 2010). Entre estos se incluyen contables de gestión, sociedades de capital riesgo, abogados de patentes y similares. Incluso los servicios empresariales intensivos en conocimientos para explotaciones agropecuarias están ubicados en las ciudades, donde se encuentra el talento técnico, asegurador y de crédito, en lugar de hallarse dentro de los mercados rurales de dichos servicios. Pero los KIBS son, en sí mismos, una enorme plataforma de conocimiento diferenciado. Esto nos devuelve, por un momento, a la pregunta de la proximidad geográfica planteada antes.
Obviamente, el fenómeno de los servicios rurales prestados desde ubicaciones metropolitanas pone de manifiesto que la existencia de bancos de talento globales, sus desbordamientos (spillovers) de conocimiento y la afinidad más allá de los límites de un sector industrial concreto permiten que empresas de KIBS de distintas dimensiones desarrollen de forma fluida su actividad como emprendedores en un ecosistema urbano. Irónicamente, los indicadores de esas concentraciones de emprendedores intensivos en conocimientos que sitúan a ciudades como Estocolmo y Londres a la cabeza de la jerarquía europea por sus desproporcionadas cuotas de empleo en KIBS y en la categoría menor de la fabricación de alta tecnología (por ejemplo, Cooke y Schwartz, 2008), también muestran que, al menos Londres, registra un rendimiento menor que otras regiones del Reino Unido en innovación per cápita (Chapain et al., 2010). Así pues, parece probable que los emprendedores intensivos en conocimientos se encuentren ubicados en lugares distintos a los innovadores. Para ser más exactos, está claro que la mayoría de los trabajadores de KIBS y de fabricación de alta tecnología de las ciudades no son ni emprendedores ni innovadores.
El innovador recombina conocimientos, mientras que el emprendedor reúne los recursos financieros, legales y humanos para comercializarlos
Más bien son personal de oficina, secretaría, venta minorista y administración, una rectificación al discurso que subraya la creatividad de las grandes ciudades, al menos en lo que respecta a la composición de sus mercados laborales. Por lo tanto, a partir de investigaciones sobre ciudades como la citada anteriormente, deducimos que los emprendedores están cada vez más separados en cuanto actores, y aún más en términos geográficos. Y esta es una de las causas de la dificultad que tienen los innovadores para poner en marcha empresas nuevas y start-ups, especialmente en Europa.
¿Hace este nuevo paradigma de la dinámica del conocimiento
que la teoría de las trayectorias dependientes resulte superflua?
Posiblemente esta sea la pregunta más interesante de todas las planteadas por las investigaciones de la EEG. Tradicionalmente, la teoría de las trayectorias dependientes se ha asociado con resultados un tanto negativos, tales como la dependencia (lock-in) de regiones industriales más antiguas de prácticas sectoriales y de gestión desfasadas (Grabher, 1993). La perspectiva del equilibrio de David (1985) hacía demasiado hincapié en esos problemas de dependencia. En la actualidad, es criticado en favor de una perspectiva más abierta y receptiva a la innovación (Martin, 2010). Una segunda debilidad era la tendencia de Arthur (1994) a recurrir a explicaciones basadas en la casualidad o la fortuna para acontecimientos innovadores que trastocan la dependencia de la trayectoria (Martin y Sunley, 2010). Partiendo de una concepción socialmente más constructiva de las trayectorias dependientes, que refleja la idea de Garud y Karnøe (2001) de que la innovación también implica una “desviación consciente” por mediación social para lograr el cambio, la EEG ha introducido la noción de trayectorias interdependientes. Así pues, Martin y Sunley (2010) adaptan esta perspectiva ajustada de las trayectorias dependientes a otro concepto clave de la EEG, a saber, la proximidad, para acercarse aún más a nuestra explicación movilizadora de la innovación, que, si se combina con la idea de la perspectiva multinivel (MLP) de los sistemas sociotécnicos coevolutivos (STS), nos permite incorporar los conceptos clave de la teoría de la complejidad de “preadaptación” y “adyacentes posibles” en una explicación bastante satisfactoria de los flujos de conocimiento regionales emergentes y la innovación. Al contemplar la probabilidad de un fallo del mercado por parte de las empresas a la hora de explorar suficientemente la afinidad del paradigma regional (la combinación económica regional de industrias), lo que retrasaría el comienzo de la creación de nuevas trayectorias, también ofrece al régimen regional (gobierno/gobernanza) la oportunidad de introducir a las empresas en la innovación –tanto regional como no regional– como una forma preadaptativa de transversalidad, así como de alentar la exploración de los vacíos estructurales o “espacios en blanco” existentes entre los elementos del paradigma regional (el sistema sociotécnico de la economía) (Burt, 1992; Johnson, 2010). De este modo, comenzamos a ver con mayor claridad el elemento de las trayectorias interdependientes que define las fuerzas espaciales clave que subyacen e influyen en las relaciones entre organizaciones.
La política puede ser activa cuando el fallo del mercado esté en que empresas potencialmente complementarias y con proximidad geográfica nunca se reúnan para debatir innovaciones
Martin y Sunley (2010) en gran medida se refieren a esto desde la dimensión de la geografía económica, incluyendo la interacción de paradigmas tecnológicos interdependientes. Esto se analizará más detalladamente bajo el epígrafe de “afinidad” conjuntamente con el de “transversalidad”. Y, de este modo, el discurso se va acercando al de la interacción régimen/paradigma regional, dado que la transversalidad es el correlato político de la afinidad entre industrias o empresas. La política –ya sea de gobierno, gobernanza público-privada, o gobernanza privada por iniciativa del intermediario o de la empresa pionera– puede ser activa cuando el fallo del mercado signifique que empresas o industrias potencialmente complementarias y con proximidad geográfica nunca se reúnan para debatir posibles innovaciones. Si la política no es activa, los vacíos estructurales (Burt, 1992) de innovación continuarán sin identificar, a menos y hasta que se produzca la búsqueda por parte de las empresas del entorno de selección, posiblemente debido al incremento o a la aparición de nuevos competidores (véase más abajo). Una elevada indecisión del mercado en un contexto que valora la innovación como la mayor virtud de una empresa (y una región) avanzada debido a su incontestable contribución a la productividad y el crecimiento implica que los regímenes (o sistemas de gobernanza) regionales estimularán cada vez más esa búsqueda de vacíos estructurales provocando la aceleración del proceso.
Comprobaciones empíricas de lo anterior:
breve análisis comparativo de casos prácticos
Región de Escania
Las investigaciones de la EEG y otras muestran que, en esta región de Suecia, la mayor fortaleza está agrupada en clusters en torno a la producción y prestación de servicios de la industria agroalimentaria, incluyendo alimentos funcionales o nutracéuticos basados en la aplicación de la biotecnología (bebidas saludables) y alimentos orgánicos (granjas, comedores públicos y restaurantes), así como la producción convencional a gran escala utilizando tecnologías industrializadas “productivistas” de productos químicos, pesticidas, fungicidas, herbicidas y otras tecnologías de control convencionales. Existía una otrora fuerte, hoy decadente, dependencia de la trayectoria (trayectoria industrial histórica) de la construcción naval en Malmö, pero el cierre del astillero de Kockums en la década de 1980 provocó el despido y la emigración de los trabajadores, algunos de los cuales se dedicaron a la ingeniería eólica en Jutlandia, Dinamarca.
A principios de 2010, la zona oeste del puerto se había reinventado como centro de actividad de servicios cognitivo-culturales y de otro tipo para medios de comunicación y disciplinas multimedia. Entre las actividades promovidas por la agencia de desarrollo regional se encontraban asimismo la telefonía móvil (Mobile Heights), los nuevos medios (Media Evolution) y la industria cinematográfica de Escania, que incluía los videojuegos. También comenzaban a despuntar una emergente industria de tecnologías limpias (Sustainable Hub) y una iniciativa de resiliencia de sistemas (Training Regions). El siguiente apartado se centra en la resiliencia del paradigma regional, mientras que el resumen regional posterior, también de Suecia, hace hincapié en aspectos relacionados con la resiliencia del régimen regional.
Mobile Heights 5
Durante la década de 2000, el territorio de Mobile Heights se vio invadido por productores asiáticos en rápida expansión procedentes de Corea del Sur (Samsung) y China (Huawei). Esta sacudida a la resiliencia (Gunderson y Holling, 2002; Folke, 2006) llevó a Sony Ericsson a reducir los envíos de hardware y cambiar de enfoque para concentrarse en la gestión de servicios globales, tales como la venta de productos de red a proveedores de telefonía móvil como Telenord y Telia. A esta última también le vendían el servicio adicional de gestión de la red, con lo que se limitaba a gestionar la facturación y el flujo de tesorería. En consecuencia, Telia llevaba recortando puestos de trabajo desde mediados de la década de 2000, y también había dejado de solicitar patentes. No parecía probable que ST Ericsson, la rama del Grupo Ericsson dedicada a las infraestructuras de telefonía, fuera a sobrevivir como empresa independiente. Por su parte, Sony Ericsson, la alianza estratégica de telefonía móvil de Ericsson, se disolvió. Por aquella época, también cayó en picado Nokia, el buque insignia de Finlandia con presencia en las telecomunicaciones.
La principal competencia del miembro clave de Mobile Heights, Sony Ericsson, era Huawei, que tenía una oficina en Lund –la base de operaciones de Mobile Heights– para el desarrollo de componentes básicos de teléfonos móviles, oficina que se sumaba a las ya existentes en el Parque de la Ciencia de Kista, en Estocolmo, y en Gotemburgo, que daban trabajo a doscientos cincuenta técnicos e ingenieros. Huawei estaba aprovechando los recortes que Ericsson realizaba en ese momento en Lund y que habían dejado disponibles a cientos de técnicos cualificados. Huawei fabrica toda la gama de productos, desde estaciones base hasta módems para conexión móvil a internet, así como sus propios terminales de telefonía.
La teoría de la resiliencia de la EEG predice una respuesta, de modo que, ¿cuál fue la respuesta regional y empresarial a estas alternaciones? Como debería, a nivel regional, ya en torno a 2010 comenzaban a despuntar una emergente industria de tecnologías limpias (Sustainable Hub) y una iniciativa de resiliencia de sistemas (Training Regions), ambas relacionadas con un gran desafío de la Estrategia Europa 2020 de la UE compartido con la región de Gotia occidental para aportar la experiencia y los conocimientos suecos a la construcción de ciudades sostenibles (véase gráfico 1 más abajo). A nivel de las empresas, Sony Ericsson comenzó, sin mucho éxito, a desarrollar relaciones de innovación abierta con start-ups innovadoras.
Incluso ST Ericsson, que era una empresa de innovación cerrada clásica, empezó a comprar a proveedores externos, al tiempo que trataba activamente contratarlos o adquirirlos. El hecho de que la empresa de telefonía móvil canadiense RIM (BlackBerry), que más tarde estaría al borde de la desaparición, absorbiera al desarrollador de interfaces de usuario The Astonishing Tribe (TAT) corrobora la existencia de empresas emprendedoras de calidad en Escania. Además, Polar Rose, una start-up de Malmö que creó un programa de reconocimiento facial que podía conectarse a las fotos de Facebook, fue adquirida por Apple por 29 millones de dólares. Ambas operaciones se realizaron a finales de 2010. Otras relaciones de innovación abierta incluían a start-ups de Mobile Heights que contrataban con AstraZeneca en la plataforma de Life Sciences para desarrollar biosensores y telefonía de diagnóstico remoto. También existían vínculos laterales con un miembro del cluster de Media Evolution (Nordic Game).
Media Evolution
Este cluster regional de Escania se centraba en “medios convergentes”, también denominados “nuevos medios”. Fomentaba la aparición y crecimiento de start-ups en los ámbitos relevantes. La mayoría de esas nuevas empresas tenían líderes emprendedores con, al menos, dos o tres años de experiencia previa en empresas de mayor tamaño; una minoría provenía de las universidades de Lund o Malmö. Un buen ejemplo sería Polar Rose, que nació de la investigación en visión por ordenador –el análisis de imágenes y vídeos digitales– en las universidades de Lund y Malmö. Polar Rose entró en el Business Center Mobile Heights de Teknopol en 2004. Teknopol era una agencia de asesoramiento empresarial a medida especializada en la actividad de las start-ups que proporcionaba servicios al Mobile Heights Business Centre, al Sustainable Hub y al Life Sciences Business Centre, cada uno de los cuales mantenía contacto con los programas plataforma de clusters para los espacios en blanco de la región de Escania. Polar Rose recibió un préstamo inicial de 30.000 euros, como empresa escindida de Sony Ericsson, para desarrollar un software de reconocimiento facial de origen académico.
En 2010 comenzaron a despuntar una emergente industria de tecnologías limpias (sustainable hub) y una iniciativa de resiliencia de sistemas (training regions)
TAT, comprada en 2010 por Research in Motion, inició su andadura en 2002. TAT debía adaptar su UX-UI, es decir, aplicaciones de interfaz de usuario y de experiencia de usuario, a la plataforma para smartphones y tabletas PlayBook de BlackBerry. Se trataba de un usuario pionero de novedosas modalidades de medios sociales como el crowdsourcing (Shirky, 2010) y el crowdfunding de distintas actividades, desde proyectos cinematográficos hasta start-ups. Así pues, el crowdsourcing fue otra respuesta de “innovación abierta” a las fuerzas competitivas globales de tipo empresarial que estaban perjudicando a los grandes agentes suecos en el mundo de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC).
Otro vínculo de innovación intersectorial TIC / medios era Qubulus, una plataforma de sistemas para posicionamiento en interiores en la que Qubulus o una comunidad de desarrolladores de aplicaciones podía desarrollar servicios basados en localización (LBS, por sus siglas en inglés) a través de una interfaz de programación de aplicaciones (API, por sus siglas en inglés) compartida. La plataforma reúne información de posicionamiento procedente de servicios web protegidos y aplicaciones móviles y la almacena en instalaciones de hardware. Utilizando la mejor tecnología para adaptarse a la modalidad de utilización y la finalidad del caso concreto del cliente, Qubulus puede satisfacer las exigencias del usuario y resolver el problema del posicionamiento en interiores. Las actividades de posicionamiento externalizadas mediante crowdsourcing constituyen un foco de atención a la hora de diseñar la sintaxis del espacio para los flujos de personas, los movimientos de clientes en los centros comerciales y las aplicaciones tipo “buscador de productos” para smartphones.
Región de Gotia occidental: gestión de la plataforma de innovación “Iconic Projects”
Las políticas transversales eran también, por aquella época, el enfoque característico adoptado en la región de Gotia occidental, situada en torno a Gotemburgo. Se tomó la decisión estratégica de concentrarse, en un principio, en cumplir los grandes desafíos de cambio climático y atención sanitaria Europa 2020, entre otras cosas porque la región había sido una de las primeras del mundo en publicar, en 2003, un informe sobre la estrategia de respuesta al cambio climático denominado Gotemburgo 2005, que incluía políticas de energía inteligente que, más tarde, desembocaron en el objetivo estratégico de cambio climático de la región de Gotia occidental de estar totalmente libre de combustibles fósiles en 2030. Esto acabó llamándose el “modelo de Gotemburgo” de la Estrategia de Lisboa. Sin embargo, el haber ideado de antemano cuál debía ser la postura de la región de cara a ese gran desafío le dio margen para hacer que la nueva estrategia medioambiental fuera realista y factible, lo cual significaba centrarse en proyectos icónicos con los que se estaba comprometido, tales como laboratorios de gestión de plataformas de innovación, aprendizaje y colaboración (gráfico 1).
Gráfico 1
Así pues, la pormenorización del gran desafío de cambio climático implicaba trasladarlo a una iniciativa de ciudades sostenibles iniciada por un compromiso real con una gran infraestructura: un nuevo túnel. Esto reunió a numerosos clusters regionales dedicados a los combustibles renovables para la industria de la automoción, los plásticos y el petróleo forestal, y la sanidad. A un nivel más detallado, incorpora proyectos piloto que combinan la experiencia y los conocimientos de logística de las empresas del cluster, transporte público, visión artificial (gráficos e imagen por ordenador) y contabilidad ambiental o ecológica.
La plataforma también se asoció con la Universidad Tecnológica Chalmers y con empresas especializadas como Asta AB. Un enfoque similar de “Iconic Project” se adoptó en la asistencia sanitaria: el proyecto en cuestión incluía un nuevo complejo sanitario concentrado en torno a un servicio de Diagnóstico Médico por Imagen situado en la Facultad de Medicina de la universidad, lo cual enlazaba transversalmente con la experiencia y los conocimientos de ingeniería de procesamiento de señales digitales (compresión de datos) y diagnóstico médico de la Universidad Tecnológica de Chalmers y de una de las empresas escindidas de esta, Medfield Diagnostics.
Mediodía-Pirineos
En este caso, el interés radica en una región económicamente fuerte, pero hiperespecializada, que presenta un paradigma de dependencia de una trayectoria estrecha, formada por productos agroalimentarios, industria aeroespacial y asistencia sanitaria con algo de biotecnología, pero con un estricto régimen regional que insiste en la transversalidad como modelo político. En el concurso francés Pôles de Compétitivité, logró acceder a fondos nacionales para la creación de clusters que complementaron los abundantes recursos regionales y europeos. Sorprendentemente, el gobierno regional practica una política que denomina transversalité con el fin de completar su limitado paradigma regional con más trayectorias interdependientes. El gráfico 2 muestra un diagrama de proceso de la metodología del régimen para fomentar al máximo la transversalidad del paradigma regional. Los pasos que componen este proceso priorizan, ante todo, la creación de un gran fondo consolidado de recursos financieros procedentes de la propia región de Mediodía-Pirineos Central, el gobierno francés y la UE.
Gráfico 2
El siguiente paso consistía en desarrollar una metodología para determinar cómo se podía conseguir más y mejor innovación de las principales industrias de la región promoviendo la transversalidad entre ellas. Eso llevó a la realización de dos ejercicios paralelos: el primero (CAVALA) consistía en una revisión estadística de las fortalezas y debilidades de los principales clusters y empresas importantes en lo que respecta a innovación y potencial de innovación. Y eso, a su vez, condujo al reconocimiento de que, en realidad, solo dos tipos de empresas existentes y establecidas tenían posibilidades de ser buenas candidatas para la innovación: empresas pioneras como EADS y Thales en la industria aeroespacial, y empresas hub o firmes pivots, es decir, compañías nucleares o importantes sociedades integradoras o agregadoras de sistemas dentro de las cadenas de suministro. A estas había que añadir escisiones o start-ups innovadoras.
A continuación, se incluyó a las principales candidatas de las industrias agroalimentaria, aeroespacial y biosanitaria en un grupo de transversalidad, en primer lugar, para analizar las metodologías, los incentivos, y las reglas del juego o convenciones por las que se guiarían para debatir más allá de los límites del sector y del cluster, una tarea que se sabe especialmente compleja cuando se trata de conocimientos tácitos (Janowicz-Panjaitan y Noorderhaven, 2009). En estos grupos de discusión, la atención se centró en la tecnología, sus propiedades conocidas y sus potencialidades de polinización cruzada, las barreras a la innovación desde una perspectiva cognitiva, investigadora o de recursos y, tal y como ya se mencionó, las metodologías que permitirían que las empresas se conocieran, pese a su aparente ausencia de relación, con el objeto de generar innovación regional aprovechando las afinidades. Se trata de un nuevo modelo descendente (top-down), típicamente francés, para tratar de fomentar la innovación mediante la imposición formal a las empresas regionales de las convenciones de la transversalidad.
Confusión y contradicción en la política de innovación y crecimiento de la UE
Entre marzo de 2013 y junio de 2015, este autor ha estudiado la innovación en Portugal tanto a nivel nacional como regional (regiones de Algarve, Centro y Norte). El objetivo de la investigación era medir la distancia existente entre la teoría de la transversalidad de la innovación que acabamos de describir y la nueva metodología Estrategias de Innovación Regionales 3 promovida por la Comisión Europea bajo el rubro de “especialización inteligente”. La especialización es claramente lo contrario de la variedad o la diversificación, así que tenía interés por ver cómo se conciliaba esta contradicción en la práctica. ¿Estaban las regiones sacrificando industrias valiosas para promover una especialización inteligente? ¿Se entendía siquiera la idea? Y, después de que la Comisión recibiera críticas por su enfoque lineal, sectorial y de especialización hasta el punto de que tuvo que sugerir (en notas a pie de página) que la variedad relacionada y la innovación tipo DUI eran también ejemplos de especialización inteligente, ¿cómo afrontaban sus clientes regionales y nacionales la confusión resultante (Kroll, 2015)?
Demostró ser un laboratorio interesante para observar las tensiones de la gobernanza multinivel (MLG, por sus siglas en inglés), de regional a nacional y a supranacional (UE). El contexto es único en el sentido de que una Comisión Europea lenta, torpe y –tal como la ven muchos– espacialmente miope y conceptualmente caótica trató, con retraso, de introducir un nuevo modelo de desarrollo económico regional lineal y con asignación de presupuestos a posteriori para los programas con el fin de promover el crecimiento, al tiempo que imponía importantes restricciones en forma de políticas de austeridad, recortes presupuestarios y draconianas condiciones de amortización de la deuda. Lo peor es que la estrategia de austeridad había empobrecido tremendamente a uno de los miembros de la eurozona, Grecia, y, si bien Portugal se desembarazó del corsé fiscal impuesto sin los devastadores resultados experimentados por el socio griego, sin duda son evidentes las huellas de esa concepción contradictoria de cómo la UE “cree” que fomenta el crecimiento imponiendo condiciones que garantizan justo lo contrario.
En pocas palabras, las regiones estudiadas e incluso, hasta cierto punto, el Estado han hecho caso omiso de los preceptos de la especialización y han tratado de explotar el lógico potencial de optimizar su diversidad regional para favorecer la innovación en ese ámbito (Cooke, 2015). Esto ha significado que el Algarve se ha esforzado por escapar de su estricta especialización en turismo de sol y playa promoviendo aplicaciones de tipo DUI en energía renovable, biología marina, TIC e industrias creativas para diversificar el turismo y, con la ayuda de una agencia de innovación regional, desarrollar nuevas industrias, algunas de las cuales aplican la innovación tipo STI procedente de universidades y centros de investigación, que pueden estar fuera del Algarve, llegado el caso. Sin embargo, se trataba de un conjunto de aspiraciones sumamente horizontal.
Las regiones estudiadas han hecho caso omiso de los preceptos de la especialización y han tratado de optimizar su diversidad
Las regiones Centro y Norte ya registraban puntuaciones elevadas en cuestión de variedad relacionada, de acuerdo con la valoración del Consejo Nacional de Investigación portugués (FCT, 2013), así que utilizaron métodos matriciales para identificar oportunidades y proyectos de innovación cruzada en biotecnología, sistemas de fabricación flexibles, robótica, renovables y calzado, entre otras plataformas de innovación interrelacionadas. En los dos últimos casos, sus estrategias fueron aceptadas por el Estado, pero este mantuvo el control de la evaluación de los proyectos (dependiente de los programas operativos regionales [ROP, por sus siglas en inglés] de la UE en los que se encuadran las asignaciones de RIS3). Pero en el caso del Algarve, los ministerios y agencias de innovación estatales (y también las demás regiones) se opusieron a sus planes de diversidad por falta de masa crítica, condenando así al Algarve a permanecer especializado, aunque de un modo no especialmente inteligente. Se aprobó, no obstante, un mejor modelo de gobernanza para la innovación regional, aunque no una agencia de innovación regional en toda regla.
Así pues, la adopción de un modelo de especialización en el ámbito de las asignaciones del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) a través de los ROP para subvencionar la innovación y el crecimiento regionales fue rechazada por las regiones de Portugal e incluso, de forma limitada, por el Estado. En su lugar, diversas regiones o bien trataron de poner en marcha o, allí donde las condiciones eran más avanzadas, consolidar las oportunidades de crecimiento y sus ventajas mediante la adopción de la diversidad regional desarrollando el concepto de variedad relacionada y moldeando la política de innovación transversal. Que esto recibiera la aprobación en la documentación de RIS3 que promueve la especialización inteligente, sencillamente, confirma la ya mencionada confusión conceptual y miopía espacial de la UE y de su Comisión. Lo dicho demuestra que la UE e incluso sus Estados miembros son entidades de acción política lentas y retrógradas. Incluso administraciones regionales débiles tales como las analizadas más arriba pueden responder y, de forma limitada, incluso prever con mayor rapidez las acciones necesarias en materia de política económica. Sin embargo, cuando se está “al borde del caos”, tal y como se concibe en la EEG y la teoría de la complejidad, donde el cambio es inminente o inevitable, “la fortuna favorece a la mente preparada”, como decía Louis Pasteur. Las regiones Centro y Norte advirtieron claras ventajas en el aprovechamiento de las oportunidades de innovación derivadas de anteriores inversiones en infraestructuras de I+D, y el Estado apenas pudo oponerse a su razonable concepción transversal. El Algarve tuvo grandes dificultades para extraer su futuro perfil de innovación del marco especializado en sol y playa que le impusieron el Estado y el resto de las regiones. El principal problema reside en el fracaso institucional por parte de grandes y lentas organizaciones como la UE y sus Estados miembros a la hora de abandonar su zona de confort de economía industrial neoclásica y comprender, en toda su extensión, el significado de la palabra innovación, que no es otro que el de ser recombinante, interactiva y no confinada a un sector o incluso a un cluster. Antes bien, es geográfica, interactiva y basada en una innovación “cruzada” por medio de interacciones.
Conclusiones
Está claro que la perspectiva de la transversalidad se puede considerar exitosa a la hora de abrir camino en tres dimensiones importantes. En primer lugar, la sofisticación teórica de su planteamiento coloca a su enfoque de la geografía económica evolutiva (EEG, por sus siglas en inglés) en una posición destacada desde el punto de vista del análisis regional avanzado. Este utiliza conceptos evolutivos procedentes de la geografía económica, la complejidad y la teoría de la resiliencia tales como la perspectiva multinivel, los sistemas adaptativos complejos, los choques externos y las perturbaciones internas, la preadaptación, la adyacencia, la reversión cognitiva, la afinidad, la proximidad, las trayectorias dependientes y la transversalidad de una forma coherente, innovadora e intelectualmente penetrante. Es probable que surjan investigaciones mucho más profundas sobre la validez explicativa de este marco evolutivo no reduccionista y no predictivo. Kauffman (2008) califica esta perspectiva de desordenada en el sentido de que va más allá del paradigma tipo del neoclasicismo, que se deriva de la física de forma mecanicista. Dado que los seres vivos no son predecibles, este enfoque escapa a las estructuras de ese marco reduccionista.
La segunda aportación más importante de los hallazgos sobre los flujos de conocimiento y la innovación de cara al futuro tiene que ver con sus reflexiones críticas sobre numerosos aspectos inadecuadamente examinados de la teoría de la innovación. En consecuencia, ahora la innovación se encuentra mejor identificada como el elemento fundamental de cualquier modelo de crecimiento evolutivo. Por último, los resultados teóricos y empíricos han demostrado que la afinidad y la transversalidad son ampliamente practicadas en la actualidad y pueden ser observadas empíricamente por parte de empresas y agencias de política que busquen o estén encargadas de incrementar la innovación empresarial y regional. Esto apunta claramente hacia la validez de la observación de Kurt Lewin de que “no hay nada tan práctico como una buena teoría”.
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Notas:
1 Un evaluador anónimo cuestiona esta distinción. Esperamos que el siguiente ejemplo resulte útil. El precio que cobra un fontanero por arreglar una tubería reventada en casa de un cliente puede ser de 5 € por el desplazamiento, los materiales cuestan 2,50 € y una hora de mano de obra asciende a 10 €. Sin embargo, el valor del servicio para el cliente –que puede tener una fuga de agua que le está inundando la casa– es mucho mayor que eso, así que, por lo general, el fontanero estima el precio que el cliente va a pagar en 100 €. Los banqueros de inversiones “arbitran” esas diferencias “valor/precio” para fijar el beneficio en la industria de los servicios financieros.
2 Krugman (1991) expone la centralidad de la innovación en su teoría de la aglomeración de las ciudades, al tiempo que admite que es simplista: “Se supone que hay dos tecnologías para fabricar productos manufacturados: una técnica ‘tradicional’ que produce bienes con unos rendimientos constantes a un coste unitario c1, y una técnica ‘moderna’ con un coste marginal inferior a c1, pero que conlleva un coste fijo F por lugar de producción […]. Si la fabricación se dispersa, una planta moderna con una ubicación óptima estará a una distancia de 1/4 de su consumidor medio y, por tanto, incurrirá en unos gastos de transporte de tx/4. Por otro lado, si toda la fabricación se concentrara en z=O.5, una planta urbana situada en el mismo punto podría atender a una porción π de los consumidores con unos gastos de transporte cero e incurriría en unos gastos de transporte de tan solo (l—π) tx/4… Es evidente que este argumento se parece mucho a la historia del Big Push (gran impulso) de Rosenstein-Rodan (1943)”.
3 Un crítico anónimo sostiene que debería desaconsejarse la EEG según el enfoque holandés porque peca de “ergodicidad”, es decir, todos los estados futuros del modelo deben figurar en el modelo al comienzo. A priori, esto será poco probable para cualquier geógrafo económico, dado que, en la formulación inicial de Boltzman, el término se refiere a un “sistema dinámico que, en términos generales, se comporta del mismo modo en un promedio temporal y en un promedio espacial”. Además, las investigaciones de la EEG ponen de manifiesto que la “afinidad”, que equivale en gran medida al concepto del proyecto EURODITE de la dinámica del conocimiento territorial (TKD, por sus siglas en inglés), incluye una “variedad relacionada revelada” que es impredecible ex ante, y solo comprensible ex post.
4 La expresión “fantasma en la máquina” hace referencia a la crítica que hizo el filósofo Gilbert Ryle en 1949 del dualismo de Descartes, según el cual, alma y mente eran sustancias heterogéneas. En este contexto podría referirse a que hay conceptos de disciplinas que se aplican en otras diferentes.
5 Mobile Heights es una organización sin ánimo de lucro que tiene por objeto impulsar la región de Scania como epicentro de innovación en telefonía móvil. Entre sus miembros figuran compañías, industrias, asociaciones, instituciones académicas y organizaciones públicas.
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