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La red va a cambiar de manera sustancial, desaparecerá y será sustituida por una nueva forma de ciberesfera, porque en la práctica solo existen, básicamente, dos opciones para organizar la información, y la red eligió la equivocada. La información se puede organizar en el espacio o en el tiempo. Si se opta por el espacio, hay que distribuirla sobre una superficie o a lo largo de un volumen, como en cualquier estructura normal de datos. Sería como una frutería en la que cada una de las distintas clases de fruta se almacena de una manera (cajas de cartón, pilas o contenedores). Organizar la información por tiempo requiere un orden cronológico determinado, como en un diario o agenda, o un calendario. Utilizaríamos una dimensión espacial para indicar el flujo de tiempo. Una frutería organizada cronológicamente sería un único vector de cajas de frutas, donde la más cercana sería la última en llegar. A medida que retrocediéramos en el espacio iríamos encontrando las remesas anteriores.

Una organización cronológica tiene sus ventajas. Si queremos las naranjas más frescas, elegimos las que están primero en el vector tiempo. Si lo que buscamos es fruta más madura, nos tendremos que alejar de este extremo del vector. Pero en general, una frutería normal y organizada espacialmente es más eficiente y lógica.

Pero la información en internet es muy distinta y por diversos motivos. En internet solemos buscar la información más reciente y su principal función es proporcionarla directamente al usuario humano, no alsoftware. Y lo natural y tradicional es que las personas transmitan y absorban la información temporalmente, en forma de narración o de historia. Si la matriz y la lista recursiva son, en cierto modo, las estructuras básicas de datos del software, la historia es la estructura básica de los datos de los seres humanos. Como veremos, la información organizada en historias es mucho más fácil de manejar que la distribuida en el espacio: el álgebra de flujos es más sencilla que el álgebra de gráficos.

A priori parece claro que internet es solo una etapa más en la evolución de la ciberesfera (es decir, de la suma de todos los datos disponibles en internet). Sabemos que es temporal porque la red conformada del mismo modo que internet: ambas están constituidas por una serie de puntos o nodos conectados de mane-ra no sistemática. Las dos son gráficos irregulares. Ambas son caóticas. La primera fase en la evolución de un software suele funcionar del modo siguiente: al principio el software se asemeja a su soporte hardware o es una réplica muy aproximada de este. La red es el equivalente dentro de la evolución de laciberesfera a los primitivos lenguajes para las máquinas y las cadenas de montaje o a los sistemas operativos de las décadas de 1950 y 1960.

Por tanto, no resulta sorprendente que los flujos RSS o las secuencias ordenadas por tiempo o lifestreams tengan una presencia cada vez mayor en la red. Con el término lifestream, que explicaré más adelante, me refiero a una secuencia narrativa heterogénea, que puede consultarse por contenidos y en tiempo real (o sea en orden cronológico). Los lifestreams (corrientes vitales) se inventaron a principios de la década de 1990 como un sistema de gestión de datos que integrara documentos (en sistemas de archivos y otras aplicaciones de memoria) y mensajes en tiempo real, tales como correos electrónicos, y que pusiera a disposición de los usuarios todos los objetos de datos siguiendo un orden narrativo, a través de búsquedas de contenidos y navegación. Cada lifestream se almacenaba en la nube para que estuviera accesible en todas las plataformas.

Los lifestreams, bajo muchos nombres diferentes, son hoy en día el paradigma dominante para organizar nuevos datos en la web, ya se trate de blogs, secuencias de Twitter, secuencias de chat o de diferentes actividades, muros y biografías de Facebook y otros suministros de datos o flujos RSS, entre otras muchas cosas. Mi opinión es que no pasará mucho tiempo antes de que pensemos en la ciberesfera como información organizada cronológicamente y no desperdigada en el espacio. La veremos como un enorme e impetuoso río de información que fluye tumultuosamente hacia el pasado.

Esta nueva concepción tiene importantes implicaciones. Ya no entenderemos internet como ahora, en forma de un gráfico caótico (o telaraña), sino como un circuito electrónico. Y en un circuito, el flujo (o intensidad o corriente) es importante. Empezaremos a ver los ordenadores como transformadores de información, a semejanza de los transformadores de corriente conectados a la red eléctrica. Pero lo más importante es que se pueden fusionar automáticamente dos o más flujos en uno solo. Esta suma de flujos y su correspondiente resta son la base del álgebra de flujos, que permitirá a cada usuario realizar sencillos ajustes en internet y la ciberesfera en función de sus preferencias particulares.

Claro que el «flujo a través del tiempo» (por lo general) solo es visible en un sentido determinado: cuando vemos cómo algo envejece lo que estamos haciendo es verlo moverse a través del tiempo. Sería más fácil detectar el flujo a través del tiempo si nosotros mismos nos desplazáramos por este a mayor rapidez o lentitud que los datos de la ciberesfera. Pero, como esto es complicado de conseguir, resulta más cómodo tomar prestada una dimensión del espacio para representar el tiempo e imaginar la ciberesfera como un gigantesco río de información que fluye hacia el pasado.

Al igual que muchas otras personas, yo creía en un principio que una organización basada en el espacio era ideal para la ciberesfera. Mi libro Mirror Worlds (Mundos espejo) de 1991 es anterior a la red, pero la describía como una ciberesfera basada en el espacio. Me imaginaba la ciberesfera como un estanque perfectamente inmóvil, en el que se reflejaba un pueblo (símbolo del mundo en su totalidad) construido a su orilla. La ciberesfera, al igual que el estanque de aguas tranquilas, reproduciría las estructuras y las actividades del mundo real. La imagen creada por la ciberesfera sería por completo independiente de su aplicación real, del mismo modo que el reflejo en la superficie del agua tiene muy poco que ver con la composición y la densidad del agua o con la forma del propio estanque.

Mirror Worlds comenzaba diciendo: «Este libro describe un acontecimiento que se producirá muy pronto. Mirarán la pantalla de un ordenador y verán la realidad. Una parte de su mundo […] estará ahí a todo color, abstracto pero reconocible, moviéndose sutilmente en mil lugares» (Gelernter, 1991).

Así, para obtener información de una escuela o una agencia del Gobierno, un hospital o una tienda o un museo bastaba navegar hacia la parte de la imagen reflejada que representara ese organismo concreto que nos interesara. «Buscar Bargello, Florencia» nos llevaría en un vertiginoso viaje alrededor del mundo hasta aterrizar en Italia, Toscana, Florencia y, por fin, en el palacio Bargello. A continuación entraríamos en la página particular del Bargello. Por la descripción, esto parece un viaje usando Google Maps, pero el libro lo escribí bastante antes de que existiera Google.

Toda esta información, el mundo espejo o la ciberesfera, estaría almacenada en una especie de memoria distribuida de objetos, que habríamos construido antes, mientras diseñábamos el sistema de programación distribuida llamado Linda, conocido como «espacio de tuplas». Un espacio de tuplas era una nube de contenido direccionable, la realidad reflejada en un estanque, materializada en una nube dirigible globalmente y en la que se podía buscar por contenidos, lo que era nuestra idea original.

Tengan en cuenta que según esta concepción, la búsqueda es intrínseca a la estructura de la ciberesfera, y no una mera capa de superpuesta. A partir de 1994 empezamos a desarrollar el sistema Lifestream. Eric Freeman construyó la primera aplicación y es el coinventor de los lifestreams. Hoy en día, como ya mencioné, el paradigma dominante en la web es un flujo de mensajes en tiempo real heterogéneo y consultable, cronológicamente ordenado.

Ahora pasemos al futuro. La web de hoy muy probablemente evolucionará hacia un worldstream, un enorme torrente de información. Para que se hagan una idea, imaginemos un viejo pozo con un cubo para sacar agua: el cubo va descendiendo más y más en un eje infinito y a velocidad creciente a medida que vamos soltando cuerda.

La cuerda es el worldstream. El cubo es el inicio del flujo, el documento más antiguo de la secuencia, que se hunde cada vez más en el pasado. La cuerda que se va soltando, cayendo vertiginosamente, es una secuencia de documentos digitales de todo tipo. Cada vez que alguien, en alguna parte, crea un nuevo documento electrónico, sea privado o público, este se coloca en el extremo superior de la cuerda. El nuevo documento se une a la cuerda en ese punto y, en cuanto aparece, empieza a caer hacia el fondo del pozo, impulsado por el descenso de la cuerda hacia el pasado, hacia la historia, hacia el interior de un pozo cronológico sin fondo.

Hablamos, claro está, de una estructura virtual construida a base de software. Así pues, consideremos una imagen más (la búsqueda de imágenes se hace necesaria en tanto que nos permite inventar y construir estructuras virtuales, usando software que no tiene analogías cercanas en el mundo físico).

Imaginemos que estamos en un puente sobre un río grande y caudaloso (como el Danubio o el Rin). El nacimiento del río queda a nuestra espalda. De frente vemos cómo el río avanza hacia el mar. En cambio, si consideramos que el worldstream es un río, lo estaremos viendo desplazarse hacia el pasado.

Y es que el worldstream es una estructura virtual. No existe en ninguna parte como una estructura de datos centralizada, del mismo modo que la nube o la red tampoco son una única estructura centralizada.

A semejanza de ellas, el worldstream es una abstracción útil y poderosa que se materializa o se pone en práctica utilizando muchos millones de flujos distintos por toda el internet global.

La web actual también es una abstracción, aunque de lo menos imaginativa. Refleja literalmente la estructura del hardware que le da soporte, del mismo modo que los códigos de fábrica reflejan la estructura del procesador. Internet consta de muchos millones de nodos (cada uno de ellos es una red independiente) conectados en una gráfica caótica. Cuando una estructura de software (como la web) refleja la forma delhardware (internet), podemos decir que estamos ante una solución de software de primera generación.

El worldstream es un nivel superior de abstracción, basado en una estructura —la narrativa o la historia— que se interpreta a nivel de usuario y no de hardware.

El worldstream empieza por los lifestreams de cada usuario y cada organización. Un lifestream individual es estructuralmente idéntico al worldstream: las herramientas que los usuarios necesitan para buscar o navegar, publicar o consumir información en el worldstream son las mismas que utilizan para operar en su propio lifestream. Por otro lado, la web es una estructura algo engorrosa desde el punto de vista del uso local. La gestión de la información local solía implicar no solo el uso individual de la web, sino también un sistema de archivos, un escritorio y muchas aplicaciones especializadas, entre ellas el correo, el navegador, memorias de MP3, álbumes de fotos, etcétera. No está muy claro cuál es el modelo dominante hoy en día. Estamos en un periodo de transición. En un futuro es muy posible que el modelo dominante consista en algún tipo de lifestream.

Un lifestream tiene un pasado y un futuro, situados a uno y otro lado de la «línea del ahora». La información nueva se incorpora al flujo en la línea del ahora y fluye hacia el pasado. El usuario coloca la información en el futuro cuando gestiona acontecimientos futuros (avisos de citas o plazos) y mueve esa información desde el pasado al futuro cuando no puede ocuparse de ello inmediatamente. Si aparece un correo electrónico exigiendo una acción inmediata del usuario que le es imposible realizar en ese mismo instante, este lo copiará en el futuro. El flujo fluye hacia el ahora, y de ahí al pasado.

El lifestream de cada usuario es la suma de todos sus datos privados y públicos en forma de fichas (cards) ordenadas cronológicamente. Utilizamos la ficha por primera vez cuando inauguramos nuestro primerlifestream en 1996. Entonces nos encontramos con un problema que la informática aún no ha resuelto: ninguna estructura de datos a nivel de usuario se corresponde con «ningún tipo de datos que tenga un significado como unidad para el usuario». Una foto o un vídeo, un simple email o un documento extenso son todos ejemplos de este algo no existente (aunque tremendamente importante), que en lo sucesivo llamaremos una ficha. Utilizaré la palabra ficha no solo como un elemento de la interfaz de usuario, sino como la estructura de datos «con sentido en tanto unidad» a nivel de usuario.

Las fichas de datos privados del usuario se componen de todo lo que este crea y recibe, y que pretende mantener en privado. Cada correo recibido ocupa su lugar en el orden temporal. Se suben fotos y vídeos al lifestream. Se añaden documentos al flujo en el momento de su creación o revisión. A la siguiente revisión, el documento anterior puede desplazarse a su nuevo (y posterior) tiempo de modificación, o se puede dejar el documento antiguo en un lugar y copiar una nueva versión en el ahora para trabajar con ella. Cada ficha del flujo está ordenada por contenidos y metadatos. Al buscar en el flujo, obtenemos otro subflujo (persistente). El usuario puede mantener muchos subflujos simultáneos (cada uno podría fluir a una velocidad diferente, dependiendo de la frecuencia con que se añadan nuevas fichas), o bien puede buscar en la totalidad de su lifestream cada vez que necesite una ficha o un grupo de fichas concretos.

Cada ficha del flujo tiene su propio nivel de permisos de acceso y estará identificada como pública, privada o (alguna versión de) «amigos». Las fichas privadas solo son visibles para su propietario. Las fichas públicas son visibles para todos. Este simple mecanismo hace que mi lifestream sea a la vez un medio de gestión de información personal y de publicación. Todas las fichas públicas de mi flujo son (en esencia) un blog que yo publico, lo que podría equivaler a una página web estructurada por flujos. «Amigos» abarca cualquier combinación de individuos y grupos, que puede ser accesible para una persona o para un millón.

El álgebra de flujos es sencilla y por eso es muy fácil crear, especificar y entender las herramientas de los lifestream y el worldstream. Sumar dos flujos significa fusionarlos en orden cronológico:

X + Y = Z

donde X, Y y Z son lifestreams. Restar un lifestream de otro simplemente implica borrar sus fichas. Es decir, la búsqueda consiste básicamente en una resta.

Buscar (Z, Bargello)

nos da el flujo Z menos el flujo constituido por todos los elementos del flujo que no mencionen Bargello.

Desde nuestro primer sistema los lifestreams se han ido poniendo en práctica mediante el uso de interfaces virtuales en 3D, diseñadas para facilitar la navegación y dar al usuario una sensación de panorámica, de ver toda la foto. En nuestra primera aplicación se veía un único archivo de fichas que se mostraban de frente y un poco desde un lateral y desde arriba. El flujo desaparecía en las profundidades virtuales de la pantalla. En unos pocos años pasamos al V-Stream (que seguimos usando), donde el flujo tiene dos brazos que se unen en un punto situado delante. Este punto, el más próximo al usuario en el espacio virtual, representa el ahora. El futuro, en el brazo derecho, fluye hacia el ahora; el pasado, en el brazo izquierdo, se aleja del ahora hasta perderse en las profundidades de la pantalla. Siempre se ha buscado un flujo en tiempo real, aunque cada clase particular de flujos se desplaza a diferentes velocidades.

Es importante recordar que para nosotros la pantalla no es una superficie plana y opaca (como en la mayoría de las interfaces estándar, salvo las usadas en videojuegos), sino como un cristal que deja ver un espacio virtual de infinita profundidad situado al otro lado. La cantidad de espacio que se puede ver a través del cristal es muy superior a la cantidad de espacio disponible en el cristal si lo consideramos una simple superficie plana.

Desde que comenzamos el desarrollo de los lifestreams, hemos visto que la búsqueda unida a la navegación visual es una potente combinación. Los usuarios suelen buscar en el flujo para detectar fichas potencialmente interesantes, y a continuación navegan por el flujo de resultados para encontrar la ficha o el grupo de fichas concretas que necesitan.

Hemos dejado el compresor o squish, Z, siendo Z cualquier lifestream, como operación definida por el usuario con el objeto de poder representar gráficamente un flujo Z completo en una única ficha (la ficha es en sí misma una estructura de tamaño variable, pero consta de una única parte). La función de compresión o squish permite buscar todas las fichas que, por ejemplo, traten de las gouaches découpées o pinturas recortables de Matisse, y después comprimir el flujo completo en una sola ficha-resumen o presentación de toda la información hallada en el flujo sobre dichas gouaches de Matisse. Esta función de resumen o presentación ofrece variaciones ilimitadas.

Desde el principio los lifestreams se han diseñado para ser almacenados en la nube. El sistema se implantó fácilmente en Linda. Cuando se construyó un lifestream usando Linda, las fichas que contenía se podían distribuir automáticamente en el espacio de tuplas, una multimáquina en la que Linda almacena las estructuras de datos. El almacenaje en la nube (o al menos el almacenaje en servidores de internet) ha sido esencial para los lifestreams desde el comienzo, porque el sistema tenía que ser ortogonal no solo para cada almacén específico de datos (sistemas de archivos, escritorios, aplicaciones de memoria especializadas), sino para todas las plataformas de usuario. En la década de 1990 ya proliferaban los ordenadores personales, los portátiles y las agendas electrónicas o PDA. Era crucial que un usuario tuviera acceso a su lifestream desde cualquier plataforma conectada a internet.

La idea era que los usuarios accedieran a los lifestreams por medio de navegadores de flujo o stream browsers, semejantes a navegadores ordinarios pero optimizados para visualizar lifestreams y con capacidad para realizar eficazmente el álgebra de flujos. Un lifestream de usuario, un navegador de flujo por cada plataforma y las aplicaciones que (colectivamente) han creado el contenido de cada ficha del flujo, constituía un entorno operativo personal completo. Las aplicaciones podrían ser web o nativas; una ficha siempre se puede descargar del flujo a una máquina concreta y subirse al flujo desde una máquina.

Ahora consideremos el entorno worldstream desde el lado contrario, desde el punto de vista de los flujos públicos y veamos cómo ambas perspectivas acaban encontrándose.

La web será sustituida por el worldstream, pero el worldstream se mueve a demasiado velocidad como para ser útil a todos los individuos. Además, una gran parte de la información que fluye en elworldstream es privada, es decir, disponible solo para su propietario o para un grupo limitado de personas.

En consecuencia, el usuario utiliza el worldstream de forma disgregada, como un conjunto enorme de flujos separados (que sumados hacen el worldstream). El usuario maneja estos flujos más o menos de un modo similar, a grandes rasgos, a como un usuario de la web maneja las páginas web. La diferencias es que el usuario de world-stream, además de examinar tantos flujos distintos como él decida, puede construir su propia versión del worldstream, observar cómo fluye, buscar en él, filtrar y navegar.

Prácticamente todas las organizaciones o instituciones públicas tendrán su lifestream o alguna forma equivalente de flujo ordenado por tiempo. La historia de cualquier organización está contada en las fichas públicas de su lifestream. Y las fichas privadas de la organización se pueden mezclar en el mismo flujo. El Bargello, el museo nacional de escultura de Florencia, podría anunciar sus eventos públicos, inauguraciones y clausuras, publicaciones y similares por medio de fichas en su lifestream. La información privada para el personal fluiría a través del mismo lifestream. Asimismo, un lifestream constituye un buen soporte para catálogos (con una ficha para cada obra de arte, por ejemplo), donde las fichas se pueden organizar por orden de creación o de adquisición. En cualquier caso, se podría buscar y navegar en ellas como en el resto del flujo.

El Bargello (o cualquier otro organismo) puede desde luego seguir con su página web tradicional, archivada en una única ficha del flujo. La ficha más moderna de la página web en cualquier flujo contendrá la última versión de la página web tradicional.

Ahora bien, el usuario de worldstream dispone de una colección infinita de flujos como el del Bargello. Algunos son de organizaciones o instituciones que vendrían a equivaler más o menos a una página web convencional. Pero, claro, cada usuario del mundo tiene también un flujo, que podría consistir solo en fichas privadas o de acceso restringido sin visibilidad pública. Aunque todo usuario que lo decida podrá marcar cualquier subserie de sus fichas como pública. Esas fichas públicas constituyen un flujo personal disponible para cualquier usuario del worldstream.

El usuario de worldstream elige la serie de flujos que quiera y los combina, simplemente sumándolos. Imaginemos una gigantesca máquina de café personalizada en la que cada uno puede escoger la combinación de granos o de sabores diferentes que más le gusten y, con pulsar un botón, mezclarlos para crear su taza de café ideal. El usuario de worldstream se fabrica del mismo modo su propia sección de worldstream. Al observar este flujo combinado, verá las partes de la ciberesfera los aspectos del worldstream, que más le interesan. El flujo resultante podría ser demasiado rápido para poder observarlo con comodidad, por eso estamos probando una familia de sencillos algoritmos de control de flujo que solucionen el problema de la velocidad. El control de la velocidad de los flujos en tiempo real será una de las máximas prioridades en el diseño de software de la próxima década.

Por supuesto que el usuario también puede centrarse en subflujos específicos de su combinación personalizada de worldstream. Supongamos que está interesado en David Cameron y los elefantes africanos. Puede combinar en un solo flujo todos los periódicos del mundo y buscar Cameron y elefantes africanos. El resultado es un flujo global de todo lo que se ha escrito últimamente acerca de esos dos fascinantes temas en concreto.

Un usuario podría añadir a este flujo una combinación de todos los flujos de sus amigos. Sin duda que tendrá acceso a muchas de las fichas restringidas de «amigos» en cada uno de estos flujos y, desde luego, a cualquier ficha pública. Al combinar los flujos de todos mis amigos, desarrollo un flujo de amigos que me mantiene perfectamente informado de todas sus actividades y comentarios. Podría tratarse de un mecanismo tan flexible y útil como Facebook.

Claro que un usuario también puede buscar directamente en worldstream, pero solo en fichas públicas y en los sitios para los que tenga permiso.

Worldstream es un modelo de ciberesfera basado en flujo y no en datos estáticos. Son muchas fuentes que alimentan el worldstream, empezando por cada usuario de internet que hay en el mundo.

Del mismo modo podría decir, sin riesgo a equivocarme, que el worldstream se alimenta de una única fuente, un flujo virtual llamado el futuro. Millones de personas aportan al enorme worldstream global suspropios flujos o sus propias secuencias de fichas y sus objetos digitales (y todos los flujos aún no sumados de objetos digitales aún no creados) que, fusionados y combinados, constituyen el futuro delworldstream. Un futuro aún sin materializar.

De este modo, tenemos un inmenso río de datos (y, después de todo, a la mayoría de los usuarios nos interesan los datos nuevos, necesitamos la información más reciente), que encarna específicamente el valor de internet, porque puede suministrarnos la información más reciente, la más nueva, la más actualizada.

Y así, es natural concebir la información de internet como un flujo o una corriente, un suministro constante de información nueva. El worldstream es como una red de enorme poder que transporta información a un voltaje muy elevado. Todos nos enchufamos a esta red cibernética mundial de alto voltaje, aunque, claro está, no por medio de un transformador, sino de un navegador de flujo. Se trata de una especie de cibertransformador situado entre el usuario y el worldstream (no solo la ciberesfera, sino la red cibernética o el cyberflow).

El worldstream transporta información que fluye, información nueva que crea valor en la economía de internet. Esto es posible gracias al movimiento y el impulso de un flujo, que hace de rueda de molino o corriente del circuito eléctrico, transportanto una carga (o encontrando resistencia). En el caso de un internet con estructura de flujos, un flujo de información se encuentra con una carga de software.

Y, una vez más, no solo dependemos de la información, sino del flujo de la información, es decir, de la tendencia o dirección de dicha información. Después de todo, lo que nos interesa no es únicamente el estado del mundo ahora, también el sentido en que se mueve.

El flujo de noticias, de información económica, el flujo de correos electrónicos, de tuits, de entradas en blogs o Facebook —de todo tipo de lifestreams— y, por supuesto, el flujo de mensajes de texto y de voz, de llamadas telefónicas, etcétera, que se producen en gran medida en una red física independiente pero que forma parte del mismo cyberflow mundial.

Repito que lo importante no es el ciberespacio, sino el cyberflow. Y, desde una visión de cyberflow de la información en internet, lo que importa no es la URL ni identificar documentos individuales o páginas web convencionales. Lo que importa es la identidad de flujos de información particulares. Es posible identificar estos subflujos del worldstream describiéndolos a un navegador de flujos, igual que cuando identificamos un subconjunto de páginas web describiéndoselo a un buscador.

(Una nota importante de aplicación: las fichas que yo introduzco en el flujo global se mantienen en mi sección personal del ciberespacio o nube, aunque puedo hacer que algunas de ellas sean visibles para una búsqueda global de flujos, marcándolas como públicas o para amigos. Para preservar la privacidad y la seguridad, basta concentrar nuestra atención en nuestra parte privada de la ciberesfera).

Cuando hablo de worldstream o cyberflow y de navegadores de flujos, estoy obviamente dejando de lado el modelo de lista de resultados de la búsqueda por relevancia, tan importante hoy en día. Eso no quiere decir que esté eliminando la posibilidad de ordenar resultados por relevancia. Si el usuario quiere ver un flujo ordenado, no por tiempo, sino atendiendo a otro criterio, por ejemplo, su relevancia, lo puede hacer.

Pero el tiempo tiene la ventaja de ser un orden total mundial que sirve para todo, para todas las fichas, para todo lo digital. Todo tiene su posición en el world-stream: objetos con el mismo tiempo se pueden organizar en un orden aleatorio y, por supuesto, podemos dejar de lado los efectos relativos de la simultaneidad. En el uso actual más extendido de la red, preferimos el orden cronológico siempre que consultamos un blog, un flujo de Twitter, cualquier tipo de chat o de flujo de otras actividades, una bandeja de entrada de correo o una bandeja de mensajes de voz, una biografía, un flujo de borradores recuperados o documentos recuperados de otra clase; también cada vez que buscamos en internet noticias del mundo o sobre los mercados o el tiempo o lo que sea. Por mi parte, creo que la búsqueda de resultados ordenados por relevancia va a ser sustituido gradualmente por resúmenes automáticos —respuestas a preguntas o esquemas en una pantalla— como los que proporcionan las diferentes instalaciones de la función squish/comprimir en los lifestreams.

Para concluir, hay una idea o tesis o suposición subyacente: la estructura de datos básica propia del ser humano es el relato (conversación, narración).

Si mantenemos una conversación digital con otra persona, lo consideramos generalmente un correo electrónico o un chat; una conversación en la que participamos un grupo de amigos es la función básica de las redes sociales; una conversación con el público, en la que yo hago comentarios a los que puede responder cualquiera, es un blog o, en algunos casos, una variante de red social. Una conversación conmigo mismo es más un relato o una narración. Y, por supuesto, cuando opero con el mundo en su totalidad, a menudo quiero saber cuál es el relato. O, con la misma frecuencia, cuál es la situación en este instante. E incluso tal vez puedo querer saber por qué se ha hecho así. Todas estas son preguntas sobre relatos, narraciones, eventos ordenados cronológicamente.

En esta tesis es también básico lo siguiente: dada la inmensa variedad de fuentes y tipos de información en el mundo, es fundamental poder tomar las cien o mil que resulten más interesantes —que sean más importantes para el usuario— y sumarlas o combinarlas en un único foro, en un solo flujo de información. No es práctico empezar el día consultando cien páginas web distintas. Es una pesadez y no compensa. La idea de una lista de favoritos o un escritorio es la manera de disuadirnos de descubrir sitios nuevos e interesantes.

Está claro que la aritmética de la información se va a convertir en un aspecto fundamental de la ciberesfera.

Referencias

Gelernter, David. Mirror Worlds: or the Day Software Puts the Universe in a Shoebox… How It Will Happen and What It Will Mean, Nueva York: Oxford University Press, 1991.

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