Si 2017 fue el año de los smartphones y en el que la inteligencia artificial comenzó a aprender sola para hacerse invencible, 2018 dejará como legado los obstáculos —comerciales y de know-how— que estas tecnologías todavía tienen que superar. Con robots que dejan de funcionar en su estreno y accidentes fatales de coches autónomos, pero también con una nave que estudia las entrañas de Marte y con asistentes virtuales cada vez más potentes, repasamos lo mejor y lo peor de la tecnología en el último año.
LO MEJOR
La sonda InSight
El pasado 26 de noviembre la sonda InSight de la NASA aterrizó en Marte con la misión de explorar el corazón del planeta rojo. La nave ha depositado un sismógrafo en el suelo marciano para captar terremotos o el impacto de meteoritos. Sus instrumentos también medirán cuánto calor escapa del centro del planeta y analizarán su rotación para conocer mejor su composición interna.
Además de ser una especie de ensayo de la llegada internacional a Marte —Estados Unidos, China y la Unión Europea pretenden enviar sendos vehículos no tripulados al planeta rojo en 2020—, la misión InSight aportará nuevos datos para comprender por qué aquel planeta y el nuestro son tan distintos, a pesar de haberse formado al mismo tiempo y con materiales similares. “Esta misión permitirá entender cuáles son los elementos esenciales para que un planeta sea habitable y cuál es la probabilidad de que haya vida en otros sitios del universo”, explicó la NASA en un comunicado.
Los asistentes virtuales
Después de saltar de los dispositivos móviles a los hogares, con Siri de Apple, Alexa de Amazon, Cortana de Microsoft y Google Assistant, los asistentes virtuales con tecnología de reconocimiento de voz pretenden apoderarse de todos los gadgets posibles.
Tras ser aplastado el año pasado por el estreno de Alexa en el CES (Consumer Electronics Show), la mayor feria de tecnología del mundo, Google respondió este año con la integración del asistente de voz en todos los dispositivos imaginables, desde altavoces con o sin pantallas hasta aparatos de televisión e incluso coches de la marca Kia.
Por su parte, Alexa se abre camino en los vehículos de Toyota y las gafas inteligentes Vuzix. La pelea entre los gigantes tecnológicos indica que los asistentes de voz desempeñarán un papel cada vez mayor en la vida digital de los usuarios. Los ejecutivos de ambas compañías ya hablan de llevar esta tecnología a muchos más lugares, como audífonos, salas de reuniones en las oficinas e incluso a los váteres (Amazon estudia una colaboración con los inodoros inteligentes de la marcha Kohler).
“Si la voz va a estar en todas partes, los usuarios quieren tener la transición de la voz desde el hogar a cuando viajen en su automóvil o cuando lleguen al trabajo. Nos vamos a esos lugares porque creemos que la voz es una interfaz natural y debería ser ambiental”, afirmó en el CES 2018 Steve Rabuchin, vicepresidente de Alexa Voice Service de Amazon. Parece que la batalla de los asistentes digitales apenas ha comenzado.
LO PEOR
CLOi, el robot de LG
La compañía LG había anunciado que en 2018 añadiría inteligencia artificial a todos sus dispositivos. Se suponía que CLOi, un pequeño robot doméstico, demostraría cómo el nuevo software de inteligencia artificial ThinQ podía funcionar perfectamente con los electrodomésticos y mejorar las actividades en la cocina —es capaz de leer recetas e instrucciones de cocción y de controlar la temperatura del horno, por ejemplo—. Antes de su estreno en el CES 2018, el equipo de marketing de la compañía lo describió como “lo último en simplicidad para manejar el hogar inteligente”.
En aquella ocasión David VanderWaal, vicepresidente de marketing de la empresa, envió una receta a CLOi a través de una aplicación en su smartphone y le preguntó: “¿Qué receta podría hacer con pollo?”. La respuesta fue el silencio. El directivo repitió la pregunta hasta tres veces, pero el robot no reaccionó, ante las risas incómodas de la audiencia. La empresa decidió seguir con el guión de la presentación, pero el daño ya estaba hecho. Después de la feria no se volvió a hablar de CLOi.
Smartphones en general
Si las aplicaciones móviles se trasladan a los coches, televisiones, neveras y demás aparatos, las novedades de la industria ya no giran en torno a los smartphones, sino a las tecnologías adyacentes, como la conexión 5G o el internet de las cosas. Lo dejaron claro los organizadores del último Mobile World Congress, donde las principales ponencias tenían más que ver con robótica social, la industria 4.0 y los asistentes virtuales.
Esto no significa, sin embargo, que los fabricantes hayan dejado de perseguir el próximo éxito: más allá del Galaxy S9 de Samsung y de los nuevos iPhone, las compañías chinas arriesgan con la innovación, por ejemplo adelantándose con dos pantallas (como el Find X de OPPO) o las pantallas plegables. La avtrevida Royole Corporation se anticipó a Amazon y Huawei y lanzó en noviembre el FlexPai, un prototipo de smartphone con una pantalla táctil plegable. El problema es que la interfaz del aparato resulta confusa, ya que no hay continuidad entre ambas pantallas.
Los usuarios también han experimentado problemas con el Pixel 3 de Google, un modelo caro (a partir de 849 euros) cuya memoria no permite guardar muchas fotos y con una batería poco durable. Esto probablemente se debe al hecho de que el sistema Android consume muchos recursos y que el dispositivo solo va equipado con 4GB de RAM, mientras que los modelos de la competencia tienen de 6 a 8GB de RAM.
Lo más destacado del año fue el Mate 20 Pro de Huawei, con un procesador más potente que los de Samsung y Apple y una triple cámara más inteligente, además de memoria nanoSD y carga inversa (puede emplearse para cargar otros dispositivos).
Los coches autónomos
Un campo en el que los riesgos y problemas todavía son mayores que las promesas es el de los coches autónomos. Los vehículos experimentales sin conductor, como el Waymo de Google en Estados Unidos, han estado involucrados en numerosos accidentes en el último año. El pasado mayo y solo un mes después de que empezaran las pruebas, uno de estos coches autónomos quedó completamente destrozado al chocar con otro vehículo.
Por su parte, la compañía Uber se vio obligada por el gobierno de Arizona, en EEUU, a cerrar su programa de coches autónomos, después de que una mujer de 49 años falleciera al ser atropellada por uno de los vehículos sin conductor de esta empresa.
También la marca Tesla tuvo que lidiar con una serie de colisiones debidas a la función de piloto automático de sus modelos. El accidente más grave, el pasado marzo, se cobró la vida del conductor de un Model X.
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