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02 noviembre 2017

El primer emperador tecnológico de Japón

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Hijo de un artesano tallador de conchas de tortuga. Inventor precoz de ingenios mecánicos. Reconocido creador de autómatas, lámparas, máquinas de hielo o planetarios. Autor del irrepetible Reloj milenario. Partícipe del proceso de modernización que convirtió a Japón en una potencia industrial y tecnológica. Esta es la vida y milagros de Hisashige Tanaka, el “Edison japonés” del s. XIX.

En el año 2004 el gobierno japonés acometió la construcción de una réplica exacta de uno de los bienes declarado patrimonio cultural nacional, el Mannen Jimeishou o reloj milenario. Un extraordinario ingenio de 63 cm de altura y 38 Kg —capaz de funcionar un año en continuo, tras darle cuerda— y con seis caras. En cada una de ellas, distintas representaciones temporales: un reloj tradicional japonés, uno “occidental”, las fases lunares, el desplazamiento solar…

Tanaka es conocido como “el Edison japonés”, por sus innumerables inventos. Fuente: Wikimedia

La tarea implicó a más de un centenar de los mejores especialistas del país que, durante un año, estudiaron minuciosamente las miles de piezas del mecanismo original y fabricaron equipos específicos para producir otras iguales. Aún así, algunos componentes resultaron imposibles de replicar.

Lo más inaudito es que, bajo el microscopio, se reveló que los innumerables y pequeños engranajes del reloj original habían sido elaborados a mano, puliendo cada diente, uno a uno,  y ajustándolos luego para encajar a la perfección. Un trabajo tan exquisito, que rivalizaba e incluso superaba a los diseños del ordenador.

El creador de aquella maravilla de la tecnología mecánica era Hisashige Tanaka (1799-1881), también conocido como “el Edison japonés” debido a sus innumerables inventos.

Inventor desde la infancia

Tanaka nació en Kurume, una ciudad al suroeste de Japón.  Hijo de un artesano tallador de carey, desde pequeño mostró su afición por crear ingeniosos instrumentos. Con apenas 9 años, sorprendió en su escuela con un estuche para el tintero con un secreto mecanismo de apertura. Y con 14 inventó un telar que permitía elaborar complejos diseños que iban a modernizar la industria textil de su ciudad.

A los 20 años comenzó a construir sus primeras muñecas karakuri, pequeñas muñecas autómatas que, por entonces, causaban furor entre la nobleza nipona. Fabricó los primeros modelos con sofisticados mecanismos impulsados por bombas de agua y de aire a presión y resultaron ser un éxito, con creaciones tan conocidas como “El pequeño arquero” o  la “Muñeca que sirve té”.

A los 20 años, Tanaka comenzó a construir sus primeras muñecas karakuri, que causaban furor entre la nobleza nipona. Crédito: Toshiba Science Museum

Tras convencer a su padre para que le liberase de la responsabilidad de continuar con el negocio familiar, que le correspondía como primogénito, dedicó los siguientes años a recorrer el país exhibiendo sus cada vez más célebres muñecas. Un tour en el que se ganó el sobrenombre de Karakuri Giemon, “el genio de las maravillas mecánicas”.

Cuando las muñecas karakuri pasaron de moda, Tanaka optó por instalarse en Kioto y siguió desarrollando nuevos dispositivos mecánicos, como una potente bomba de agua antiincendios o un tipo de lámparas de aceite más duraderas y luminosas —gracias a su mecanismo de inyección del combustible mediante aire comprimido— que le permitieron cosechar de nuevo un gran éxito.

El reloj milenario es un extraordinario ingenio de 63 cm de altura y 38 Kg, capaz de funcionar un año en continuo. Crédito: Toshiba Science Museum

Los siguientes años los dedicó a ampliar sus conocimientos de matemáticas y astronomía —de lo que resultaría el primer planetario de Japón— y a investigar y desentrañar los secretos de los relojes mecánicos europeos que llegaban a Japón. Y en 1848, cuando se sintió preparado, se embarcó en su gran obra maestra, el reloj milenario, en el que empeñó los siguientes tres años de su vida. Cuando lo completó, el reloj resultó tan impresionante que acabó por encumbrarlo como el mayor inventor nacional y le permitió vivir los siguientes años, a rebufo de su creación, fabricando  modelos igualmente sofisticados, aunque más sencillos, prácticos y fáciles de vender.

Una etapa convulsa en Japón

Pero a su alrededor las cosas estaban cambiando. Japón vivía una etapa convulsa y tras un breve conflicto civil, el viejo régimen asumió el poder y el país se sumió en un periodo de aislamiento y tradicionalismo en el que todo lo que tuviese que ver con el progreso y con occidente y su tecnología estaba bajo sospecha. Kioto se convirtió en un lugar peligroso para hombres como Tanaka, que se mudó a la más tranquila ciudad de Saga. Allí, con el convencimiento de que la tecnología debía ser útil para la gente, continuó obrando prodigios, como la primera máquina japonesa para fabricar hielo artificial.

También, impactado por el desembarco de la flota armada del comodoro estadounidense Matthew Perry, comenzó a trabajar en el desarrollo de ingenios con aplicaciones militares para defender su país. Basándose en las tecnologías introducidas por los invasores occidentales, construyó (entre otras cosas) el primer buque de guerra a vapor japonés y un nuevo tipo de cañón.

Construyó las primeras muñecas karakuri con sofisticados mecanismos impulsados por bombas de agua y aire a presión. Crédito: Toshiba Science Museum

Estos inventos, junto con un nuevo cambio de poder y la restauración del aperturista régimen Meiji, reconciliaron a Tanaka con el gobierno. En 1873, ya con 73 años, el Departamento de Industria, responsable de promover la modernización e industrialización del país, lo designó para desarrollar un nuevo y eficiente sistema de comunicaciones telegráfico que conectase todo Japón. Y para cumplir este propósito, Tanaka fundó su única empresa, la Tanaka Seizo-sho (Compañía ingenieril Tanaka), la primera productora de equipos telegráficos de Japón.

En 1939, tras la muerte del inventor,  la compañía —rebautizada Shibaura Seisaku-sho— se fusionó con la otra gran compañía eléctrica japonesa (Tokyo Denki) y nació Tokyo Shibaura Denki o, simplemente, Toshiba: la principal corporación japonesa en aquel momento y que en la actualidad es una de las mayores empresas de equipos eléctricos y electrónicos del mundo.

Miguel Barral

@migbarral

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