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03 diciembre 2019

Las mujeres, invisibles para la tecnología

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Junto a la orilla izquierda del Sena, al suroeste de París, se encuentra la bella ciudad de Sèvres, famosa por su delicada porcelana y por alojar la Oficina Internacional de Pesas y Medidas, que define con precisión las unidades para medir el tiempo (segundo), la temperatura (kelvin), la longitud (metro) o la masa (kilogramo). Son unas referencias universales para investigar objetos o fenómenos de la naturaleza. Sin embargo, para el estudio del cuerpo humano, tradicionalmente se ha recurrido a un patrón menos científico: el hombre.

El cuerpo masculino ha sido el sistema de referencia bajo el que se han diseñado inventos, estudiado enfermedades o decidido dosis de medicamentos. Es el punto de partida de la escritora británica Caroline Criado Pérez en el libro Invisible Women: Exposing Data Bias in a World Designed for Men, en el que describe con detalle cómo el mundo está diseñado alrededor del hombre medio. Es la referencia, en definitiva, que debe representar a la heterogénea, cambiante y colorida humanidad. Y que, de entrada, ignora a la mitad de su población: las mujeres. 

Este trabajo ha sido el último ganador del Science Book Prize, de la Royal Society, cuyo jurado destacó que “cada página está llena de datos que apoyan su argumento fundamental de que, en un mundo construido por y para los hombres, las brechas de datos de género, los prejuicios y los puntos ciegos están en todas partes”. Éstos son algunos de ellos:

Diseño y sistemas de seguridad de automóviles

Investigadores de la Universidad de Virginia publicaron en 2011 un estudio en el que analizaron 45.445 víctimas de accidentes de tráfico durante 11 años. Su conclusión fue clara: las mujeres tienen un 47% más de probabilidad que los hombres de sufrir lesiones graves en un accidente, incluso cuando ambos grupos usan cinturones de seguridad. Hace pocos meses publicaron otra investigación sobre choques frontales y, en este caso, la probabilidad ascendía al 73%. Ellas también lideran un ranking más oscuro: según el Departamento de Transporte estadounidense, son un 17% más propensas a morir en estos accidentes.

Muñecos de prueba de choque masculinos y femeninos. Crédito: TRC Ohio, NHTA

Para los investigadores de seguridad vial, esos datos tienen que ver con el diseño de los coches. La forma de los asientos, la posición de los reposacabezas o su postura para sentarse están diseñados pensando en cuerpos que no son femeninos: las mujeres tienen menos músculo en el cuello y en la parte superior del torso, así como menor estatura y peso que el hombre medio.

Lo mismo sucede con los sistemas de seguridad. Los llamados dummies —que se usan en ensayos de impacto— se introdujeron en los años 50 basados en cuerpos masculinos con percentil 50:  unos 1,77 metros de estatura y cerca de 76 kg de peso. Aunque se lleva pidiendo desde hace décadas la inclusión de dummies femeninos, hasta hace solo 8 años no se han empezado a utilizar en Estados Unidos. En Europa, Astrid Linder, directora de investigación de seguridad vial del Instituto Nacional Sueco de Investigación de Carreteras y Transportes, presentó en 2018 un estudio  que analizaba los requisitos que tienen que cumplir estos ensayos: ninguno requiere que se utilice un dummie antropométricamente correcto de acuerdo con el cuerpo femenino. Es más, en varios ensayos, como el del cinturón de seguridad, se especifica que debe utilizarse el dummie masculino de percentil 50.

Existe una prueba reglamentaria que sí exige un maniquí femenino de percentil 5 (solo el 5% de las mujeres serán más bajas que este muñeco), pero solo se prueba en el asiento del pasajero. Linder, con más de 20 años de experiencia en investigación de seguridad vial, ha desarrollado EvaRID, el primer y único dummie femenino “real” que de momento existe solo como prototipo. 

El viejo debate de la temperatura en la oficina

Las oficinas son en promedio cinco grados más frías para las mujeres. Fuente: Pxhere

La fórmula para determinar la temperatura estándar en oficinas se desarrolló en los años 60 alrededor de la tasa de reposo metabólico del hombre promedio. Pero investigadores de la Universidad de Maastricht hallaron recientemente que la tasa metabólica de mujeres jóvenes adultas que realizan trabajos de oficina ligeros es significativamente menor que los valores estándar para hombres que realizan la misma actividad. De hecho, la fórmula puede sobreestimar la tasa metabólica femenina hasta en un 35%, lo que significa que las oficinas actuales son en promedio cinco grados más frías para las mujeres.

 

Equipos de protección policiales e industriales

Las diferencias en el pecho, caderas y muslos de las mujeres pueden afectar el ajuste de arneses de seguridad o chalecos antibalas. Un informe de 2017 del Centro Sindical Nacional británico reveló que el problema de los llamados equipos personales individuales (EPI) mal ajustados era especialmente grave en los servicios de emergencia, donde el 95% de las mujeres afirmaban que sus equipos obstaculizaban el trabajo y que los chalecos antibalas, anti-puñaladas y de alta visibilidad eran inadecuados para sus cuerpos.

Según un informe, los chalecos antibalas son inadecuados para los cuerpos femeninos. Fuente: Piqsels

Lo mismo ocurre con los equipos de protección respiratoria para polvo o productos químicos y las gafas de seguridad, pensados exclusivamente para caras masculinas. 

La discriminación en investigaciones médicas

En esta área, las disparidades de género son especialmente peligrosas. Las mujeres han sido excluidas durante décadas de investigaciones (y de ensayos clínicos) sobre algunas de las enfermedades que más sufren, como en el caso de cáncer de mama o útero.

Pero además, si es mujer y tiene dolor de rodilla, es menos probable que le prescriban una prótesis; si tiene insuficiencia cardíaca, tardarán más tiempo en hacerle un electrocardiograma; y si supera los 50 años y cae gravemente enferma, corre más riesgo de no recibir aquellas intervenciones que podrían salvar su vida.

Si una mujer tiene dolor de rodilla, es menos probable que le prescriban una prótesis. Crédito: Esther Max

El caso de los infartos es especialmente preocupante por un asunto vital: los síntomas en mujeres son distintos que los de los hombres. Según una investigación del año 2000 publicada en The New England Journal of Medicine, las mujeres son siete veces más propensas que los hombres a ser mal diagnosticadas y ser dadas de alta mientras sufren un ataque cardiaco. Pero incluso en el caso de que sean diagnosticadas a tiempo, su supervivencia es más difícil. En un ensayo clínico publicado en octubre de este mismo año en la revista Journal of the American College of Cardiology, se analizó la presencia de una proteína en sangre (la troponina) que se segrega cuando el miocardio se está dañando, pero con umbrales específicos para hombres y mujeres. Aunque de esta forma mejoró considerablemente el diagnóstico, se comprobó que las mujeres tenían la mitad de probabilidad que los hombres de recibir los tratamientos recomendados para el ataque cardiaco.

Eugenia Angulo

@eugenia_angulo

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