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05 mayo 2022

Tardígrados, animales con superpoderes

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El animal más resistente del planeta es microscópico. Solo mide medio milímetro de longitud y puede encontrarse en todas partes, ya que habita en la capa de agua de musgos y líquenes de todo el planeta. Se trata del tardígrado, que en 1773 su descubridor, el zoólogo Johann August Ephraim Goeze, denominó “pequeño oso de agua” por su particular forma de andar similar a la de estos mamíferos. El simple hecho de que camine ya resulta insólito, puesto que probablemente es el animal más pequeño con patas. Existen unas 1.300 especies, que han vivido separadas de sus parientes evolutivos más próximos durante 500 millones de años. El tardígrado es uno de los microanimales más fascinantes del planeta, y cada vez que se descubre algo nuevo sobre él los resultados aparecen en las más prestigiosas publicaciones científicas. Pero ¿qué tiene este pequeño animal para atraer tal atención?

Superpoderes. Algunas especies de tardígrados pueden sobrevivir sin agua durante años, quizá décadas, aguantan temperaturas extremas desde más de 100 grados centígrados hasta los 272 grados bajo cero, soportan presiones 6.000 veces superiores a la atmosférica, radiaciones cientos de veces más potentes que la dosis letal para los humanos, y también pueden tolerar la exposición al espacio exterior. 

Tardígrado, con musgo de 1 milímetro, visto al microscopio. Crédito: Eye of Science/Science Source Images
Tardígrado, con musgo de 1 milímetro, visto al microscopio. Crédito: Eye of Science/Science Source Images

Esto se comprobó cuando en 2007 las agencias espaciales de Europa y Rusia enviaron al espacio la sonda Foton-M3 con un grupo de tardígrados deshidratados. Las criaturas no solo sobrevivieron, sino que conservaron su capacidad reproductiva. Desde entonces, son reconocidos como los animales más resistentes del planeta. En 2019 la sonda israelí Beresheet se estrelló en la superficie de la Luna llevando un grupo de tardígrados a bordo, lo que llevó a especular que quizá podrían perdurar y reproducirse allí. Sin embargo, un estudio mostró que la legendaria resiliencia de estos animalitos también tiene sus límites: los investigadores los dispararon para averiguar las velocidades de colisión que soportaban. Y aunque sobrevivían hasta unos 3.000 km/h, la probable presión del impacto en la Luna superaba en mucho su tolerancia. En 2021 la NASA envió tardígrados a la Estación Espacial Internacional para continuar indagando en su tolerancia a ambientes extremos.  

Sobrevivir 30 años congelado

Uno de los superpoderes más interesantes de los tardígrados es su resistencia a la congelación y la desecación, ya que la comprensión de cómo lo hacen podría inspirar múltiples aplicaciones. En 2016 científicos del Instituto Nacional de Investigación Polar de Japón lograron reanimar a un tardígrado que había permanecido congelado durante más de 30 años, y que llegó incluso a reproducirse. La marca rompía el récord anterior de nueve años, aunque aún no ha igualado la de algunos gusanos nematodos. 

Para sobrevivir a la congelación, los tardígrados entran en un estado de animación suspendida conocido como criptobiosis, un proceso con el que frenan todos los procesos metabólicos hasta el 0,01% de lo normal y reducen su contenido en agua al 3% para que los cristales de hielo no los destruyan. En tal estado, unas proteínas especializadas llamadas IDP —siglas en inglés de Proteínas Intrínsecamente Desordenadas— forman una especie de vidrio biológico sólido que mantiene la integridad estructural del animal. Una vez que las condiciones retornan a la normalidad, los tardígrados se rehidratan y recuperan toda su actividad. Algunos científicos están estudiando la posibilidad de aplicar las IDP para conservar a temperatura ambiente medicamentos o vacunas que normalmente tienen que almacenarse en frío extremo, como ocurre con ciertas vacunas de COVID-19. 

Imagen de un tardígrado en estado activo. Crédito: Tanaka S, Sagara H, Kunieda.
Imagen de un tardígrado en estado activo. Crédito: Tanaka S, Sagara H, Kunieda.

Los secretos de los tardígrados comenzaron a salir a la luz cuando en 2015 un equipo de investigadores de la Universidad de Carolina del Norte secuenció por primera vez el genoma de una de sus especies. Los científicos creyeron entonces que la sexta parte de su ADN procedía de otras especies y había sido incorporada el genoma del tardígrado por transferencia, pero resultó ser una contaminación bacteriana de las muestras . La verdadera sorpresa fue encontrar que estos animales han suprimido genes que en otras especies causan daños ante factores de estrés, y que en cambio poseen genes exclusivos que los protegen de estas agresiones. 

Un gen escudo contra los rayos X

Un equipo de la Universidad de Tokio descubrió en el Ramazzottius variornatus (una de las especies de ‘oso de agua’ más resistentes) un gen único en tardígrados que podría ser la clave de su resistencia a la radiación. Se trata de Dsup (Damage suppressor, supresor de daños), una proteína protectora del tipo IDP que se une al ADN del tardígrado y lo envuelve como una manta, evitando el daño producido por rayos X. Los investigadores comprobaron que esta proteína actúa como una armadura. Al aplicarla a células humanas cultivadas en laboratorio, observaron que estas recibían hasta un 40% menos de daño por radiación.

Un gen único en tardígrados (Dsup) podría ser la clave de su resistencia a la radiación. Crédito: The Rockefeller University

La fascinación de los investigadores por estos pequeños prodigios de la evolución ha continuado sorprendiéndonos con nuevos hallazgos. Así, hemos sabido que solo algunas especies de tardígrados tienen ojos, y que probablemente ven en blanco y negro; que una especie antártica pone huevos con formas tan diferentes que parecen diseñados a capricho; que algunos se protegen de los efectos dañinos de la radiación ultravioleta absorbiéndola y devolviéndola en forma de fluorescencia azul. En uno de los experimentos más extraños a los que se ha sometido a estos animales, investigadores de la Universidad Tecnológica de Nanyang en Singapur dijeron haber conseguido un entrelazamiento cuántico entre un tardígrado y un qubit o bit cuántico, aunque otros científicos han descalificado como proclama exagerada lo que dicen es la simple interferencia de un objeto —el tardígrado— en un circuito eléctrico —el qubit— según las leyes clásicas del electromagnetismo.  

En resumen, no parece difícil predecir que probablemente los tardígrados sobrevivirán a la humanidad. Un estudio teórico de 2017 concluyó que solo hirviendo todos los océanos de la Tierra llegarían a desaparecer. Y sin embargo, resulta que al mismo tiempo el único talón de Aquiles conocido de estos duros animalitos son las altas temperaturas; aunque pueden aguantarlas, afectan enormemente a su supervivencia, lo cual ha llevado a algunos científicos a alertar de que el cambio climático podría ser una grave amenaza también para ellos. Los tardígrados han sobrevivido a cinco extinciones masivas en la Tierra, pero está por ver si superarían la sexta provocada por el ser humano.

Beatriz Guillén y Javier Yanes

@BeaGTorres y @yanes68

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