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10 diciembre 2014

Sin Nobel pero con premio

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La leyenda está tan extendida que incluso se cuenta en las facultades de Matemáticas de todo el mundo. Si fuera cierta, sería la respuesta a la pregunta de por qué no hay un premio Nobel para esta disciplina, sin duda de equivalencia similar a cualquiera de las otras reconocidas en los galardones más prestigiosos del mundo. La razón oficiosa por la que esto sucede no es otra que los celos, que habrían afectado al inventor de la dinamita e impulsor de los premios que llevan su nombre, Alfred Nobel, hasta el punto de no querer premiar esta especialidad, por si el amante de su mujer, matemático, lo ganaba en algún momento.

La realidad es que Nobel nunca se casó y la anécdota es falsa. Lo que es cierto, sin embargo, es que no hay un Nobel de Matemáticas, como de otras muchas disciplinas que el sueco dejó de lado a la hora de establecer los famosos premios que llevan su nombre.

Las materias ‘discriminadas’ no se han quedado con los brazos cruzados. En la actualidad, casi todas constan de algún premio que, si bien no alcanza en la mayoría de los casos la cuantía económica del Nobel (un millón de dólares, 812.000 euros), sí son equiparables en prestigio. El caso paradigmático es la medalla Fields (en realidad, se otorgan cuatro) en la disciplina que Nobel vetó por sus supuestos celos. Otorgada por la Unión Matemática Internacional, la medalla distingue a los descubrimientos sobresalientes en matemáticas.

Créditos: Wikimedia Commons

La arquitectura es otra de las grandes ausentes de las categorías del Nobel pero, de nuevo, otro prestigioso premio subsana el olvido. En este caso, se trata del Premio Pritzker, convocado por la Fundación Hyatt y dotado con 100.000 dólares.

Algunas disciplinas menos conocidas, también ausentes del palmarés sueco, cuentan con su Nobel particular. Es el caso de la epidemiología ambiental, que se reconoce con el premio John Goldsmith, otorgado por la Sociedad Internacional para la Epidemiología Ambiental (ISEE) y que este año ha recaído en el español Jordi Sunyer.

Pero si hay un premio en medio ambiente que se puede equiparar al Nobel es el Premio Goldman, que se concede anualmente como recompensa a defensores de la naturaleza y el medio ambiente y que está repartido en seis categorías en función de la zona geográfica: África, Asia, Europa, las naciones insulares, América del Norte, América Central y América del Sur. Convocado por los filántropos Richard N. Goldman y su última mujer, Rhoda H. Goldman, está dotado con 150.000 dólares.

Tecnología y ciencias sociales, las grandes ausentes

En una encuesta llevada a cabo por la web Livescience, se preguntó a destacados científicos qué disciplinas eran las grandes ausentes de los premios Nobel. Además de las matemáticas, dos fueron las más mencionadas y ambas cuentan con premios prestigiosos para compensar el ‘error’. Se trata de la tecnología y las ciencias sociales.

Es obvio que cuando el científico sueco decidió legar su herencia para instaurar los premios que llevan su nombre, la tecnología no tenía la importancia que tiene en la actualidad.

La Academia Finlandesa de Tecnología instauró en 2002 el Premio de Tecnología del Milenio, que está dotado con la cuantía exacta de los galardones más famosos del país vecino, un millón de dólares. Su objetivo es simple: premiar las innovaciones tecnológicas rompedoras que mejoran la calidad de vida de las personas de forma sustancial. Entre los premiados están personas que sin duda han conseguido ese impacto, como el inventor de la World Wide Web, Tim Berners-Lee o el del sistema operativo Linux, Linus Torvalds.

En cuanto a las ciencias sociales, son varios los galardones que reconocen los avances en este campo. El Albert O. Hirschman es probablemente el más prestigioso, pero no tiene dotación económica. En 2007, los emprendedores chinos Shu Kai y Angela Chan instauraron el premio A. SK a las Ciencias Sociales que, este sí, está dotado con 100.000 euros.

Pero hay un premio que engloba todo aquello que no reconocen los Nobel. De hecho, se conoce como el Nobel Alternativo y son algunas las similitudes con el original. En primer lugar, el premio Right Livelihood comparte nacionalidad con el Nobel; en segundo, también se entrega en Estocolmo, en una ceremonia celebrada en el parlamento sueco. La principal diferencia se refiere a la categoría: estos premios no están divididos en disciplinas, sino que los galardones se otorgan “al trabajo y la visión impresionante en favor del planeta y las personas”. La segunda diferencia es económica: los premios están dotados con 500.000 coronas suecas (algo más de 50.000 euros) que en ningún caso pueden destinarse al uso personal.

Crédito: Jeff Dlouhy

Es imposible acabar el recorrido por los otros Nobel sin mencionar a sus antagonistas cómicos. Los Ig Nobel, a las investigaciones que hacen reír y después pensar (según la definición en su propia web) son entregados cada año en Harvard por auténticos premios Nobel que, si bien se toman muy en serio su galardón, no dudan en reírse de su antagonista por excelencia.

En España también tenemos nuestros Nobel: Los Premios Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento, dotados con 400.000 euros, que reconocen e incentivan la investigación y creación cultural de excelencia. Los premios, que se entregan desde 2009, buscan galardonar una contribución especialmente significativa, bien a la investigación científica (en Ciencias Básicas; Biomedicina; Ecología y Biología de la Conservación; Tecnologías de la Información y la Comunicación; Economía, Finanzas y Gestión de Empresas) o a la creación artística (Música contemporánea), bien al análisis y/o la actuación práctica en el ámbito del cambio climático y la cooperación al desarrollo.

En las seis ediciones de los Premios Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento, han sido ya cuatro los galardonados que posteriormente han obtenido el Premio Nobel: Robert J. Lefkowitz, premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Biomedicina 2009 y premio Nobel de Química 2012; Shinya Yamanaka, premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Biomedicina 2010 y premio Nobel de Fisiología y Medicina 2012; Lars Peter Hansen, premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Economía, Finanzas y Gestión de Empresas 2010 y premio Nobel de Economía 2013 y Jean Tirole, premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Economía, Finanzas y Gestión de Empresas 2008 y Premio Nobel de Economía 2014.

Ainhoa Iriberri, para Ventana al Conocimiento
@airiberri

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