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02 marzo 2017

Siete cosas de humanos que los robots ya pueden hacer

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En Oakland, una ciudad de la bahía de San Francisco, ha comenzado un experimento sociológico que parece venido del futuro. Se ha elegido a 100 personas para recibir durante cinco años una renta básica. El objetivo: ver cómo podemos —si es que podemos— vivir sin trabajar. La razón de esto es una preparación a largo plazo. Los peores pronósticos avisan de que los robots podrán hacer todo lo que hacemos nosotros de una forma más rápida, efectiva y barata. En un entorno de total incertidumbre, sí sabemos algunas de las cosas de humanos que ya pueden hacer.

Dar la bienvenida:

Pepper en la ceremonia de apertura del Festival Internacional de Cine de Tokio. Crédito: Dick Thomas Johnson

“¡Hola, humano! Yo me llamo Tico, ¿y tú?”. El robot que saluda es blanco, reluciente y de más de un metro de altura. Creado por una empresa asturiana, Adele Feeling Robots, tiene las cosas claras: su equipo favorito es el Sporting de Gijón, lo que más le gusta hacer es “hablar con los humanos, porque son emocionales” y su tarea pendiente es “hacer fabada”. Esta conversación es parte de su trabajo. Se trata de un robot de bienvenida y acompañamiento. Sabe saludar a los que no son de su especie en ocho idiomas y dar instrucciones, horarios o direcciones. Un trabajo muy similar al de Pepper, el que quizás sea el robot de bienvenida más famoso del momento —entre alguno de sus últimos logros está interpretar la ‘Novena Sinfonía’ de Beethoven.

Repartir y entregar paquetes:

“Hay un robot en la puerta esperándole”. Con este mensaje Simone, una ciudadana del barrio de Greenwich en Londres, se convirtió el pasado diciembre en la primera persona en recibir un paquete en casa de ‘manos’ de un robot. Estos aparatos, que ya se han probado en unas 60 ciudades, están pensados para repartir comida a domicilio o libros de la biblioteca. Están equipados con prácticamente las mismas tecnologías que los coches sin conductor (cámaras, sensores y satélite GPS) para poder moverse por las calles. En el caso de otro nuevo robot de reparto, Spot, su forma de perro le permite también subir y bajar escaleras.

El robot de reparto de comida a domicilio en Greenwich (Londres). Crédito: Just Eat

Amazon, además de sus repartos con drones —aparatos considerados también por la Unión Europea como robots— ya ha empezado a utilizar robots en sus almacenes para transportar paquetes. Pueden trabajar 24 horas, caminar 12 kilómetros al día y han reducido el tiempo de entrega en 30 minutos.

Cuidar de niños y mayores

En una residencia a las afueras del centro de Singapur, una veintena de ancianos se mueve al ritmo de la música y de las instrucciones de su monitor. “Ahora, brazo derecho arriba”. El que guía la clase con decisión es Robocoach, un robot de tamaño real y con una gran cara sonriente. Está ya actuando en una veintena de centros y ha sido creado por un grupo de estudiantes de la Ngee, la Universidad Politécnica de Singapur, con una misión: tratar de combatir el deterioro físico de los ancianos.

Robocoach, el robot-entrenador de ancianos de Singapur. Crédito: IDA

Para el cuidado de los niños, los investigadores también están desarrollando un gran número de máquinas inteligentes. Desde robots cuentacuentos como Zenbo, de la marca taiwanesa Asus, hasta Kibo, el aparato que el MIT quiere utilizar para poder ayudar con los deberes a los niños. Además, estas máquinas han abierto nuevas posibilidades en la atención de niños con TEA (Trastorno del Espectro Autista): su lenguaje directo y sus patrones de comportamiento, sencillos y fácilmente segregables, han demostrado facilitar la interacción con los niños.

Ganarnos en concursos y juegos de mesa

La máquina vence, de nuevo, al hombre. Esa fue la sensación que dejó el algoritmo Alpha Go al barrer cinco a cero al campeón de Europa en el dificilísimo juego chino Go. La situación parecía el déjà vu de dos décadas atrás, cuando en 1996 la computadora Deep Blue tumbó al gran maestro ajedrecista, Gary Kaspárov, en su tablero. El Go es mucho más complicado que el ajedrez y sus variables son infinitas, por lo que requiere intuición, algo que se pensaba que no podían desarrollar las máquinas. Pero lo hicieron.

El ordenador Watson en el programa televisivo Jeopardy. Crédito: Paul Hudson/Flickr

Una revelación similar ocurrió cuando el ordenador Watson, de IBM, ganó a dos concursantes en el famoso programa estadounidense Jeopardy. Watson, además de ser más rápido, tuvo que aprender dobles sentidos y juegos de palabras. Pero, además, estos robots no están limitados exclusivamente a competiciones mentales, sino que también se han lanzado a otros más físicos. Y con éxito. Un robot ya ha conseguido vencer al futbolín a un grupo de estudiantes suizos, a los que superó en reflejos, rapidez y potencia de golpeo de la pelota.

Realizar operaciones médicas

El primero de los robots cirujanos se llamó en el año 2000, con gran acierto, Da Vinci. Este sistema robótico se convertía en los brazos y en los ojos del verdadero médico. Permitía poder efectuar complicadas operaciones a distancia y disponer de cirujanos especializados que se hallaban a miles de kilómetros del hospital donde estaba el paciente. Da Vinci realizaba con sus cuatro brazos desde trasplantes hasta seccionar huesos. A pesar de los beneficios había un gran inconveniente: este robot no era realmente un robot, ya que debía estar estrictamente manejado por un humano.

Un cirujano utiliza al robot Da Vinci para realizar una operación quirúrgica. Crédito: Wikimedia

En 2016 se dieron a conocer los logros de STAR, acrónimo en inglés de Robot Inteligente Autónomo para Tejidos Blandos. Diseñado por expertos del Instituto Sheikh Zayed de Innovación en Cirugía Pediátrica (EE UU), superó a cirujanos con casi una década de experiencia a la hora de suturar. Y no solo eso. Comparado con Da Vinci, STAR sí es inteligente. Este aparato es autónomo, es decir, opera sin intervención humana. Los cirujanos programan la operación y la supervisan. ¿Sus trucos? El robot cuenta con visión 3D, luz de infrarrojos y un algoritmo de sutura programado con las técnicas de cirugía más reconocidas y con todo lo que la física sabe de los tejidos orgánicos.

Hacer las tareas de la casa:

La idea de tener un mayordomo robótico que se ocupe de las tareas de la casa siempre ha sido atractiva para los humanos. Sin embargo, el gran coste y la dificultad que entraña crear un solo aparato que pueda ocuparse de tan variadas tareas ha obligado a cambiar la perspectiva. ¿Por qué no tener un robot para cada función?

Robotina, la mayordoma robótica de Los Supersónicos. Crédito: Los Supersónicos

La fiebre por este tipo de aparatos nació con Roomba, la aspiradora ‘inteligente’ que detecta, gracias a sus sensores, las zonas por las que debe limpiar. Después han aparecido también los robots cortacésped, con horarios diarios y zonas programables, o los ‘limpia-barbacoas’, un invento pensado para esta afición típicamente norteamericana. Estos aparatos también se han subido a limpiar a las mesas y cristales. En los últimos, la industria china está haciendo un gran esfuerzo de desarrollo.

Conducir vehículos:

Al pensar en robots, solemos pensar en un aparato sonriente y con cierta similitud humana. Pero lo cierto es que se considera robot a cualquier máquina automática programable que pueda realizar determinadas tareas de forma autónoma. Lo es, sin duda, el coche sin conductor —capaz de tomar decisiones autónomas tras analizar millones de datos recogidos con cámaras y sensores.

El coche autónomo de Google. Crédito: Smoothgroover/Flickr

Un reciente informe aprobado por el Parlamento Europeo sobre la regulación de los robots afirmaba que uno de los asuntos más urgentes son estos vehículos sin conductor. Aunque se espera que hasta 2020 no lleguen de forma completamente autónoma, empresas como Tesla o BMW ya están probando algunas unidades con piloto automático. La mayoría de los accidentes en las carreteras se producen por errores humanos. Estos nuevos robots no solo saben conducir, sino que llegarán a hacerlo mejor que nosotros.

Por Beatriz Guillén

@BeaGTorres

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