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26 mayo 2014

Neutrinos desde el espacio y más allá

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José Antonio López Guerrero comparte con nosotros su espacio de divulgación en RNE  “Entre Probetas”, para presentarnos IceCube: el observatorio de neutrinos situado en la Antártida.

La Antártida es para muchos, recordando la frase “piloto” de la saga “Star Treck”,  “La última frontera”. No ha de ser menos la ciencia de este continente helado…

IceCube es una estructura de un kilómetro cuadrado enterrada a 2500 metros bajo el hielo antártico cuya finalidad es la detección de los escurridizos neutrinos –partículas subatómicas sin carga y poca masa- que nos llegan del espacio exterior –el Sol, por ejemplo-. Tras varios años de investigación, un grupo internacional de cerca de 300 científicos, de 12 países acaban de publicar en Science la detección, por vez primera, de neutrinos de muy alta energía procedentes, según parece, de más allá de la Vía Láctea. Para Francis Halzen, investigador principal de IceCube, “es muy gratificante ver finalmente lo que se ha estado buscando. Estamos ante el comienzo de una nueva era en Astronomía”. ¡Casi nada!

Los neutrinos pueden producirse por varias causas y fuentes, tanto desde el espacio, sobre nuestra atmósfera o, ya puestos, en el acelerador de partículas del CERN, en Ginebra. Ya en 1987, por ejemplo, se detectaron neutrinos producidos por una supernova –la explosión y muerte de una estrella-. Según los autores, en esta ocasión, y aunque se han detectado objetivamente pocos neutrinos –varias docenas-, es interesante constatar la alta energía que contenían: hasta 1000 millones de veces más que los de la anterior supernova o los procedentes del Sol. Estamos, pues, ante una herramienta –IceCube- imprescindible para una nueva era de exploración cósmica.

IceCube consiste en una superficie helada taladrada varios kilómetros con 87 agujeros. A lo largo de los agujeros se situarían los detectores de estos neutrinos que han llegado a tener desde 30 millones hasta los 1000 millones de MeV. Alucinante. Tan alucinante como el nombre que han llegado a ponerles a algunos de ellos… Epi y Blas. Sin comentarios.

Puedes disfrutar del contenido original aqui.

 José Antonio López Guerrero (JAL)

Profesor titular de microbiología de la UAM. Investigador y director de cultura científica del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa.

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