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02 julio 2013

Mónico Sánchez, innovación en la España de hace 100 años

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El gran Mónico, la insólita aventura de un ingeniero manchego en tiempos de crisises un libro de Manuel Lozano Leyva que me ha gustado especialmente. Quizás porque trae un poco de optimismo en una época que lo necesita. Quizás porque cuenta la historia de un ingeniero, autodidacta y sin estudios oficiales, que logró triunfar en una España aún mas complicada que la actual. Quizás porque yo mismo me enfrento a un ERE de extinción y, como muchos otros, debo plantearme cómo continuar a partir de ahí.

Este libro me lo envío generosamente la editorial Debate. Es  breve, apenas 170 páginas, y me descubrió un personaje fascinante. Sin ser una biografía al uso, el libro recorre los principales acontecimientos de la vida de Mónico Sánchez Moreno, un inventor, ¡y millonario! español que vivió de 1880 a 1961. La historia comienza presentándonos a un simple recadero sin estudios ni recursos que nació en un pequeño pueblo de Castilla-La Mancha. No sabía inglés pero su curiosidad le llevó a apuntarse a un curso a distancia en una institución británica, la “Electrical Engineer Institute of Correspondence”. En aquella época, la electricidad era todavía un fenómeno reciente, un descubrimiento sorprendente para el cual se buscaban aplicaciones. Esa misma curiosidad, y una buena dosis de ambición, lo llevaron a Nueva York con solo 23 años. Allí aprendió a utilizar la electricidad de forma práctica y tanteó el campo de la incipiente comunicación inalámbrica. Pero su interés se volcó en otro fenómeno aún más reciente y misterioso, los rayos X. No le interesaban como científico, solo buscaba sus aplicaciones prácticas. Su principal logro fue el desarrollo de equipos portátiles de rayos X mucho más avanzados que los anteriormente existentes. Unos equipos que logró patentar y comercializar por medio mundo.

Nueve años después, y ya millonario, decidió traer esta tecnología a España. Su intención era producir los equipos a gran escala en su localidad natal de Piedrabuena. Gracias a él, un pequeño pueblo de poco más de 3.000 habitantes creció y prosperó alrededor del “Laboratorio Eléctrico Sánchez”. Tuvo que empezar de la nada en un pueblo que no disponía de redes de agua potable, ni electricidad, ni de industria auxiliar, con problemas de acceso y con una población mayoritariamente analfabeta. Su desarrollo coincidió con la Primera Guerra Mundial, una masacre donde los equipos de rayos X portátiles fueron una gran ayuda para mejorar el tratamiento de los heridos. Su diseño fue elegido para equipar a las ambulancias de campaña del ejército francés lo que contribuyo a reducir el número de bajas durante la guerra. Durante algún tiempo, Piedrabuena fue una referencia en lo que ahora llamaríamos ingeniería biomédica.

Como he dicho, el libro es corto, se puede leer y disfrutar de un tirón. No voy a develaros todo su contenido pero creo que no descubro ningún secreto si os adelanto que la historia de Mónico Sánchez acabó en fracaso. Es fácil suponerlo ya que, desgraciadamente, casi nadie lo recuerda ahora. La desaparición fue una consecuencia más de nuestra guerra civil y de sus resultados. Una España arrasada que vivió décadas de autarquía y férrea dictadura. Tampoco ayudó el propio carácter de Mónico. Y, sin embargo, su historia sigue siendo un hito que merece ser recordado.

Cuando se habla de ciencia española nos entristecemos con la ausencia de premios Nobel españoles, siempre centrados en la literatura. Como ingeniero, también me entristece el olvido de grandes inventores e ingenieros cuyo trabajo no tuvo continuidad. Probablemente, porque nos ha faltado un tejido industrial adecuado que les diese apoyo. Pero no quiero acabar dejando un mensaje negativo. Como nos demuestra la historia de Mónico Sánchez es posible tener éxito incluso en las peores circunstancias. Y, aunque puede ser necesario emigrar para formarse, también es posible volver y construir una industria que se convierta en referencia mundial.

Ambrosio Liceaga

Creador del blog Ciencia de Bolsillo y colaborador de naukas.com, Pamplona (España)

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