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31 mayo 2014

Los bisontes vuelven a Atapuerca

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Este verano, los bisontes volverán a pastar por las praderas de Atapuerca de las que desaparecieron hace miles de años. Junto a ellos habrá uros —parientes de los toros extinguidos hace más de dos siglos— y caballos salvajes. La parcela en la que estarán viviendo todos estos animales, en la sierra de la Demanda (Burgos), estará abierta al público y los visitantes podrán ver en vivo escenas similares a las que dejaron inmortalizadas los artistas de la cuevas de Altamira hace 15.000 años.

Uno de los bisontes en la reserva de San Cebrián de Mudá (Palencia). CRÉDITO: Javier Álvarez Robb

El proyecto de Atapuerca se llama Paleolítico Vivo y es uno de los ejemplos más recientes de una práctica conocida en inglés como rewilding. El rewilding pretende volver a asilvestrar grandes extensiones de terreno y darle una nueva vida a fincas sin uso a través de la introducción de especies que, a pesar de haber estado ausentes de muchas zonas de Europa desde hace miles de años, se adaptan sin problemas a los nuevos entornos.

Hasta el momento, el mayor proyecto de este tipo es Rewilding Europe. La iniciativa pretende recuperar un millón de hectáreas por toda Europa soltando en ellas bisontes europeos, uros, linces y muchas otras especies.

Una de las cinco áreas del proyecto está en el suroeste de la la Península Ibérica, en las dehesas entre España y Portugal. El aspecto de las dehesas con sus extensiones de encinas dispersas ha sido en parte modelado por las especies que lo habitan. En la actualidad se trata de ganado ovino o porcino, pero antes de la llegada de la ganadería también había otras especies que se encargaban de forma natural de limpiar los arbustos y podar en parte los árboles para buscar su alimento, lo que revertía en un ecosistema mucho más saludable. El objetivo del proyecto Rewilding Europe es devolver parte de esas especies al que fue su ecosistema natural con una mínima intervención humana. La mitad española de esta parte del proyecto se está realizando en una parcela de más de 500 hectáreas en Salamanca donde el objetivo es introducir al caballo salvaje, el uro y el conejo, que sorprendentemente está  apunto de desaparecer de este ecosistema. La parcela es una antigua explotación ganadera hoy en desuso para esta práctica. La consolidación de estas especies, sobre todo del conejo, podría lograr incluso la llegada de nuevas poblaciones de lince ibérico, señalan los responsables del proyecto.

El asilvestramiento cumple una función medioambiental en un panorama de progresivo abandono del campo y la ganadería. “Los herbívoros salvajes ayudan a prevenir los incendios forestales y a mantener medios abiertos, los cuales son receptores de una mayor biodiversidad”, ha explicado Carlos Sánchez, de la Fundación Naturaleza y Hombre y uno de los responsables del proyecto de rewilding en Salamanca. Al igual que en otras zonas de España, el campo atraviesa un momento duro en el que las ayudas europeas están bajando y cada vez es más complicado mantener algunas explotaciones ganaderas. Esto ha supuesto el abandono de fincas dedicadas a la ganadería, su desuso y, con ello, un mayor riesgo de incendios y otros problemas. Los promotores del rewilding venden esta práctica como una solución tanto para el abandono del campo como para la creación de una nueva fuente de empleo y beneficios en forma de reservas naturales que recrean los ecosistemas perdidos de Europa.

España se está convirtiendo en uno de los epicentros europeos de esta práctica y hay varios proyectos paralelos a Rewilding Europe ya en marcha. Por ejemplo, en Asturias ya se ha probado la reintroducción de bisonte europeo con resultados medioambientales positivos.

“Seis bisontes han convertido un matorral impenetrable de 40 hectáreas en Asturias en una zona de pasto con matorral escaso en siete meses”, explicaba Fernando Morán, presidente de la Asociación para la Conservación del Bisonte Europeo, a El Mundo. La localidad de San Cebrián de Mudá, en plena montaña palentina, también ha recurrido a este modelo de repoblación con bisonte europeo para intentar revitalizar la economía gracias al turismo. El pueblo ya planea ampliar la parcela en la que viven los bisontes para crear un “Parque del Cuaternario” con especies como uros, onagros y caballos salvajes.

La misma idea de revitalización subyace en el proyecto de Atapuerca, que echará a andar en julio. “Pretendemos coincidir con las excavaciones en los yacimientos de Atapuerca,será el mejor momento para abrir al público la nueva reserva”, explica Eduardo Cerdá, uno de los promotores de Paleolítico Vivo. El proyecto calcula que los bisontes y el resto de animales atraerán a unos 20.000 visitantes nuevos, que se podrán sumar a los más de 100.000 que ya visitan los yacimientos de Atapuerca y el Museo de la Evolución Humana, en Burgos.

Sin embargo el rewilding también puede tener pegas. El proyecto de Burgos, por ejemplo, ha sido recibido con críticas por las asociaciones ganaderas de la zona. Su preocupación es que los nuevos animales, introducidos en una parcela de Salgüero de Juarros, traigan enfermedades que puedan extenderse al ganado vacuno de la zona debido al difícil control que plantean animales como los uros. De hecho, cuando llegó el primer grupo de uros desde Holanda, en febrero de este año, estos saltaron las vallas y quedaron libres por la zona. Cerdá señala que ya se está instalando un vallado nuevo que impedirá que los animales salgan de la parcela.

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