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03 agosto 2016

La vitamina del sol

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Lucir un bonito bronceado no es la única consecuencia positiva de exponerse al sol. La salud también puede salir ganando, compensando incluso el riesgo de desarrollar cáncer de piel. Así lo indican las más recientes investigaciones sobre la vitamina D, una molécula que nuestra piel sintetiza al recibir la luz del sol y que se acumula durante el verano, con exposiciones prolongadas. Y es que los bajos niveles  de vitamina D en el organismo están ligados a un aumento de la incidencia del cáncer, la diabetes, las infecciones respiratorias y los problemas cardíacos.

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El sol tiene más efectos positivos que negativos en la salud, según los expertos. Crédito: David R

La relación directa entre los niveles bajos de vitamina D y el cáncer, independientemente de dónde vivamos, la ratificaron la pasada primavera investigadores de la Universidad de California (EE UU), que en un artículo publicado en PLOS ONE calcularon los niveles exactos de esta molécula que necesitamos tener en la sangre para que el riesgo de tumores se reduzca drásticamente. Y llegaron a la conclusión de que las mujeres que alcanzaban concentraciones de esta vitamina de 40 nanogramos o más por mililitro de sangre tenían un 67% menos de probabilidades de sufrir cáncer.  Es decir, el doble de la cantidad de vitamina D recomendada por el Instituto de Medicina estadounidense para garantizar una buena salud ósea.

“En estudios de laboratorio se ha demostrado que la vitamina D inhibe la proliferación celular, el potencial metastásico y la angiogénesis -formación de nuevos vasos-, además de aumentar el suicidio celular o apoptosis y presentar propiedades antiinflamatorias”, explica a OpenMind Kimmie Ng, oncóloga de la Universidad de Harvard (EE UU). “Como muchos de estos procesos fallan en el cáncer, unos años atrás surgió la hipótesis de que la vitamina D podría ser un buen agente anticancerígeno, y los datos clínicos parecen corroborarlo”, añade.  Sin ir más lejos, hace poco se demostró que cuanto más alta es la latitud en la que vive una persona más probable es que padezca cáncer colorrectal o cáncer de mama. A lo que se suma el riesgo de sufrir leucemia se duplica también entre quienes habitan más cerca de los polos.

Influye en el sistema inmune

El sistema inmune tampoco se desenvuelve demasiado bien con escasa vitamina D. De hecho, su concentración condiciona en buena medida cómo responden nuestras células defensoras ante procesos inflamatorios e infecciosos. Si es insuficiente, los linfocitos T se quedan paralizados, sin capacidad de moverse al lugar del ataque, y las bacterias y los virus tienen todas las de ganar. Sobre todo si son microbios que atacan al sistema respiratorio, de acuerdo con las últimas pesquisas científicas.

Por otro lado, el corazón lo paga muy caro cuando la vitamina D escasea. Un estudio realizado por cardiólogos estadounidenses el año pasado revelaba que las enfermedades coronarias, los infartos y los ataques al corazón aumentan cuando la concentración de esta molécula cae por debajo de 15 nanogramos por mililitro de sangre. Es más, según un estudio de Heidi May y sus colegas del Intermountain Medical Center Heart Institute (EE UU), midiendo la vitamina D de nuestro torrente sanguíneo se puede predecir con bastante precisión el riesgo de que nuestro corazón falle.

Reducir la mortalidad

A esto se le suma que existen estudios que demuestran que la falta de esta vitamina duplica el riesgo de esquizofrenia, aumenta la disfunción eréctil, favorece las alergias, dificulta la recuperación en enfermos de sida y aumenta la incidencia de asma y de párkinson. “Cada vez existen más evidencias de que la vitamina D previene enfermedades crónicas incluyendo el cáncer y las cardiopatías, pero también la diabetes y las enfermedades autoinmunes”, puntualiza la doctora Ng. Eso explicaría por qué un estudio del que se hacía eco Archives of Internal Medicine encontró que basta incrementar la vitamina D en sangre para que se reduzca la mortalidad por cualquier causa en un 7%. Teniendo en cuenta que se estima que al menos mil millones de personas en todo el planeta tienen niveles deficientes de vitamina D, los expertos aseguran que no podemos quedarnos de brazos cruzados.

No todos los expertos recomiendan tomar el sol para conseguir vitamina D. Crédito: Maciej Serafinowicz.

¿Significa eso que debemos tomar más el sol, a pesar de que durante años los expertos nos han alertado del riesgo que supone para la piel el exceso de rayos ultravioleta? Los datos no dejan lugar a dudas: incluso a pesar del riesgo de melanoma, el número global de casos de cáncer de cualquier tipo se reduce drásticamente cuando nos exponemos asiduamente el sol por efecto de la vitamina D.  “En lo que al cáncer se refiere, el sol tiene más efectos positivos que adversos sobre la salud”, concluía el oncólogo noruego Johan Moan en la prestigiosa revista PNAS. No obstante, y aunque no cabe duda de que los rayos ultravioletas tipo B son los más eficientes a la hora de aumentar la concentración de esta molécula en sangre, muchos investigadores dudan si es suficiente para recomendar el bronceado como hábito saludable. Sin ir más lejos, Kimmie Ng defiende que “no debemos exhortar a la exposición a la luz solar y, dado que la vitamina D en la comida no es suficiente, el mejor modo de corregir el déficit sería tomar suplementos vitamínicos, previa consulta con un médico”.

Elena Sanz para Ventana al Conocimiento

@ElenaSanz_

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