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05 agosto 2015

La revolución de la robótica

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En el futuro conviviremos con todo tipo de drones, robots, coches autónomos y otros entes electrónicos. Pero, ¿cuánto falta para que esa ciencia ficción sea parte de nuestro día a día? ¿De qué tareas tediosas o peligrosas nos librarán primero los robots? Para responder a estas preguntas, repasamos las últimas creaciones de los laboratorios y universidades punteros en el mundo. Este es el aspecto que tendrá el futuro… de momento.

1. Humanoides

Pese a su enorme avance en autonomía y capacidades en los últimos años, aún queda mucho para que veamos un auténtico Terminator o C3PO andando por nuestras calles. Los robots diseñados para moverse como nosotros o para utilizar nuestras herramientas son mucho más complicados que aquellos creados para tareas específicas, como los robots de una cadena de montaje. Para estimular el desarrollo de estos humanoides, la agencia encargada del desarrollo tecnológico para uso militar de los EEUU (DARPA, por sus siglas en inglés) ha creado una competición anual dotada con 3,5 millones de dólares en premios.

La competición fue lanzada tras el desastre de la central nuclear de Fukushima (Japón) ante la necesidad de desarrollar robots capaces de desplegarse en zonas catastróficas y se plantea como una carrera cronometrada en el que los robots deben pasar una serie de pruebas, como conducir un vehículo diseñado para humanos, recorrer zonas llenas de escombros, abrir puertas, subir escaleras y usar herramientas comunes, como un taladro.

El ganador de la edición de este año fue DRC-HUBO, diseñado por el equipo del Instituto Coreano de Ciencia y Tecnología Avanzados (KAIST). Este robot se destacó sobre sus competidores por ser relativamente ligero, tener una gran destreza manual y ser capaz de arrodillarse mientras se desplaza rápidamente. Su victoria consolida a Corea del Sur como una potencia internacional de la robótica. Aunque ver estas máquinas con aspecto humano subiendo escaleras puede hacer pensar en un apocalipsis robotizado, de momento podemos respirar tranquilos, como demuestra este video recopilatorio de las caídas de los robots durante la última edición de la competición.

2. Cuadrúpedos todoterreno

La naturaleza es una gran fuente de inspiración para la robótica. La evolución ha hecho un gran trabajo para refinar formas eficientes de movimiento y los ingenieros se inspiran en ellas para replicarlas según sus necesidades. Recientemente, ingenieros del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) presentaban un asombroso video en el que un robot al que llaman “el guepardo” era capaz de correr y saltar obstáculos de hasta 30 centímetros de alto. Este guepardo lleva ya algunos años en desarrollo, pero cada vez se refinan más sus habilidades. Cuando los ingenieros consideraron que habían desarrollado su velocidad y estabilidad hasta un punto satisfactorio, decidieron ‘enseñarle’ a saltar.

El guepardo robótico creado en el MIT. Crédito: MIT, Haewon Park, Patrick Wensing, and Sangbae Kim.

Otra versión de cuadrúpedo es esta mula de carga, diseñada por Boston Dinamics para DARPA. La mula está diseñada para moverse por terrenos difíciles transportando una carga de hasta 180 kilos y viajar hasta 30 kilometros sin repostar. En las últimas versiones le han añadido la capacidad de seguir a un líder. Es fácil imaginar a los ejércitos del futuro adentrarse en territorio enemigo seguidos de unas cuantas de estas mulas cargando con el equipo pesado, o ¿por qué no pensar también en irnos de acampada sin tener que cargar la mochila?

3. Peces (y otras cosas blandas)

La robótica blanda o “soft robotics” es una disciplina relativamente nueva que también se inspira en los diseños biológicos. En este caso imitando los tejidos blandos para realizar tareas más delicadas o en zonas de difícil acceso a la que los robots rígidos no pueden acceder. La robótica blanda se basa en el uso de nuevos materiales flexibles y aire comprimido u otras técnicas para lograr que los cuerpos blandos de los robots se flexionen y estiren para realizar distintas tareas como arrastrarse a través de grietas en zonas de desastre o agarrar objetos con propiedades cambiantes.

Pez robótico desarrollado en el MIT. Crédito: MIT, M. Scott Brauer

Estos robots tienen la ventaja de ser baratos y se pueden desplegar en grandes cantidades para realizar misiones concretas. Uno de los mejores ejemplos son estos peces robóticos desarrollados por la Universidad de Essex en el Reino Unido, o este del MIT. Otras aplicaciones son los tentáculos o actuadores blandos para coger objetos irregulares que necesitan una extremidad adaptable para que el robot pueda interactuar con ellos.

4. Insectos, gusanos y moscas

Si hay algo que ha inspirado a los fabricantes de robots desde el comienzo de la robótica son los insectos. Sin embargo, en los últimos tiempos gracias a la miniaturización y al desarrollo de nuevos materiales, ya no sólo se parecen a insectos sino que tienen el tamaño de los mismos. Por ejemplo esta mosca/libélula o esta cucaracha desarrolladas por el laboratorio de microrrobótica en la Universidad de Harvard.

Moscas robóticas. Para ensamblarlas se utiliza un método similar al origami. Crédito: Wiss Institute

Otro ejemplo es esta especie de gusano, llamado Omnitread, desarrollado en la Universidad de Michigan. Este robot está diseñado para moverse a través de terreno extremadamente difícil, como los escombros de edificios en ruinas. También se puede mover por arena, grava o vegetación densa.

5. Exploradores del espacio

El espacio es la última frontera tanto para humanos como para robots. De hecho ellos nos llevan ya bastante ventaja, ya que la exploración robótica del Sistema Solar lleva ya varios años en marcha. No hay más que recordar que actualmente hay unos cuantos robots explorando la superficie marciana. Desde hace algún tiempo, la NASA ha planteado el concepto de utilizar robots en sus misiones, bien en solitario o como apoyo a los equipos humanos. Ya en marzo de 2012, enviaron a la Estación Espacial Internacional a un “Robonauta”, llamado R2 al que sometieron a distintas pruebas.

El futuro explorador especial de la NASA, R5, apodado Valkirie. Crédito: NASA.

Ahora la agencia está desarrollando el R5, apodado “Valkirie”, un robot con mayor capacidad diseñado para operar sobre el terreno, probablemente del planeta Marte. R5 tiene 44 articulaciones contiene una multitud de cámaras en la cabeza y las articulaciones, además de sonar para detectar obstáculos.

Por Javier Barbuzano para Ventana al Conocimiento

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