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24 julio 2018

La noche de la luna de sangre

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ACTUALIZACIÓN: La noche del domingo 20 al lunes 21 de enero de 2019 se producirá un eclipse total de Luna que se podrá observar desde todo el continente americano, Europa y África occidental. Aquí puedes consultar si será visible en tu zona y cuál será el horario de cada fase del eclipse.

Este 27 de julio, viernes, podremos ver sobre el horizonte este aparecer una “luna de sangre” justo después de la puesta de Sol. Parece el principio de una novela de terror, pero no esperamos vampiros ni monstruos, sino la efeméride astronómica más espectacular de 2018: será, además, uno de los mejores eclipses de últimos años. Su fase de totalidad durará 103 minutos, por lo que será el eclipse más largo del siglo XXI.

Los eclipses de luna son por sí mismos de los fenómenos más destacados del cielo. En pocas horas se puede ver como la sombra de la Tierra va mordiendo el disco lunar, hasta teñirse de rojo al entrar en la fase de totalidad.

Para verlo solo es necesario buscar un horizonte lo más despejado posible, donde se vaya a producir el eclipse, llevar una silla o tumbona de playa para observar cómodamente y, si podemos, alejarnos de las ciudades y de la contaminación lumínica. Así, desde el campo o la montaña veremos el evento con un telón de fondo de estrellas.

A simple vista la imagen ya merece la pena, pero usando unos prismáticos es aún más sorprendente. Sirven esos mismos que están casi olvidados en algún cajón de casa; y no importa si pensamos que son malos binoculares, los más sencillos sirven perfectamente.

La ‘Luna de sangre’ se levanta sobre Mt. Vernon (Washington, EEUU) | Crédito: liquidcrash

¿Por qué no hay un eclipse lunar todos los meses?

Los eclipses de Luna no son fenómenos raros. Todos los años se producen al menos dos, que pueden verse en todo el hemisferio donde es de noche en el momento de la ocultación. Así que, al menos una vez cada dos años, es posible ver un eclipse de Luna desde cualquier punto del planeta, sin tener que viajar para poder observar. Mucho más difícil es ver un eclipse Solar. Aunque también se producen dos al año, sólo se pueden ver en una estrecha franja de sombra de unos pocos kilómetros; por eso, para ver un eclipse total de Sol sin cambiar de ubicación sería necesario esperar una media de 400 años: o tenemos mucha suerte, o tendremos que viajar para ver uno.

Sin embargo, si vemos el clásico diagrama de un eclipse lunar, en el que la Luna pasa por la zona de sombra terrestre cada 28 días, algo parece no encajar… ¿no debería haber un eclipse al mes?

El motivo es que la Luna orbita la Tierra con cierta inclinación. La condición necesaria para que se cumpla el eclipse, que el centro de la Luna, Tierra y Sol estén en la misma línea, o, dicho de otra forma, los tres cuerpos estén a la misma “altura” sólo se produce dos veces al año. El resto de Lunas llenas, el satélite pasa por encima o por debajo de la sombra de la Tierra.

¿Por qué no desaparece la Luna al pasar por sombra de la Tierra?

Igualmente podríamos pensar por qué no desaparece la Luna. Si pasa por la sombra de la Tierra (donde no recibe luz del Sol) y no tiene luz propia, ¿cómo es posible que se vea roja? La explicación está en que la Tierra no es completamente un cuerpo opaco, pues una de sus capas más externas es transparente: la atmósfera. La luz que atraviesa esa finísima capa se refracta o se curva, de forma que llega a la Luna y la ilumina ligeramente.

Esto hace que el rojo de los eclipses lunares sea variable. Cuanto más contaminada esté la atmósfera, más luz será bloqueada y menos visible será la Luna durante el eclipse. Dependiendo de lo oscuro que sea el eclipse, la escala de Danjon mide la intensidad de este.

Es difícil predecir cómo de oscuro o claro va a ser un eclipse. Las erupciones volcánicas, que lanzan gran cantidad de ceniza y polvo a la atmósfera también influyen notablemente, así que no hay dos eclipses iguales.

¿Por qué la luna se ve roja durante un eclipse total?

Como decíamos, la Luna sigue un poco iluminada durante la fase de totalidad porque en ese momento una parte de la luz del Sol atraviesa la atmósfera, como si se colara por una rendija. Y nuestro satélite se ve rojo debido a que esa luz, al traspasar la atmósfera, sufre un fenómeno conocido como dispersión de Rayleigh, que también ayudó al físico John Tyndall a explicar por qué el cielo es azul y las puestas de sol son rojas.

Para comprobarlo con un simple experimento en casa, usando una linterna y un vaso de agua en el que diluimos un poco de leche: si intentamos ver la bombilla de la linterna directamente a través del agua veremos la luz enrojecida, mientras que si podemos el haz de luz perpendicular el color será gris azulado.

El color rojo de la Luna durante la totalidad de un eclipse es en realidad el reflejo de todas las puestas de Sol y amaneceres del planeta Tierra a la vez. Ahora lo sabemos gracias a Rayleigh y Tyndall, pero en el pasado las explicaciones sin duda eran más mitológicas y sobrenaturales, especialmente por el color rojo, el color de la sangre. Parece natural que en en el pasado se denominase “Luna de sangre” a un eclipse lunar total, y así ese espectacular nombre ha llegado hasta nuestros días.

Un cambio de perspectiva

Podemos acostumbrarnos a ver eclipses de Luna: son fenómenos fáciles de observar, que se producen un par de veces al año y que, cuando suceden, son visibles en mitad del planeta. Pero en el futuro quizás podamos ver un fenómeno aún más espectacular: un eclipse lunar en la Luna; o mejor dicho, un eclipse de Sol en la Luna.

Poco a poco desde la superficie lunar veríamos como un gran “mordisco” devora al Sol y justo en el momento de totalidad podríamos ver cómo se forma un intenso anillo rojo y puede que incluso alguna luz de las grandes ciudades de la Tierra en las que en ese momento es de noche. Mientras tanto todo el horizonte se teñiría de rojo, a juego con el color de la luz que llega al satélite: debido a la reflectividad del paisaje lunar, nos dejaría una postal sobrecogedora.

Para disfrutarlo en toda su magnitud, tendremos que volver a la Luna. Sin ninguna duda, en el futuro este será un reclamo turístico de las agencias de viaje interplanetarias. Los más impacientes no necesitan mucha imaginación, pues gracias a los ojos robóticos de la sonda espacial Kayuga —de la Agencia Espacial Japonesa (JAXA)— ya pudimos ver en 2009 este fenómeno, a modo de aperitivo.

Ya nos coincida en la Tierra o en la Luna, deberíamos marcar este y los próximos en el calendario. Un eclipse de Luna nunca defrauda.

Más información:

Cómo fotografiar un eclipse de luna

Retransmision en directo

Borja Tosar

@borjatosar

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