Elaborado por Materia para OpenMind Recomendado por Materia
5
Inicio ¿Qué salió mal con la pandemia de COVID-19? Todos lo esperaban, pero nadie estaba preparado
28 mayo 2020

¿Qué salió mal con la pandemia de COVID-19? Todos lo esperaban, pero nadie estaba preparado

Tiempo estimado de lectura Tiempo 5 de lectura

La pandemia del coronavirus SARS-CoV-2, causante de la COVID-19, ha extendido por el mundo una marea de pánico por el miedo al contagio, pero también de indignación contra las capacidades de los distintos gobiernos para luchar contra este azote. En numerosos países han cuajado las protestas, que curiosamente en diferentes lugares han venido promovidas por organizaciones de muy distinto signo político, dirigiéndose contra aspectos muy variados o incluso opuestos de las medidas gubernamentales. Si alguna conclusión puede extraerse de todo ello es que el sentimiento colectivo del ser humano parece confluir en una idea: no estábamos preparados, y por ello la respuesta ha sido ineficaz o insuficiente.

Esta falta de preparación resulta chocante, teniendo en cuenta que, para la comunidad científica y los organismos internacionales, la pandemia no ha sido una sorpresa. Basta mencionar algunos ejemplos de los últimos años. En 2015, el magnate y filántropo Bill Gates advertía del peligro de una pandemia capaz de matar a diez millones de personas. Un año después, el Global Priorities Project de la Universidad de Oxford y la fundación sueca Global Challenges Foundation insistían en una clara amenaza global de esta clase. Ya en marzo de 2019 el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, declaraba: “La cuestión no es si tendremos otra pandemia, sino cuándo”. Y solo tres meses antes del brote de la nueva neumonía en Wuhan (China), el Global Preparedness Monitoring Board, un órgano creado por la OMS y el Banco Mundial, alertaba del riesgo inminente de una pandemia respiratoria que podría causar entre 50 y 80 millones de muertes.

La capacidad de los sistema sanitarios

Tampoco han faltado las señales de aviso. En lo que llevamos de siglo, podría decirse que como mínimo los brotes de gripe aviar H5N1, Síndrome Respiratorio Agudo Grave (SARS), la pandemia de gripe A H1N1 de 2009, el Síndrome Respiratorio de Oriente Medio (MERS) y el ébola deberían haber bastado para poner al mundo en guardia. En 2018 la OMS registró por primera vez brotes de seis de los ocho patógenos emergentes considerados más preocupantes.

BBVA-OpenMind-Yanes -Que salió mal covid 19-2-Hospital de campaña construido en las afueras de Östra Sjukhuset, en Gotemburgo, en respuesta a la pandemia. Crédito: Helén Sjöland
Hospital de campaña construido en las afueras de Östra Sjukhuset, en Gotemburgo, en respuesta a la pandemia. Crédito: Helén Sjöland

Y lo cierto es que tal vez una gran parte del mundo creía estar preparada. El pasado marzo, un equipo de expertos de la OMS publicó en The Lancet un análisis del nivel de preparación frente a pandemias en 182 países, según los datos aportados por las propias naciones en 2018 —antes de la irrupción del nuevo coronavirus— a través de la herramienta de autoevaluación State Parties Annual Reporting (SPAR), de acuerdo a los estándares del Reglamento Sanitario Internacional (RSI) —un acuerdo de 2005 firmado por 196 países y destinado a mejorar la seguridad sanitaria global. El estudio de la OMS encontraba considerables diferencias entre los estados, pero concluía que “la mitad de todos los países analizados tienen implementadas fuertes capacidades operativas de preparación, lo que sugiere que podría desplegarse una respuesta eficaz a potenciales emergencias de salud, incluyendo la COVID-19”.

Sin embargo, la experiencia no parece avalar esta conclusión. De hecho, algunos de los países más desarrollados, con sistemas sanitarios potentes, figuran entre los más golpeados por la pandemia, como EEUU, Reino Unido, Italia, Francia o España. Frente a la tibieza habitual del discurso político, quizá uno de los más claros en este sentido ha sido el ministro de Ciencia e Innovación de España, el astronauta Pedro Duque, quien en abril reconocía al diario El País que su país carecía de un plan exhaustivo y de reacción automática contra pandemias.

El ciclo de pánico y después olvido

En un comentario al estudio de la OMS en The Lancet, la epidemióloga experta en salud global Kathryn Jacobsen, de la Universidad George Mason (EEUU), resumía el motivo por el que las advertencias no han servido, ni la capacidad de los sistemas sanitarios ha bastado, para prevenir el desastre ocasionado por la COVID-19: “El ciclo de pánico y después olvido se ha convertido en rutina”. Los brotes de enfermedades infecciosas crean gran ansiedad y atraen una notable atención, pero todo esto se olvida rápidamente una vez desaparecido el peligro, y la necesidad de una mayor preparación vuelve a descender en la lista de prioridades globales, explicaba la experta.

BBVA-OpenMind-Yanes -Que salió mal covid 19-3-La capacidad de los sistemas sanitarios ha bastado para prevenir el desastre ocasionado por la COVID-19. Crédito: Hospital Clinic
La capacidad de los sistemas sanitarios no ha bastado para prevenir el desastre ocasionado por la COVID-19. Crédito: Hospital Clinic

Un ejemplo de ello lo revelaba el diario The New York Times el pasado marzo. Entre enero y agosto de 2019, la administración Trump llevó a cabo un ejercicio de simulación denominado Crimson Contagion, que planteaba un escenario de pandemia de una gripe letal con un resultado de más de medio millón de muertos en aquel país. El borrador del informe final, al que el diario tuvo acceso, constataba “la baja financiación, preparación y coordinación del gobierno federal para una batalla a vida o muerte contra un virus para el que no existía tratamiento”, señalaba el artículo. Tampoco era el primer ejercicio de este tipo, puesto que la iniciativa seguía una línea ya presente con la anterior administración Obama.

Y pese a ello, según el NYT, todos estos esfuerzos no lograron ascender a las instancias políticas superiores desde los niveles intermedios de la burocracia: “El conocimiento y el sentido de urgencia sobre el peligro parece no haber atraído nunca la suficiente atención del nivel más alto del Ejecutivo o del Congreso”, señalaba el artículo.

El éxito de Corea del Sur

En la hecatombe provocada por la pandemia, han sobresalido contados ejemplos de países que han respondido eficazmente contra la primera oleada; el ejemplo habitualmente más citado es el de Corea del Sur, que hizo frente al ataque inicial del coronavirus sin drásticas medidas generalizadas de confinamiento de su población. Pero nada es fruto de la casualidad: en 2015 Corea sufrió un alarmante brote del coronavirus del MERS, menos transmisible pero más letal que el actual SARS-CoV-2. El episodio se saldó con 38 muertes entre un total de 186 infectados. “El brote reveló los puntos débiles de la infraestructura de nuestro sistema médico, especialmente en la preparación contra enfermedades infecciosas emergentes globales”, escribía en 2018 un grupo de expertos de la Universidad Nacional de Seúl.

BBVA-OpenMind-Yanes -Que salió mal covid 19-4-Un soldado toma la temperatura a un viajero en Corea del Sur. Crédito: U.S. Army/ Pfc. Kang, Min-jin
Un soldado toma la temperatura a un viajero en Corea del Sur. Crédito: U.S. Army/ Pfc. Kang, Min-jin

En aquella ocasión, las lecciones aprendidas no cayeron en saco roto. Las deficiencias detectadas en Corea durante el brote de MERS “indujeron al gobierno a reformar el sistema sanitario, y a los sectores de salud a invertir más en enfermedades infecciosas y control de infecciones”, añadía el informe, encabezado por el especialista en medicina interna Myoung-don Oh. El resultado de todo ello fue la elaboración de un plan detallado que contemplaba el testado a gran escala, el aislamiento de los casos y el rastreo y cuarentena de los contactos, incluyendo el seguimiento electrónico de los datos de teléfonos móviles y tarjetas de crédito; medidas que en otros países han sido cuestionadas por motivos de privacidad, pero que condujeron a un éxito inicial en la contención que fue ampliamente elogiado.

Casos como el de Corea se han convertido en el modelo a imitar en otros países durante la actual pandemia, inspirando una estrategia de test-trace-isolate (testar-rastrear-aislar) que ahora muchos gobiernos persiguen. Sin embargo, los expertos insisten en una idea obvia: la preparación debe construirse con antelación. En su comentario, Jacobsen traza tres grandes líneas siguiendo estándares establecidos: lograr el cumplimiento íntegro del RSI, así como del Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres (acordado en 2015), y “que se construyan planes para prevenir, detectar y controlar brotes de enfermedades infecciosas emergentes sobre una base One Health que enfatice la interconectividad de humanos, animales y ecosistemas”.

Todo ello, subraya Jacobsen, requiere un esfuerzo multisectorial e interdisciplinario para reforzar las capacidades, desde los laboratorios hasta el sistema sanitario, sus recursos humanos y materiales y los sistemas de suministro y logística, involucrando todos los factores sociales, ambientales, políticos e institucionales. Asimismo, numerosos expertos han destacado la necesidad de tender puentes internacionales de cooperación para que las respuestas a futuras amenazas similares a la actual aprovechen las ventajas de nuestro mundo globalizado. En el fondo, la receta parece sencilla, en palabras del estudio de la OMS: “Todos los países deberían invertir en construir una mayor preparación contra emergencias de salud”. Solo así quizá se rompa ese ciclo de pánico y olvido antes de la siguiente gran pandemia.

Javier Yanes

@yanes68

Comentarios sobre esta publicación

El nombre no debe estar vacío
Escribe un comentario aquí…* (Máximo de 500 palabras)
El comentario no puede estar vacío
*Tu comentario será revisado antes de ser publicado
La comprobación captcha debe estar aprobada