Relaciones comerciales con el mundo exterior
La frontera que una compañía establece entre ella y su entorno es muy porosa y por tanto, permite que la innovación se mueva fácilmente entre los dos ecosistemas, es decir, la innovación interna y externa.
Si este intercambio lo provoca una acción consciente, entonces el resultado es la generación de valor para la Organización, es decir, las compañías pueden elaborar ideas internas para el exterior a través de canales específicos, diferentes a los tradicionales e incluso más allá de sus áreas de conocimiento, o elaborar ideas externas utilizando sus recursos disponibles.
Es lógico que una compañía no mantenga operando un negocio internamente si encuentra un equilibrio externo que genere mayor rentabilidad y sostenibilidad.
Según Roger Martin el área en la que las organizaciones consumen más fondos es investigando el “misterio”, y a menudo esta investigación no resulta satisfactoria porque no es viable económicamente. Sabemos que muchos investigadores pasan sus vidas dedicados a sus misterios sin ser capaces de dar el paso hacia la heurística, y a menudo se ven obligados a abandonar la investigación, dejando también abandonada la “heurística”.
Al contemplar el conjunto debemos encontrar este paso del misterio a la heurística. De este modo, el creador de la “heurística”, solo necesita trabajar en este aspecto y no en todo el misterio. Dada esta situación, parece normal afirmar que si la compañía no dispone de personas que lo hagan, puede y debe buscar en el exterior.
No obstante, algunas organizaciones que cultivan algunas características, de forma intensiva y casi mecánica, como el control y la jerarquía, el rendimiento y el éxito a corto plazo, y los que evitan riesgos, entre otras cosas, no son receptivos respecto al cambio y pueden no estar de acuerdo con esta forma de pensar.
En estas circunstancias, las compañías deben abrirse al mundo y superar la extendida tendencia de los gestores de seguir solo los preceptos analíticos transmitidos en las escuelas y aprendidos dentro de las organizaciones.
Cuando el pensamiento se reduce a dogmas e hipótesis es una de las mayores formas de bloqueo de creatividad a la que nos enfrentamos si se observa el comportamiento organizativo de muchas compañías.
Si queremos que los gestores de las compañías empiecen a aceptar el razonamiento abductivo, es decir, “lo que es posible”, como una parte integral del modo en que toman decisiones, debemos saber que será un logro difícil. Superar el miedo al riesgo, sin tener que basarse en bases de datos de pasados resultados, o el miedo de perder el “status quo”, es un acto de valentía excepcional.
El entorno de innovación también debe pasar por la aceptación de la interdisciplinariedad, una apertura de conocimiento y una actitud de aceptación y colaboración.
En esta misma realidad, la diversidad normalmente sobrepasa la capacidad individual, y los equipos basados en la diversidad interdisciplinaria, superan a los equipos basados en la competencia de una disciplina.
De hecho, para ser innovadoras, las compañías deben comprender que las mejores innovaciones a menudo provienen de los niveles más bajos de la Organización y que la innovación puede y debe producirse en cualquier área funcional.
Las compañías innovadoras inculcarán una cultura de innovación en toda la organización. Esta cultura se basa en la estimulación de ideas y la creatividad, sin olvidar que la aparición de fallos sigue a la convicción de que cuanto antes se encuentre el fallo menos costes supondrá.
Si existe una cultura del empoderamiento y el compromiso, hay un grado de apertura. Esto fomenta la capacidad de aprender de los fallos y centrarse en el horizonte de los resultados.
“El mayor reto es crear culturas y mentalidades abiertas y colaborativas. El canal de innovación y el modelo de “evaluación por fases” -configurando una serie de obstáculos para filtrar las ideas y proyectos de acuerdo con criterios predefinidos- se han probado y comprobado. Hace falta mucho valor para adoptar alternativas. Las empresas actuales se gestionan en gran parte para minimizar riesgos y a menudo adolecen de una mentalidad “no inventado aquí” que rechaza las ideas exteriores. Sin embargo, las compañías están empezando a darse cuenta de que muchas personas con talento y espíritu emprendedor se ocultan entre sus consumidores”. –BusinessWeek
José Baldaia
Consultor en Management e Innovación (Portugal)
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